La ciberdefensa: avanzando de cara al futuro

La ciberdefensa implica la adopción de medidas que anticipen la concreción de un ciberataque por parte de actores diversos, como así también la respuesta ante incidentes que afecten intereses nacionales vitales y que comprometan la soberanía nacional

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“Si vis pacem, para [cyber] bellum” (Si quieres la paz, prepárate para la [cyber] guerra).

El ciberespacio presenta un nuevo escenario de conflicto en el cual la defensa nacional se prepara para afrontar las particulares exigencias de los conflictos del futuro.

El ciberespacio

Como resultado de la evolución tecnológica, la humanidad ha modificado conductas y comportamientos ante la posibilidad de comunicarse con otras personas que están distantes geográficamente e intercambiar con ellas distintas experiencias, como así también ha desarrollado la posibilidad de acceder a sistemas de información de manera prácticamente inmediata en un nuevo dominio virtual llamado “ciberespacio”.

Claramente creado por el hombre, el ciberespacio se define como un espacio físico y virtual complejo, en el que se desarrollan actividades de creación, procesamiento, almacenamiento, intercambio, visualización y destrucción de información, a través de redes de datos, software y hardware interconectados mediante el empleo de las tecnologías de información, operación y comunicaciones.

En los últimos años se ha observado un aumento exponencial de los dispositivos conectados, junto con el crecimiento dinámico de redes con mayores anchos de banda, la incorporación de dispositivos móviles y conceptos como la “Internet de las cosas”, donde no sólo se conectan personas físicas sino también sistemas de información y de operación.

Este espacio que algunos autores han dado en llamar el quinto dominio (asociado con los dominios terrestre, marítimo, aéreo y espacial) es un ámbito más en el que la humanidad se desenvuelve de múltiples formas, demostrando alta dependencia de su uso.

En este sentido, y dado que el conflicto es inherente a la condición humana, el ciberespacio resulta un ámbito de confrontación de diversas naturalezas, transversal a los otros dominios y con una marcada influencia en las acciones que ocurren en ellos.

En medio de este ambiente ciberespacial, crecen y se desarrollan individuos y organizaciones que aprovechan esta nueva virtualidad para transgredir y cometer ilícitos que tienen claro impacto en el mundo real. La posibilidad de “ciberconflictos” ha dejado de ser una hipótesis.

Una clara muestra de ello son los ciberataques que muestra la historia reciente en el mundo, capaces de alterar la paz colectiva y amenazar la soberanía y las estructuras organizacionales de un país mediante el uso inadecuado del ciberespacio, y que pueden implicar graves consecuencias en la sociedad y hasta riesgo de vida. Las amenazas en el ciberespacio cada vez son mas frecuentes, organizadas, costosas y complejas.

Las acciones en este ambiente se caracterizan por el anonimato con que se desarrollan, con fronteras que no están claramente definidas y escasa regulación para el uso del ciberespacio. En relación con otros dominios, se ejecutan a muy bajo costo y están al alcance de múltiples actores de manera sencilla.

Es por todo ello que el ciberespacio es un ámbito utilizado por el hombre con distintos fines, que puede derivar en situaciones de tensión, crisis y conflicto, que lo convierten en un dominio de actuación operacional del instrumento militar y otros múltiples actores cibernéticos.

La ciberdefensa en Argentina

La evolución tecnológica de las Fuerzas Armadas ha acompañado el fenómeno de crecimiento de esta problemática, motivando al Ministerio de Defensa a crear el Comando Conjunto de Ciberdefensa, a través de la resolución 343/2014, con la finalidad de garantizar la defensa de aquellos ciberataques que pretendan obstaculizar las operaciones militares del instrumento militar y aquellos dirigidos a afectar infraestructuras críticas del país que se asignen para su protección.

A partir de su creación, el Comando Conjunto de Ciberdefensa ha presentado una evolución orgánica y tecnológica permanente, materializado por los diferentes desafíos operacionales que ha enfrentado y en el reconocimiento regional e internacional de países con los que se mantiene una agenda de trabajo y cooperación.

Esta iniciativa fue acompañada por la creación de las Direcciones de Ciberdefensa de cada una de las Fuerzas Armadas, responsables de las ciberoperaciones en los ámbitos propios de cada una, hasta el nivel táctico inferior, constituyendo una comunidad integrada y coordinada de recursos humanos y materiales preparados para enfrentar los desafíos del nuevo dominio.

En el nivel político, el Ministerio de Defensa cuenta con una Subsecretaría de Ciberdefensa, responsable de proponer y fijar las políticas que rigen las actividades del área en el ámbito de la jurisdicción.

El factor humano

A la hora de hacer un esfuerzo sustentable, resulta imperioso prever un adecuado sistema de captación de talentos y de su capacitación, integrándolos en una amalgama que nuclea a ingenieros, operadores, técnicos, programadores, analistas y especialistas en gestión y conducción.

Esta diversidad es uno de los aspectos que caracteriza y distingue a estas organizaciones militares, junto con la necesidad de una capacitación permanente que dicho personal debe realizar para estar a la altura de los desafíos que se enfrentan a diario en un ambiente de rápida evolución. La formación y el adiestramiento de los recursos humanos es fundamental para la realización con eficacia de las operaciones en el ciberespacio.

En este sentido, y como resultante de la constante demanda de personal para cubrir los diferentes roles de combate, el ministro de Defensa ha ordenado realizar los estudios correspondientes para la creación de la Competencia de Ciberdefensa (aptitud especial, capacitación complementaria y especialidad primaria, según corresponda por Fuerza) en el ámbito de las FFAA y consecuentemente la creación del Instituto de Ciberdefensa de las FFAA, cuyo objetivo será la capacitación del personal militar y civil que las organizaciones de ciberdefensa demandan, como así también disponer de infraestructuras de adiestramiento y ejercitaciones.

Este Instituto potenciará las capacidades actuales y futuras de la Ciberdefensa en la República Argentina, pudiendo también convertirse en un centro de referencia a nivel regional en esta área del conocimiento.

Construyendo el futuro

Una vez fijados los objetivos del Comandante en Jefe de las FFAA a través de la Directiva Política de Defensa Nacional (DPDN) comienza un proceso sistemático que, orientado por el Ministerio de Defensa y coordinado por el Estado Mayor Conjunto, establecerá con realismo las previsiones de empleo y de evolución en forma armónica y racional de las FFAA. El desarrollo de las capacidades de ciberdefensa de corto, mediano y largo plazo acompañará la evolución del Instrumento Militar y ejercerá un rol decisivo en el diseño de la estrategia multicapas que se erigirá como guía de todo ese proceso de planeamiento.

En tal sentido, la ciberdefensa se inserta en el planeamiento como una capacidad estratégica clave en la conducción de un Estado en los diversos niveles de decisión. En este orden de ideas y en consonancia con la Estrategia de Defensa Nacional, la ciberdefensa implica la adopción de medidas que anticipen la concreción de un ciberataque por parte de actores diversos, como así también la respuesta ante incidentes que afecten intereses nacionales vitales y que comprometan la soberanía nacional.

Retos y desafíos que plantea la ciberdefensa

Los desafíos de este nuevo escenario de conflicto son variados. Directamente asociada a las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC’s), su evolución exponencial obliga a las organizaciones a estar permanente actualizados en el conocimiento necesario para realizar las acciones que demandan el acompañamiento de las operaciones del instrumento militar, como así también aquellas operaciones de protección de los Objetivos de Valor Estratégico que sean asignados al Instrumento Militar. Esta circunstancia impone avanzar sobre la investigación, desarrollo e innovación nacionales, tendientes a evitar la dependencia externa y lograr soberanía tecnológica en esta área. El FONDEF constituirá un aporte decisivo para materializarlo, y contribuirá al mejor aprovechamiento del talento tecnológico con que cuenta nuestro país.

Otro aspecto que plantea la evolución de la ciberdefensa es la adecuación del marco legal, ya que el actual plexo normativo tiene definidas las cuestiones vinculadas a la defensa y la seguridad, pero no contempla cuestiones relativas a las particularidades de las operaciones en el ciberespacio. Una adecuada normativa al respecto debería derivar entre otras cosas en la definición clara de reglas de empeñamiento en la ejecución de operaciones en el ciberespacio.

En el plano internacional, los desafíos no son menores dado que no existe el Derecho Internacional de los Conflictos Armados ni el Derecho Internacional Humanitario aplicado a las operaciones que se realizan en el ciberespacio. Al momento, no se han logrado avances que permitan lograr consensos internacionales como lo es el Convenio de Ginebra y los Protocolos Adicionales. El llamado Manual de Tallin es un texto referencial sobre el marco legal aplicable a ciberataques elaborado por un grupo de expertos convocados por el Centro de Excelencia Cooperativa de Ciberseguridad de la OTAN, en Estonia. El Manual constituye hasta el presente el documento más avanzado en esa materia, abordando la interacción entre el ciberespacio y el Estado-Nación respecto al uso de la fuerza. Más allá de su indudable valor, solo constituye un compendio de buenas prácticas que carece del estatus de un acuerdo internacional.

La conducción de las organizaciones de ciberdefensa, en todos sus niveles, también representa un desafío particular porque ubica al conductor en dos dimensiones paralelas: la virtual, donde se desarrollan las acciones, y la real, donde impactan esas acciones. Esta dualidad impide visualizar –porque no existen- los conceptos tradicionales que se manejan en cualquier teatro de operaciones como son el frente, flanco o retaguardia y todas las características convencionales que se quieran referir. En el ciberespacio, las cosas tienden a ser difusas, multidimensionales e intermitentes. El proceso de toma de decisiones convencional debe ser complementado o adaptado en función de la velocidad de ocurrencia de las acciones.

El ciberespacio se ha convertido en un nuevo escenario de conflicto que se suma al terrestre, naval y aeroespacial. Con el auge de las TIC´s y la facilidad a su acceso, se ha visto incrementada la conflictividad de este ámbito de confrontación. En él se despliegan amenazas nunca antes vistas y con consecuencias impensadas. En este difícil entorno el sistema de defensa nacional continúa desarrollando capacidades para contribuir a garantizar la soberanía nacional.

El autor es general de Brigada y comandante conjunto de Ciberdefensa