Una oportunidad para reflexionar sobre la donación de órganos

Hoy en nuestro país existen mas de 8.000 personas que esperan un trasplante. ¿Podremos transformar el dolor en esperanza?

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(IStock)
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La pandemia nos enfrenta a la necesidad de ser solidarios.

Solidarios al concebir que todos estamos expuestos a la misma amenaza: el virus.

Solidarios en cuidarnos para cuidar a otros, quedándonos en casa.

Solidarios en entender que los recursos de salud públicos y privados, que no son ilimitados (camas hospitalarias y de terapia intensiva, respiradores, etc), deben ser utilizados para aquellos enfermos que más lo necesitan independientemente de su condición social.

Cuando un enfermo grave necesita un trasplante como única posibilidad para seguir viviendo, la donación de ese órgano es el último recurso que le ofrece una esperanza. El órgano para esa persona es el “respirador”, es esa “cama de terapia intensiva”…

Los órganos y tejidos voluntariamente donados también son un recurso limitado pero que se puede aumentar significativamente si como sociedad tomamos conciencia.

La actitud responsable y solidaria frente a la donación de órganos debería surgir de que nadie esta exento de necesitar un trasplante, al igual que hoy nadie esta exento de infectarse con el virus y necesitar de los recursos de salud. En realidad, es más probable que cualquiera de nosotros necesite un trasplante que tengamos la oportunidad de ser donantes.

“Yo no puedo comprar mi salud, ni mi cama de terapia, ni mi respirador”, de la misma manera que no puedo “comprar mi órgano”.

“No existe el sálvese quien pueda”: en esto también todos nos necesitamos.

Hoy en nuestro país, durante la pandemia, existen mas de 8.000 personas que esperan un trasplante.

De la actitud solidaria de cada uno de nosotros depende transformar ese dolor en esperanza.

El autor es presidente de Fundación Argentina de Trasplante Hepático