El yuyo argentino sigue liderando las exportaciones

Por esta campaña, merced a la mejora de los precios internacionales, deberíamos aguardar un ingreso por exportaciones de parte de este complejo por encima de 20 mil millones de dólares

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En términos de derechos de exportación, esta campaña debería representar un monto próximo a 7.000 millones de dólares para el fisco
En términos de derechos de exportación, esta campaña debería representar un monto próximo a 7.000 millones de dólares para el fisco

El yuyo argentino, sometido a tantas presiones negativas, ha dejado de destacarse por su buen desempeño en el concierto de las naciones productoras. Podría decirse que, después de décadas de progreso brillante, en los últimos diez años la producción de soja se ha estancado.

Es cierto que, respecto al área de siembra compite fundamentalmente con un cereal como el maíz. No obstante ello, existe un interesante potencial de aumento productivo y de valor vía incrementos de productividad y mayor industrialización.

Las consecuencias de la falta de un plan estratégico de largo plazo a la que se suma una política económica dirigida a la satisfacción de la voracidad del fisco, están a la vista.

En términos de volúmenes exportados, el complejo sojero, a lo largo de la última década, ha sido lamentable. En tanto las exportaciones mundiales han crecido cerca de un 50% y las brasileñas, un 150%, las argentinas siguen en la misma posición. ¿No debería alarmarnos ello?

Podría decirse que, después de décadas de progreso brillante, en los últimos diez años la producción de soja se ha estancado

Lo imperdonable de nuestro cuadro es que mantenemos una capacidad industrializadora instalada para oleaginosas lejana de su pleno empleo.

El aumento en los derechos de exportación tiene su correlato en una menor producción y molienda. Por los reducidos márgenes de rentabilidad, el coeficiente de ociosidad podría calcularse que ha alcanzado el récord. Increíble.

El complejo sojero posee un claro perfil exportador, a partir de la industrialización del grano. Es la principal cadena exportadora argentina. Alrededor del 25% de las exportaciones del país vienen de allí.

El eslabón primario de esta cadena esta compuesto por un enorme número de agentes agrícolas. Allí, están los poseedores de tierras, los gerenciadores sustentado en un modelo de organización en red de contratos, de la más diversa índole, con un gigante número de contratistas.

Los precios internacionales están de parabienes. El precio actual de la soja se ubica en el nivel más alto desde julio de 2014.

Pese a que este año la producción mundial de soja llegaría a un récord, la situación de suministro será delicada. La demanda alcanzaría un máximo histórico. Y sería superior a la producción global

Por esta campaña, merced a la mejora de los precios internacionales, deberíamos aguardar un ingreso por exportaciones de parte de este complejo por encima de 20 mil millones de dólares. Ello podría representar, en términos de derechos de exportación, un monto próximo a 7.000 millones de dólares para el fisco. Sólo en concepto de harina de soja, tales impuestos llegarían a cerca de 4.000 millones de dólares.

Pese a que este año la producción mundial de soja llegaría a un récord, la situación de suministro será delicada. La demanda alcanzaría un máximo histórico. Y sería superior a la producción global.

La buena noticia es que la oferta tiene un extremado nivel de aleatoriedad. En cambio, la demanda es más previsible; y todo indica que tiende afirmarse cada vez más.

En nuestro país, el avance en la siembra de soja se acerca al 30%, en un cuadro de pronósticos de clima poco favorables. En un contexto de incertidumbre climática, se afirman las dudas sobre la estimación de cosecha para el año que viene.

Los precios internacionales están de parabienes. El precio actual de la soja se ubica en el nivel más alto desde julio de 2014

Los pronósticos climáticos negativos no se refieren únicamente a nuestro. También a Sudamérica atlántica, con Brasil a la cabeza. Al comienzo de la siembra, sufrió una fuerte falta de humedad que detuvo las labores con el consecuente atraso, en los Estados del sur.

Qué bueno sería que las autoridades tomen nota de ello para promover la productividad. Todavía estamos a tiempo. Ello exige abandonar la visión de la soja, como una mera fuente de recursos para el fisco, para entenderla como una extraordinaria máquina generadora de riqueza para el país.

Manuel Alvarado Ledesma es Economista. Profesor de la Universidad del CEMA (UCEMA)