Reflexionemos

Los mercados nos piden seguridad jurídica y reglas de juego ciertas y permanentes

Compartir
Compartir articulo
Una imagen de la Casa Rosada desde la Plaza de Mayo (Maximiliano Luna)
Una imagen de la Casa Rosada desde la Plaza de Mayo (Maximiliano Luna)

Con la lógica simple y clara que lo caracterizaba al General Perón decía que la víscera más sensible del hombre es el bolsillo. Pues bien, hoy nos devanamos los sesos pensando en soluciones al laberinto en que nos encontramos y siempre llegamos a ese puerto en tinieblas que no nos permite ver el rumbo a seguir y menos el horizonte, pero no es necesario ver para saber donde esta la solución. Y es aquí donde en los dichos de Perón encontramos el camino.

El gran titiritero que mueve los hilos de la conducta humana es el dinero y quien sabe de dinero es quien detenta el poder. Esto lo entendió hace más de 20 siglos la iglesia: por eso el lujo, oro y ornamento de los templos, porque con su riqueza demostraba poder y el poder impone respeto y sometimiento. Entonces. ¿qué es poder? Dinero. ¿Qué es el dinero? El común denominador de todos los negocios ¿Dónde esta el dinero? En los mercados de capitales. Es decir quien entiende de mercados de capitales, entenderá el derrotero del poder y la hoja de ruta a seguir.

Quien entiende de mercados de capitales, entenderá el derrotero del poder y la hoja de ruta a seguir.

Ustedes dirán que este planteo es materialista y quizás inmoral. Yo respondo que tienen absoluta razón, pero también ustedes deberán reconocer que es el más lógico y acertado, ya que el hombre nunca se apartó de él a través de los siglos.

¿Cuál es el motivo de este elemental razonamiento? En que nuestros problemas están en que siendo ricos, somos pobres. ¿Por qué? Porque habitando un país rico estamos quebrados, no tenemos dinero y si debemos y mucho. Antes se afirmó que el dinero esta en los Mercados de Capitales, entonces debemos preguntarnos qué requieren éstos para invertir en nosotros. Seguridad jurídica, reglas de juego ciertas y permanentes, es decir previsibilidad. Poco interesan las conductas políticas siempre que lo primero se cumpla a rajatabla y el ejemplo más palpable es China que siendo un estado cuyo sistema político es el comunismo. los capitales acuden con interés y tranquilidad a invertir. En definitiva es una cuestión de coherencia y sentido común, algo que hoy los argentinos carecemos.

La solución la tenemos y, consecuentemente, el camino a seguir también lo conocemos. Entonces, ¿dónde esta el problema? En los muchos políticos, empresarios, sindicalistas y jueces que resultan ser los beneficiarios de este nefasto sistema y a su vez el escollo hoy tan difícil de sortear. ¿Por qué? Por la maraña de intereses políticos, legales, estructurales y económicos que mediante la corrupción ellos crearon y crean e instituyeron e instituyen. No los oigamos más porque todos hablan y todos parecen y dicen tener la razón, pero ninguno la tiene, solo tratan de ocultar subrepticiamente sus egoístas propósitos e intereses.

Entonces, ¿dónde esta el problema? En los muchos políticos, empresarios, sindicalistas y jueces que resultan ser los beneficiarios de este nefasto sistema y a su vez el escollo hoy tan difícil de sortear

Es aquí donde debemos recordar las expresiones de Chris Patten, político conservador británico y actual rector de la Universidad de Oxford, quien sostiene que ”las sociedades abiertas deben defender los principios que encarnan sus instituciones. Los líderes corruptos, cobardes y venales a menudo destruyen los cimientos institucionales de los sistemas de gobierno de sus países”.

El pueblo de Buenos Aires se reunió en la plaza en mayo de 1810 y dijo basta. Grito que “quería saber”, se hizo oír y logró cambiar definitivamente la historia de estas tierras. Hoy, las circunstancias de peligro en la administración de justicia y el derrumbe financiero, económico y social nos colocan en situación similar que nos impone decisión y acción. ¿Qué tenemos para lograr estos objetivos y propósitos? Nuestra voz, no callar, las urnas y, si no, la calle. Sin olvidar la determinación y el coraje que a nuestros ancestros de mayo los motivó y llevó al éxito.

No nos engañemos más. Como bien decía Carlos V, “la larga reflexión es garantía del buen éxito”.