Debilidad o fortaleza

La democracia en los Estados Unidos demostró que la dirigencia política supo anteponer el legado de los “Padres fundadores” a los intereses personales en una jornada crítica, pero no decisiva

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Los líderes del Partido Demócrata y del Partido Republicano repudiaron los hechos de violencia y efectuaron un claro llamado en defensa de las instituciones (EFE/Will Oliver)
Los líderes del Partido Demócrata y del Partido Republicano repudiaron los hechos de violencia y efectuaron un claro llamado en defensa de las instituciones (EFE/Will Oliver)

Los disturbios en el Capitolio para interrumpir la sesión conjunta de senadores y representantes han sido presentados como una hecatombe para la democracia en los Estados Unidos.

La muchedumbre quizás de no más de 10.000 personas azuzadas por el Presidente Trump avanzó e ingresó al Capitolio que se encontraba sin protección. En pocas horas las fuerzas policiales dispersaron a los intrusos y los congresales reanudaron las deliberaciones que culminaron con la certificación del resultado del Colegio Electoral que había consagrado la fórmula Biden-Harris como Presidente y Vicepresidente de los Estados Unidos. Los líderes del Partido Demócrata y del Partido Republicano repudiaron los hechos de violencia y efectuaron un claro llamado en defensa de las instituciones y de la democracia reclamando el castigo para aquellos que hubieran atentado contra la propiedad pública.

La sesión conjunta fue presidida por el Vicepresidente Mike Pence quien resistió las presiones de Trump para apoyar las objeciones y se limitó a cumplir con el papel previsto en la Constitución. Pence fue Gobernador de Indiana y desde sus inicios en la política se identificó con el ala conservador-evangélica del Partido Republicano. En esta oportunidad, su adhesión a los principios constitucionales en defensa de las instituciones prevaleció sobre su ideología.

Hubo unanimidad en las bancadas de ambos partidos para enfrentar las maniobras de desconocer los resultados de las elecciones del 3 de noviembre. Solo siete miembros del Partido Republicano liderados por el Senador Ted Cruz compitieron para ganarse el favor del Presidente Trump. El escaso número de seguidores muestra el desgaste ocasionado por la persistente negativa del Presidente Trump de aceptar su derrota. Los resultados de las elecciones en Georgia y los tumultos fueron el inicio del fin de cuatro años caracterizados por la megalomanía de un personaje que hasta ese momento sólo era conocido por la conducción del show televisivo “El Aprendiz”.

La reacción del Partido Demócrata, pero en especial del Partido Republicano, contrasta con la actitud que tomó la dirigencia política en la Argentina cuando el 19 de diciembre de 2017 grupos organizados por partidos con representación intentaron tomar el Congreso de la Nación para frenar el tratamiento de la reforma previsional. Los esfuerzos disruptivos contaron con el apoyo verbal y físico de legisladores que buscaban provocar un hecho político para mostrar la incapacidad de gobernanza. Este paradigma todavía es reivindicado como un derecho a pesar de sus efectos contra las instituciones.

Las acusaciones de fraude y conspiración fueron llevadas por el equipo de abogados conducido por Rudy Giuliani a la Justicia que en todas las instancias desechó las presentaciones por falta de pruebas a pesar de que muchos de los jueces que tuvieron participación fueron nombrados por el Presidente Trump. No hubo intentos de descalificar a los magistrados o el funcionamiento de la justicia a pesar de la importancia política de los veredictos adversos.

El Presidente Trump anunció también que no asistirá el 20 de enero a la ceremonia de asunción de John Biden como una forma de deslegitimizar el proceso institucional. No era difícil de prever su ausencia después de cuatro años de transgresiones, atropellos e infundios contra la dirigencia demócrata. Trump fue el responsable de cuestionar el certificado de nacimiento de Barack Obama como una forma de señalar su color y adhesión al islam para instigar a los sectores más radicalizados. La Argentina fue también ejemplo de romper con la tradición de la ceremonia de traspaso de mando.

John Biden tendrá una difícil tarea para recomponer el equilibrio político para llevar a cabo su agenda con consenso. El Partido Demócrata también jugo fuerte en estos cuatro años con la designación de la Comisión Investigadora dirigida por Robert Mueller y el Juicio Político. La mayoría demócrata en la Cámara de Representantes y la Cámara de Senadores facilitará los procedimientos para que su gabinete pueda iniciar su tarea en un plazo breve. La democracia en los Estados Unidos demostró que la dirigencia política supo anteponer el legado de los “Padres fundadores” a los intereses personales en una jornada crítica, pero no decisiva, para los Estados Unidos y los valores democráticos.

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