“¡Es la economía, estúpido!” La célebre frase de James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton en la exitosa campaña que en 1992 le impulsó desde su modesto sillón de gobernador de Arkansas hasta el Despacho Oval de la Casa Blanca, descolocando a su contrincante republicano, George Bush, padre, que seguía volcándose en los éxitos de la política exterior estadounidense como el fin de la Guerra Fría o la Guerra del Golfo Pérsico, olvidándose de los problemas cotidianos y de las necesidades más perentorias de los ciudadanos.
El caso argentino, en cambio, pareciera ser un tanto diferente. Aquí la política condiciona a la economía. Falsas ideologías y actos un tanto populistas, con fines políticos, terminan condicionando la economía.
Días atrás, la vicepresidenta CFK escribió en su cuenta de Twitter: “Argentina es el lugar donde mueren todas las teorías económicas. Acá la actividad económica la mueve la demanda. Y la demandan nos hay otra manera de hacerla que, a través de salarios, jubilaciones y con precios de alimentos accesibles.”
La vicepresidenta CFK escribió en su cuenta de Twitter: Argentina es el lugar donde mueren todas las teorías económicas
Esta frase describe de manera perfecta la ideología dominante en la dirigencia política argentina. En primer término, cuando señala que aquí (Argentina) mueren las teorías económicas, yo mas bien diría – “las matamos”. ¿Creemos que lo que suele funcionar en el resto del mundo civilizado es un error o somos tan especiales o importantes que deberíamos crear nuestras propias teorías?
Por otro lado, cuando señala que a la actividad económica la mueve la demanda, no podría estar más de acuerdo, solo le falto algo clave en su formula: inversión. Sin inversión es imposible sostener la oferta y es ahí donde la Argentina falla de manera sistemática.
En otro pasaje del comunicado se refiere a la necesidad de mejorar el salario y las jubilaciones. Es verdad que mejorando los salarios y las jubilaciones el consumo o demanda, como lo refiere, mejorarían. Ahora bien, la pregunta es cómo. Basado en mi experiencia no hay forma de generar mejores salarios que incrementando la calidad del trabajo y su productividad. El empleo público, que desde 2011 creció un 26%, es de mala calidad y en la mayoría de los casos apenas supera el mínimo que necesita una familia para subsistir. Por otro lado, no produce nada, solo se dedica a administrar y prestar servicios esenciales. Es importante aclarar que en el mismo periodo (2011 a la fecha) el trabajo privado no creció y en algunos rubros disminuyó. Entonces, ¿cuál es el plan para mejorar los salarios?
Es verdad que mejorando los salarios y las jubilaciones el consumo o demanda, como lo refiere, mejorarían. Ahora bien, la pregunta es cómo
Respecto a las jubilaciones tenemos un gran problema, ya que las mismas dependen de los trabajadores activos que, como indicamos anteriormente, son cada vez menos. Sumado a esto que las políticas iniciadas cuando la vice era presidenta, incrementaron notablemente la asistencia social y el número de jubilados a un sistema quebrado. No hay que ser matemático para darse cuenta de que esto es insostenible a largo plazo si no crece la inversión y con ella el trabajo privado, encargado de financiar el sistema social por medio de los impuestos.
En el pasaje donde se refiere al valor de los alimentos es interesante que no agregue como base fundamental del problema a la inflación, la cual nació en 2007 año en que era elegida en su primer mandato la hoy vicepresidenta y que no logró erradicar en todo su periodo de gobierno. La inflación es el problema y ya está más que demostrado que aplicar medidas de control de precios, no solo no arregla el problema, en muchos casos genera un efecto “olla a presión” que luego deviene en un ajuste difícil de frenar. Lo mismo aplica para las tarifas de servicios públicas reguladas.
La falta de humildad y sinceridad para describir la causa de los problemas es sumamente llamativa. Los políticos argentinos son grandes pateadores de pelotas y siempre esquivan el problema con justificaciones totalmente ilógicas.
Los políticos argentinos son grandes pateadores de pelotas y siempre esquivan el problema con justificaciones totalmente ilógicas
La economía argentina ya demostró en sobradas oportunidades que cuenta con la capacidad de recuperarse rápidamente, solo requiere apoyo, reglas claras y un poco de previsibilidad. La última vez que esto sucedió en la historia reciente fue durante la primera presidencia de Carlos Menem. El expresidente supo alinear a la política, incluyendo gremios y militares, para que los técnicos económicos pudieran tomar las decisiones necesarias para salir del problema en el que el país se veía inmerso durante décadas. Obviamente, no desconocemos lo que esos acuerdos significaron, incluyendo corrupción y alianzas que años mas tarde pagaríamos con intereses.
En tal caso, todo nos lleva al titulo del articulo. No se trata de la economía, se trata de la política que solo pone palos en la rueda para el desarrollo económico y que por más que quieran negarlo, sus propias estadísticas lo demuestran. 45 % de pobreza y 60% entre los niños, Tasa de desempleo del 15%, endeudamiento, inflación, Déficit, altísima informalidad, entra tantos otros.
Esconder los problemas debajo de la alfombra solo produce que la alfombra ya se parezca más a una montaña que un decorado en el piso un comedor.
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