Tolerancia cero al abuso, para una niñez feliz y sin daño

El 19 de noviembre se ha instituido como el Día Mundial para la Prevención del Abuso contra Niños y Niñas

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(Foto: Archivo)
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“Un niño roto no se convertirá en un adulto sano” (RED VIVA)

El 19 de noviembre ha sido instituido como el Día Mundial para la Prevención del Abuso contra Niños y Niñas.

No hay duda de que éste es uno de los mayores flagelos de la sociedad de todos los tiempos. Desde los ritos de iniciación de la antigüedad hasta los childlovers y otros del norte de Europa de nuestra época.

No es algo solamente que afecte a 1 de cada 5 niñas y 1 de cada 13 niños según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sino que daña al círculo más próximo de la víctima, ya que, según el mismo estudio el 80 por ciento de los agresores tiene un conocimiento previo o relación familiar con los menores.

Cuando ocurre un hecho de abuso, éste con frecuencia no es denunciado por la incertidumbre del menor acerca de si recibirá o no contención, por la dependencia emocional, económica, social o cultural del entorno de las víctimas respecto del agresor, y por descreimiento en el sistema.

Una vez efectuada la denuncia, lo que ocurre en el 10 por ciento de los casos (según datos de la OMS), la víctima y su entorno se enfrentan a la incredulidad generalizada, al hecho de la denuncia en sí y sus ratificaciones, que vuelven a rectivimizar, no solamente al menor, sino a los que promueven con él la denuncia.

Existe falta de preparación y comprensión tanto en el sistema policial como en el judicial. Muchas veces se deja transcurrir muchos meses e incluso años en un proceso que debería ser sencillo y sin pausas. No se toman las medidas adecuadas o se lo hace extemporáneamente. Hasta los mismos profesionales que asisten a los menores son atacados y perseguidos. Conforme manifiesta un ex camarista federal penal, Carlos Rozanski, promotor de la Cámara Gesell, las condenas llegan solamente al 1 por 1000 de los hechos.

Debemos luchar por la creación y aplicación de protocolos en los ámbitos en donde se origina y relaciona este ilícito. La familia, la docencia, la Justicia, las ONG, entre otros.

No faltan aquellos que buscan una impunidad en relación a este delito y, amparándose en una libertad sexual y una mayor autonomía de la voluntad, pero sin preparación psicológica ni maduración adecuadas, solicitan que se baje la edad del consentimiento sexual, con lo que desamparan a la niñez de 12 a 18 años. Asimismo, tratan de obtener para la pedofilia la clasificación de orientación sexual, cuando todas las Asociaciones Psiquiátricas Internacionales y Latinoamericanas la consideran un trastorno conductual.

La mayor tolerancia hacia este tipo de delitos conduce a una mayor permisividad, y ésta a su vez a una aceptación, que terminará en su falta de reproche. La única respuesta para mantener una niñez y adolescencia que tienda a la felicidad y evite dañar la etapa madurativa, es la tolerancia cero.

Se ha instituido el día 19 de noviembre para la prevención de este flagelo, ya que el 20 de noviembre es el Día Universal de la Niñez. Tratemos entre todos de promover una niñez y una adolescencia sin la carga siniestra e imborrable de los abusos en la infancia.

El autor es Director del Centro de Estudios e Investigación en ASIA (Abuso Sexual en la Infancia y Adolescencia). Fundación FAICI. asiajornada@gmail.com