Fraternidad y amistad social en la nueva encíclica del Papa

Una reflexión a partir de la Carta que el Sumo Pontífice dio a conocer ayer en la ciudad de Asís

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1. El amor es incondicional, ilimitado, insondable y sin murallas

La imagen de la portada es la obra de Giotto (y otros), Donación de la capa a un pobre (1289-1292) que se encuentra en la Basílica superior de San Francisco, Asís.

Giotto, el gran pintor florentino, hace en esta obra una escenificación de un encuentro urbano de Francisco (el santo) y un tercero. Francisco, también llamado el poverello extramuros, bajó de su cabalgadura para encontrarse con alguien a quien ve sin mucho abrigo -imaginamos un crudo invierno de Umbría- y desprendiéndose de la capa se la dio. La escena transcurre con el santo y el otro -no sabemos si es un hombre del lugar o un extranjero– en un primer plano, aparece en el centro Francisco dando su atuendo y como telón de fondo a la derecha un templo y a la izquierda los muros de la ciudad de Asís sobre las laderas del monte Subasio. Entre el mundo religioso y pagano, el cielo con muchas nubes. Ahí mismo, en la ciudad de San Francisco de Asís, ayer sábado, el Santo Padre Francisco dio a luz la Carta encíclica a la que nos referimos.

La imagen de Giotto es muy rica. La escena nos muestra la percepción y contemplación del prójimo, acaso emulando el encuentro evangélico del samaritano con el herido, el encuentro amistoso y el autodespojo de la noble capa que Francisco todavía poseía, a pesar de pertenecer a una familia acomodada y en tiempos de luchas entre familias poderosas, aún entre los papas, por el dominio de las posesiones. En ese contexto de luz y de sombras, el acto de la entrega se funda en un claro sentimiento de empatía y cuidado del otro.

2. El amor rompe las barreras del espacio

“FRATELLI TUTTI” escribía san Francisco de Asís -dice el Papa- para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio. “Y así se titula la Carta encíclica del Santo Padre Francisco de Buenos Aires. De esos consejos -agrega- quiero destacar uno. El poverello invita a un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio. Allí declara feliz a quien ame al otro «tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él». Con estas pocas y sencillas palabras expresó lo esencial de una fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite”.

En este párrafo, el Papa alude a la espaciosidad de la existencia humana, a la distancia y a una cierta organización. Si el observador se acerca demasiado al cuadro de Giotto verá por caso un rostro, pero no verá la escena y estará existencialmente lejos de la obra. La amistad conduce al abrazo y a veces a confundirse con el otro, a lo menos a estar “cerca” aunque se encuentre lejos. El amor crea un espacio común, crea plenitud contrariamente al ensimismamiento egoísta que aísla, aprisiona y distancia o aproxima al otro para hacerlo objeto de agresión. Está claro que el párrafo del Santo Padre nos anticipa la pérdida de distancia y la desorganización del mundo de hoy y nos anuncia con la sencillez del santo de Asís que otra es la dirección, el rumbo, la manera de organización, los puntos de partida y recorridos que se corresponden con la existencia humana según el Evangelio y los preceptos religiosos y morales.

3. La unidad desde el diálogo

3.1. Visita de San Francisco al Sultán en Egipto (1219)

El Santo Padre recuerda: "Hay un episodio de su vida (la del santo de Asís) que nos muestra su corazón sin confines, capaz‑de ir más allá de las distancias de procedencia, nacionalidad, color o religión. Es su visita al Sultán Malik el Kamil (musulmán) en Egipto, viaje (que) mostraba aún más la grandeza del amor tan amplio que quería vivir, deseoso de abrazar a todos. La fidelidad a su Señor era proporcional a su amor a los hermanos y a las hermanas. Sin desconocer las dificultades y peligros, san Francisco fue al encuentro del Sultán con la misma actitud que pedía a sus discípulos: que sin negar su identidad, cuando fueran ‘entre sarracenos y otros infieles […] no promuevan disputas ni controversias, sino que estén sometidos a toda humana criatura por Dios’”.

“Allí -dice el Santo Padre- la fraternidad y la amistad social que han estado siempre entre mis preocupaciones: (el santo) acogió la verdadera paz en su interior, se liberó de todo deseo de dominio sobre los demás, se hizo uno de los últimos y buscó vivir en armonía con todos. Él ha motivado estas páginas”.

3.2. Visita del Papa Francisco al Gran Imán de Al-Azhar en Abu Dabi (2019)

Es en estos asuntos -la fraternidad y la amistad social- el Papa Francisco confiesa que se sintió especialmente estimulado por el Gran Imán Ahmad Al Tayyeb en el encuentro de ambos en Abu Dabi el 4/2/2019, y nos adelanta que una de las fuentes de la encíclica FT se encuentra en el Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, que firmaron juntos. “También, prosigue diciendo el Papa, acogí aquí con mi propio lenguaje, numerosas cartas y documentos con reflexiones que recibí de tantas personas y grupos de todo el mundo”.

El diálogo entre la Iglesia católica de Occidente y el Gran Imán de modo minucioso promueve en concreto y de modo contundente la paz, la libertad -valores que son desarrollados in extenso en la EFT por el Santo Padre-, la justicia, el bien, la belleza, la fraternidad y la convivencia común. Tanto en el primero como en la EFT hay una condena clara al terrorismo, a las guerras y en particular a la “guerra en trozos”, a las deformaciones de la libertad como la que a través de su ejercicio pretende “deconstruirlo todo” dejando en pie el consumismo y el individualismo. Se pide por la niñez, por la mujer, los ancianos y los pobres, por la protección y promoción de las religiones, el don de la vida, de la familia base de la comunidad y de la familia universal, se pide recuperar la ética y tanto el Documento sobre la fraternidad como la EFT pone de relieve que los dolores, las catástrofes y calamidades que vive la humanidad tienen por causa más importante la “conciencia humana anestesiada”. Y concretamente el Gran Imán y la Iglesia católica en el Documento del 4/2/2019 piden “a nosotros mismos y a los líderes del mundo, a los artífices de la política internacional y de la economía mundial, comprometerse seriamente para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz; intervenir lo antes posible para parar el derramamiento de sangre inocente y poner fin a las guerras, a los conflictos, a la degradación ambiental y a la decadencia cultural y moral que el mundo vive actualmente”.

Aquí termina una primera mirada de las pistas que nos dejó el Santo Padre en la Planta Baja del edificio de ocho capítulos y 205 páginas titulado Fratelli Tutti. Y así queda el lector invitado a rezar la oración con la cual concluye el documento:

Oración al Creador

Señor y Padre de la humanidad,

que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad,

infunde en nuestros corazones un espíritu de hermanos.

Inspiranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz.

Impúlsanos a crear sociedades más sanas

y un mundo más digno,

sin hambre, sin pobreza,

sin violencia, sin guerras.