Los CEOs que necesitamos

Si solo cargamos en los políticos, del partido que sean, las culpas de la falta de empleo e industria en nuestro país, ¿por qué no pensamos qué clase de CEOs nuestro país ha tenido hasta hoy y qué clase necesita ahora?

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"Un CEO que gerencia empresas en la Argentina debe ser, ante todo, un patriota con todo el sentido de la palabra". (REUTERS/Carlos Garcia Rawlins)
"Un CEO que gerencia empresas en la Argentina debe ser, ante todo, un patriota con todo el sentido de la palabra". (REUTERS/Carlos Garcia Rawlins)

Tal como mencionamos en anteriores artículos, en esta pandemia apareció un nuevo término en boca de todos, el Zoom, ligado indefectiblemente al teletrabajo, es decir “a los que tienen trabajo y lo pueden hacer a tele distancia”. Repito, solo para los que tienen trabajo…

La idea del articulo de hoy es analizar cuál fue y es el rol de los famosos CEOs en la creación de tales trabajos en la Argentina.

No cabe la menor duda que cuando una empresa multinacional viene a invertir en nuestro país requiere de un adecuado marco legal y reglas claras. Pero tampoco dejar de ser cierto que la Argentina ofrece a esa empresa un territorio y un mercado que, de no haber sido atractivo, dicha empresa jamás hubiese venido a invertir.

Tampoco cabe la menor duda de que nuestro país no puede estar al margen del mundo. Ni China podría fabricar computadoras sin los microprocesadores de Estados Unidos. La cadena es infinita y en lazo: nadie, obviamente, puede ser totalmente independiente.

La introducción a este nuevo capítulo del “zoom y la teoría de los acercamientos sucesivos” está centrada en que ninguna de las partes, al momento de hacer inversiones, regalan nada: ni empresas ni gobiernos. Ambas se necesitan. Como siempre, todo quedará librado a cómo las personas administran las situaciones: de un lado los políticos, que ocupan posiciones administrativas de gobierno, y por otro, los ejecutivos, que gerencian a las representaciones locales de las empresas multinacionales. En este ultimo caso, encabezados por el cargo no tan bien ponderado últimamente de CEO, que significa Chief Executive Officer, o sea el jefe ejecutivo: el que ejecuta, el que hace, el que decide.

Si entonces hacemos un zoom de cómo ha sido el comportamiento de muchos CEOs de empresas multinacionales radicadas en el país en los últimos años, probablemente lleguemos a la conclusión de que no pocos han carecido de actitudes de industrialismo y patriotismo a la hora de administrar sus empresas, y muchos han caído en meras defensas de únicamente sus posiciones laborales, respondiendo más bien a intereses egoístas de grupos particulares y no una defensa del mercado y de la creación de empleo.

Cuando un CEO tiene seguridad plena en sí mismo y del puesto que ocupa, tendrá por consecuencia amplio poder para convencer, con todo el respeto corporativo exigido, a sus autoridades centrales y tomar decisiones claves para el crecimiento de sus empresas, pero también para el crecimiento de nuestro país.

Un CEO debe dejar marcada una huella, debe arriesgar aun en detrimento de su eventual cómoda posición, debe exponer ideas en sus sedes centrales, debe tener espíritu innovador, emprendedor, industrialistas, exportador y planificador.

Argentina necesita de creación de trabajo, de apuntalamiento de sus pymes.

La articulación entre las pymes nacionales con la presencia de subsidiarias de corporaciones internacionales es clave para la creación de esos puestos laborales.

Entonces, si solo cargamos en los políticos, del partido que sean, las culpas de la falta de empleo e industria en nuestro país, ¿por qué no pensamos qué clase de CEOs nuestro país ha tenido hasta hoy y qué clase necesita ahora?

Así como en general los precios de las acciones en las empresas, además de sus activos, vienen dados por cómo su líder comunica al mercado sus planes, también los comportamientos y actitudes de los CEOs locales para con sus sedes centrales serán vitales para saber cómo ven en el mundo a nuestro país.

Mas allá de que hoy en la Argentina probablemente, y para algunos, el rol de CEO no ha dejado buena imagen en un pasado cercano, y mas allá de las funciones tradicionales que los CEOs tienen, tales como informar de los objetivos, gestión y logros de la empresa, tomar decisiones sobre estrategia empresarial, ser líder motivando y asesorando a sus empleados, llegó el momento en que el CEO debe dejar el molde de únicamente las tareas en su empresa, y articular una comunicación con la sociedad y con el gobierno, tomando los riesgos personales que cada situación amerite.

El país debe cambiar en la forma que sus políticos gobiernan, pero ademas el país debe cambiar en la forma en que los CEO locales de empresas internacionales gerencian.

La mejora en el management de tales CEOs, pensando más en el país que en sus propias comodidades, sin duda redundará en beneficios de creación de empleo, de ayuda a las pymes argentinas (absolutamente vitales para el crecimiento del país) y de como el mundo ve a la Argentina.

Un CEO que gerencia empresas en la Argentina debe ser, ante todo, un patriota con todo el sentido de la palabra.

Muchas veces debemos acomodar nuestro interior antes de solo criticar y pedir respuestas en nuestro exterior.

El autor fue presidente de NEC Argentina (subsidiaria de NEC Japón) con un récord de 17 años consecutivos, y presidente de NEC Latinoamérica por dos años.