Saltarse la fila

Argentina supo ser el primer país de Latinoamérica en erradicar totalmente la poliomelitis. Si actuamos con unidad nacional, podremos repetir aquella gesta histórica

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Ginés González García, ex ministro de Salud
Ginés González García, ex ministro de Salud

En febrero de 1956, concurrí de la mano de mi madre al vacunatorio más cercano de mi casa para aplicarme la vacuna Salk contra la poliomielitis. Más tarde, en 1964, sería perfeccionada por el doctor Albert Sabin, y me daría otra dosis, esta vez, unas gotitas en un terrón de azúcar por vía oral.

La polio era una enfermedad viral, altamente contagiosa, que atacaba la médula espinal -especialmente a niños de 4 a 15 años- y causaba parálisis corporal y, le provocaba la muerte al 15% de los enfermos.

Esta enfermedad venía causando estragos desde 1.000 años antes de Cristo y afectaba a medio millón de personas por año en todo el planeta. Recién fue erradicada en el 2020 -con algunos casos que todavía se verifican en Afganistán, Nigeria y Pakistán-.

Como ocurrió en gran parte de la historia, estas pandemias se aceptaban con cierto “fatalismo” porque no tenían cura y formaban parte del “devenir de la vida”. Como ocurre hoy con el COVID-19, se propagaban diversas “curas caseras” para prevenir la peste.

Se decía que los niños debían colgarse al cuello una bolsita de alcanfor y que debía limpiarse todo con lavandina y pintura a la cal. En Argentina, hubo dos picos de contagio en 1942 y 1956.

Para esta última fecha, Argentina tenía 19 millones de habitantes y, en ese solo año, tuvo 6.500 infectados y unos 700 muertos.

Ya en 1943, se creó la asociación civil ALPI -Asociación de Lucha contra la Parálisis Infantil- que desarrolló una tarea extraordinaria en el campo de la prevención y la rehabilitación de los afectados por esta pandemia.

El Estado argentino, conjuntamente con ALPI, reaccionó enérgicamente ante la enfermedad y logró, durante 1956, vacunar a toda la población infantil -unos 4 millones de niños y niñas- y ser el primer país de Latinoamérica que logró la erradicación total de la enfermedad -el último caso local fue en 1984.

Recién en 1995, se declararía a todo el continente americano como “Libre de Polio”.

Hace 64 años, Argentina pudo -exitosamente- obtener la vacuna y organizar la logística para enfrentar una muy grave pandemia.

Si no nos saltamos la fila, y actuamos con unidad nacional -los partidos políticos y la sociedad civil- podremos repetir esa gesta histórica que debe enorgullecernos.

Quizás tengamos que aceptar que no seremos más de lo que hemos sido. Lo que no podemos es resignarnos a ser menos.

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