La cuarentena afectó la medición del PBI y sobreestimó el papel del sector público

Cepos, prohibiciones, impuestos en alza y la expectativa de aceleración de la inflación, son frentes que inquietan al sector privado

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El Gobierno aspira a impulsar la producción automotriz con destino a la exportación
El Gobierno aspira a impulsar la producción automotriz con destino a la exportación

La decadencia argentina es consecuencia de las normativas que rigen las actividades. Distorsiones agravadas con los protocolos actuales. Los ingresos de cada persona se desconectan gravemente de la atención de las necesidades ajenas, mediante intercambios voluntarios.

Más concreto: los ingresos no remuneran la producción que atiende necesidades de la gente. Muchos cobran muy por encima de lo que producen. La contrapartida es que multitudes cobran muy por debajo de lo que producen. Injusticia, despilfarro agravado por las disposiciones del Gobierno en la pandemia/cuarentena.

En este contexto particular, las mediciones del PBI se tornan inciertas. Empleados, funcionarios del Estado y entes públicos cobran lo mismo que antes de la pandemia, aunque no desempeñen sus oficios. Lo mismo maestros, la Justicia y agentes del Congreso. En tanto, empresas de todo tipo están exigidas de seguir pagando sueldos, impuestos, aunque trabajen poco o nada y les dificultan negociar con sus empleados y clientes.

Empresas de todo tipo están exigidas de seguir pagando sueldos, impuestos, aunque trabajen poco o nada y les dificultan negociar con sus empleados y clientes

En tanto, se sigue estimando el PBI como si el Estado siguiera con sus ocupaciones normales. Respecto de las actividades privadas, se suele diferenciar la producción de los pagos a los factores productivos. Para los primeros, estiman el PBI a “precios de mercado”; para los segundos, el PBI “a costo de factores”. Pero es indudable que, ante un Estado que sigue exigiendo sus imposiciones y pagando a sus agentes, como antes de la cuarentena, aunque trabajen menos y atiendan peor a la población - incumpliendo sus funciones y frustrando satisfacciones- el desagrado aumentó considerablemente.

La brecha entre pagos a “factores” productivos y producciones que satisfacen necesidades de sus clientes es cubierta por los gobiernos imponiendo gravámenes y obteniendo créditos. En la Argentina y países rezagados, agregan distorsiones regulatorias que concesionan verdaderos feudos privados, además de financiamientos aceptados junto con la emisión monetaria.

A raíz de la cuarentena y la desconfianza del ambiente, la emisión monetaria por parte del Banco Central aumentó fuertemente, más que los niveles de precios (Reuters)
A raíz de la cuarentena y la desconfianza del ambiente, la emisión monetaria por parte del Banco Central aumentó fuertemente, más que los niveles de precios (Reuters)

A raíz de la cuarentena y la desconfianza del ambiente, la emisión monetaria aumentó fuertemente, más que los niveles de precios. Un riesgo que transfiere costos imprevistos hacia el futuro. En efecto, esos costos se concretarán con los estragos de la mayor inflación, contracción posible de los ingresos y devaluación futura del peso.

Se está armando una reacción explosiva

Los agentes económicos guardan una parte de la emisión sin gastar, reservando así poder de compra hacia adelante. Hasta que lo necesiten, cuando sus gastos superen a los ingresos, menguados por la incertidumbre y la inflación. Como una avalancha, los mayores precios y caídas de ingresos reales impulsarán acudir a tales reservas. En ese proceso, la inflación se aceleraría como incendios en campos secos al arreciar los vientos.

Los gobernantes, políticos y otros parecen haber perdido el propósito de las sociedades. No comprenden que, luego de los miles de años desde la aparición humana, las diferentes sociedades van ganando complejidad y satisfacciones a medida que incorporan libertades individuales.

Confirman los diferentes logros de los países. Los menos desarrollados son los más agobiados con estructuras conflictivas, rígidas, autoritarias. Por eso, el avance de las naciones consiste en remover, superan, impedimentos artificiales. Posibilidad que ofrecen las democracias republicanas.

Los humanos nos creemos más inteligentes de lo que seríamos aislados, valiéndonos por nosotros mismos, sin la asistencia interesada de otros, esto es mediante transacciones, intercambios voluntarios de derechos. Quizás ese sea el mensaje reciente del Papa Francisco: los logros de cada uno no son consecuencia exclusiva del mérito de cada individuo. Mis libros exponen que los ingresos personales corresponden con la calidad de sus asociaciones.

Las sociedades más avanzadas son las que más acabadamente consiguen satisfacer las necesidades particulares de los diferentes individuos que la integran

Las sociedades más avanzadas son las que más acabadamente consiguen satisfacer las necesidades particulares de los diferentes individuos que la integran. Dándose libertades, permitiendo que emerjan las relaciones, instituciones, que van conformando mejor los deseos individuales diferentes.

Es extremadamente relevante reconocer que los intereses, miradas, individuales son muy diferentes. La forma idónea de integrarlos es valorizar tales diferencias, consensuando reglas justas, necesarias y suficientes, iguales para todas las personas a lo largo de los tiempos. Tal fue el impulso simultáneo de la Revolución Francesa y la Constitución de los EEUU, aboliendo señorazgos, sumisiones. La base del progreso conjunto es la libertad de negociar derechos, propiedades.

En rotundo contraste, las sociedades autoritarias aspiran a barrer, desconocer, las diferencias individuales, privilegiando las propias del poderoso, sostenedores e ideólogos partidarios. Decretando normas que concesionan ingresos, propiedades, a sus favorecidos en desmedro de opositores y del conjunto. El retorno al régimen feudal, cotos de caza con la vestimenta de progresistas, que ahoga, empobrece inexorablemente a la Argentina y países que lo sufren. No tiene salida.

Si el ordenamiento impide reconocer necesidades personales, con reglas que discriminan, son injustas, desiguales, los ingresos y patrimonios se deprecian (Franco Fafasuli)
Si el ordenamiento impide reconocer necesidades personales, con reglas que discriminan, son injustas, desiguales, los ingresos y patrimonios se deprecian (Franco Fafasuli)

El encierro de los países menos libres, abrumados con restricciones, es inescapable. Al no reconocer los deseos, necesidades particulares de todos los individuos, los países autoritarios imponen frustraciones, conflictos, y empobrecen. Los ingresos miden las satisfacciones individuales. Si el ordenamiento impide reconocer necesidades personales, con reglas que discriminan, son injustas, desiguales, los ingresos y patrimonios se deprecian. Situación que empeora aún más, cuando los protocolos son variables, transitorios, provisionales. Las discriminaciones desorientan los planes individuales. Entorpecen, empobrecen.

Es el caso de gremios docentes impidiendo la educación, frente a protocolos acordados por administraciones de escuelas, con maestros, padres, alumnos. ¿Es propio de una república que los funcionarios desconozcan convenios entre las partes interesadas?

Otra muestra: el Estado nacional paga los dólares a $50 a unos, $80 a otros; y cobra desde $80 hasta por encima de $130, según la cara o criterio discriminador. ¿Dónde quedó el país de la Libertad, Igualdad? Los funcionarios, dirigentes, se arrogan capacidades, conocimientos, contrariados por sus logros para el conjunto.

El autor es Consejero Académico de la Fundación Libertad y Progreso. Escribió los libros: Dolarizar (2001), La riqueza de los países y su gente (2005), Fin de la pobreza (2018) y Por un país más justo y floreciente (2020)

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