Perspectivas y escenarios previos a las negociaciones con el FMI en un año electoral

Para lograr un acuerdo, el Gobierno deberá mostrar un plan de mediano plazo con un sendero de convergencia fiscal y de reducción de la emisión monetaria en una economía en la que sobran pesos y hay cada vez menos dólares

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La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y el ministro de Economía, Martin Guzman
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y el ministro de Economía, Martin Guzman

En el comienzo del año, vemos señales que aumentan las probabilidades de un escenario en donde se busquen medidas de corto plazo, considerando que el 2021 es un año de elecciones de medio término, y se guarden las correcciones de los desequilibrios macroeconómicos -fiscales, cambiarios, monetarios y tarifarios- para después de octubre. Si el objetivo estuviese puesto en mostrar una economía en recuperación con el consumo interno subiendo -más allá del rebote estadístico- y recuperando parte del empleo perdido por la pandemia y la cuarentena, es clave no sufrir un nuevo shock devaluatorio en el medio del camino y que la situación sanitaria no devenga en una segunda ola más agresiva que obligue a cerrar nuevamente la economía.

Si se opta por este rumbo, el escenario más que probable para este 2021 será de mayor ajuste del cepo cambiario, atraso el dólar oficial -respecto de la inflación-, aplazo de las actualizaciones de tarifas de servicios públicos, aumento de los programas de precios máximos e incremento del gasto en obra pública. Con este panorama, habrá que ver cómo y cuándo se cierra el acuerdo con el FMI, sobre todo porque dicho acuerdo es condición necesaria -no suficiente- para preservar la estabilidad cambiaria. Con esta estrategia hay dos limitaciones con respecto al año pasado. La primera es que la economía difícilmente tolere otra fuerte emisión de pesos adicional para cubrir el déficit fiscal como en 2020. Esto podría disparar aún más la brecha cambiaria y acelerar la inflación. La segunda es que las reservas netas en el BCRA ya no son U$S 11.500 millones como en diciembre de 2019. Actualmente son de U$S 4.400 millones, incluyendo unos U$S 3.800 millones en oro. Esto limita el poder acción del BCRA a la hora de contener presiones devaluatorias.

Lo cierto hoy es que el acuerdo con el FMI sigue siendo una prioridad y una negociación exitosa podría ofrecer un ancla de expectativas. Lo cual permitiría, al menos, estabilizar la brecha cambiaria, evitando así seguir sacrificando bonos de ANSES y el BCRA para contener a los dólares alternativos y disparando el riesgo país. Un acuerdo con el Fondo Monetario exige mostrar un plan de mediano plazo con un sendero de convergencia fiscal y de reducción de la emisión monetaria en una economía en la que sobran pesos y hay cada vez menos dólares.

Si las expectativas empeoran, en todo caso, se deberá definir la disyuntiva de acelerar el camino hacia el Fondo o profundizar la estrategia de incrementar el cepo total, más intervenciones para asegurarse las divisas del comercio exterior, más controles de precios y dejar los ajustes -cambiario, monetario y fiscal- para después de octubre.

De acá en más hay tres variables claves a monitorear en los próximos meses: las ventas de dólares del BCRA, los depósitos en dólares y la brecha cambiaria. Primeramente, el BCRA revirtió las 6 semanas consecutivas comprando dólares y acumulando reservas internacionales. Volvió a tener una posición vendedora en el mercado de cambios. Según información extraoficial, el BCRA vendió u$s 125 millones la semana pasada. Vale señalar que en el arranque de 2021 el BCRA endureció el cepo a los importadores. Entre el 2 de diciembre pasado y el 15 de enero, el Banco Central acumuló compras (netas) de dólares por US 1.192 millones. A razón de 46 millones de dólares diarios. Así logró recomponer reservas netas que tocaron un mínimo de u$s 2.240 millones a fin de noviembre.

Por otra parte, según los últimos números del BCRA, los depósitos en dólares del sector privado cayeron U$S 204 millones en el arranque del año. El stock de depósitos en dólares se ubica en U$S 15.703 millones. Tuvieron una caída de 1,3% en lo que va del año 2021 hasta 20/01. Sin embargo, vale recordar que en diciembre pasado habían aumentado muy fuertemente. Pasaron de u$s 14.678 a inicio del mes y terminaron en U$S 15.957 (+8,7%). El motivo de ese repunte fue meramente para eludir el pago del impuesto a los Bienes Personales.

Por último, los dólares alternativos cotizaron a 145/146 pesos para el dólar MEP y 148/149 pesos para el contado con liquidación. Mientras que el dólar blue cerró en 156 pesos aproximadamente. Pese a la baja de casi 40 pesos desde el punto máximo de fin de octubre, mantiene una brecha cambiaria de 80%. Sigue siendo muy alta y distorsiona el funcionamiento de la economía real. La clave para la evolución de los dólares alternativos y el dólar libre dependerá de lo ocurra en el mes de febrero cuando se revierta la suba en la demanda de pesos (por cuestiones estacionales).

Asimismo, según el INDEC, en diciembre se registró un déficit comercial de U$S 364 millones luego de 27 meses consecutivos de superávit en la balanza comercial -desde agosto de 2018. Al impacto de la brecha cambiaria se sumó el paro de aceiteros y portuarios que paralizó la actividad por tres semanas. Las exportaciones cayeron 34,1% -con precios internacionales al alza- y las importaciones subieron 24,7%, ambos en términos interanuales. El acumulado de 2020 cerró con un superávit comercial de U$S 12.528 millones. El aumento de las importaciones en diciembre (+24,7% interanual) es la mayor suba interanual desde febrero de 2018 (+22,8%). Las causas son varias. Primero, siguen recuperándose lentamente los niveles de actividad económica. Segundo, la brecha cambiaria incentiva a seguir demandado dólares a los importadores a la cotización del dólar oficial, aunque cada vez con más restricciones. Tercero, lo contrario ocurre con las exportaciones. La disparada en las expectativas de devaluación frena las ventas al exterior.

Los exportadores perciben que son muy pocos los pesos que reciben a cambio de sus productos: actualmente 87 pesos por dólar (el tipo de cambio oficial mayorista) menos las retenciones versus los 150 pesos que cotiza el contado con liquidación, el valor de referencia para las empresas que quieren dolarizar sus excedentes de pesos.

Dentro de las exportaciones, en diciembre, los rubros que más cayeron respecto del mismo mes del año pasado fueron los productos primarios, que se desplomaron 45,3%. Las manufacturas de origen agropecuario se derrumbaron 44,2%, las manufacturas de origen industrial cayeron 18,3% y combustibles y energía cayeron 10%. Los rubros de importaciones que más crecieron fueron: piezas y accesorios para bienes de capital (49,6%), bienes de capital (34,3%), bienes intermedios (31,6%) y vehículos automotores de pasajeros (14%). Mientras que el único rubro en terreno negativo fue combustibles y lubricantes (-44,2%). En resumen, el ritmo de aumento de las importaciones no se condice con la leve recuperación económica (la brecha está afectando la dinámica de importaciones).

En el acumulado de 2020, el superávit comercial fue de U$S 12.528 millones. El país le vendió al resto del mundo por U$S 54.884 millones y realizó compras por U$S 42.356 millones. Cabe señalar que en los años de crisis económicas -locales e internacionales-, Argentina acumuló siempre los mayores superávits comerciales. En el año 2002, tras la devaluación producto de la salida de la convertibilidad, el superávit comercial llegó a U$S 16.600 millones. En 2009, con el impacto de la crisis internacional, el superávit comercial ascendió a U$S 16.885 millones. En 2019 tras la crisis cambiaria iniciada en 2018, el saldo comercial alcanzó U$S 15.990 millones. Mientras que 2020 cerró con U$S 12.528 millones, menor al previsto inicialmente por la disparada de la brecha cambiaria.

A pesar de la fuerte generación de dólares vía balanza comercial y del cepo, el BCRA no logró comprar los dólares del superávit comercial. Al contrario, en el acumulado del año 2020, en términos netos, el BCRA vendió U$S 4.169 millones en el mercado de cambios para contener al dólar oficial.

En síntesis, la brecha cambiaria refleja que las expectativas de devaluación se situaron debajo del récord de octubre (150%), pero esa brecha sigue siendo muy elevada para normalizar el funcionamiento de la economía. Consistentemente con la demanda del dólar al tipo de cambio oficial por parte de los importadores, se agudizó la tendencia de retener la liquidación de divisas de los exportadores reduciendo la oferta de dólares en el mercado oficial.

En el 2021, el saldo comercial tiene un efecto positivo en las exportaciones dado por el incremento de los precios internacionales -especialmente de la soja subió 54% en los últimos 12 meses. No obstante, el rebote de la economía le dará una mayor demanda de importaciones que en 2020. En un año electoral donde probablemente se atrase el dólar oficial buscando anclar expectativas y se opte por una política fiscal expansiva, la brecha cambiaria seguirá distorsionando el comercio exterior y la economía real en general. El saldo comercial para el año 2021 probablemente sea bastante menor que en 2020.

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