Los apremios del Gobierno y del Frente de Todos

El cristinismo y el kirchnerismo batalladores tienen ansias de venganza, siguen atados a ideologías viejas y desgastadas. Se enojan por minucias

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Alberto Fernández
Alberto Fernández

Como bien expresó el economista Juan Carlos de Pablo, Argentina tiene dos problemas: " la pandemia y el Gobierno”.

Es una afirmación que no tiene resquicios: son dos cuestiones de arrastre en las que todavía se sabe poco. De la peste y sus repercusiones más una eventual prolongación tomando los ejemplo de Europa y Estados Unidos, y un Gobierno que dice y se desdice.

Tanto en materia de salubridad como de política y economía, cada sector del Frente de Todos se siente con derecho a declarar lo que se le antoja.

En general se enojan porque está tardando en regresar el cristinismo y el kirchnerismo batalladores. Tienen ansias de venganza, siguen atados a ideologías viejas y desgastadas. Se enojan por minucias: no les gusta que Alberto Fernández haya llamado “amigo” a Horacio Rodríguez Larreta en el medio de la coordinación de esfuerzos para frenar el COVID-19.

A los casos ya conocidos de semanas anteriores se sumó, por ejemplo, la postulada candidata a embajadora en Rusia, Alicia Castro, quién atacó al canciller Felipe Solá por declarar que Venezuela está siendo arrastrada por una dictadura. En las quejas de algunos no hay criterio de autoridad. Cuando hace años Castro fue embajadora en Caracas y tenía una relación de extrema simpatía por Hugo Chávez. Argentina, en el pantano de la deuda externa, no puede enfrentarse con Washington. Debe primar el realismo y no los criterios ideológicos, un principio elemental de las Relaciones Exteriores.

¿Se lanza esa moratoria sin antes proponer un cambio profundo en el esquema tributario nacional que azota a ciudadanos y a empresas de todo tipo? Mientras no llegue ese cambio seguirá una economía en negro igual o superior a la economía en blanco

Castro, combativa ex secretaria general del gremio de Aeronavegantes, sigue aferrada a una concepción del mundo que estuvo muy presente en la década del setenta, tiempos de la Guerra Fría, peligro de la cohetería nuclear y la lucha armada contra el sistema en la que Estados Unidos ejercía un papel imperial.

Todo aquello ha sido arrasado aunque algunos intenten, nostálgicamente, reivindicarlo. Es otro el mapa de las ideas y de las relaciones mundiales. Son otros los dirigentes, las consignas y otras las estrategias aplicadas donde China tiene un papel relevante en el presente y el futuro. Muchísimos ejemplos de populismos autocráticos emergen en una Europa que ha dejado de ser relevante en los asuntos geopolíticos o de poderío económico.

Se agrega que Donald Trump sigue cometiendo una suma de errores en su país y en el planeta. El gran dilema de estos tiempos es que con o sin pandemia la desigualdad social, el aumento de la pobreza y las marginalidades por color de piel o religión han crecido demasiado y amenazan a millones de personas.

En la vereda de enfrente, la oposición en la Argentina está marcando a diario los desajustes. Por otro lado, los funcionarios de la administración de Mauricio Macri son arrastrados a rendir cuentas de sus gestiones ante un juez acusado de corrupción que está a horas de jubilarse.

Matías Kulfas (REUTERS/Agustín Marcarián)
Matías Kulfas (REUTERS/Agustín Marcarián)

Así, cabe preguntarse por qué se privilegia la reforma de la Justicia en estos momentos. ¿Tanto apuro a que se debe? ¿No había prioridades más importantes, como administrar un nuevo Presupuesto para hacer frente al colapso económico y sanitario?

Se espera un déficit gigantesco que se cubriría con emisión monetaria y deuda. La caída del Producto Bruto Interno se calcula entre el 10 y el 12 por ciento para fin de 2020. ¿Entonces, cómo se contendrá la inflación? ¿Qué quedará para paliar la pobreza y la desocupación de decenas de miles de personas?

Se conoció la reforma de la Justicia antes de saber qué plan económico cumplirá la Casa Rosada y cuáles serán las acciones que se deberán enfrentar en el pico máximo de la pandemia en un sistema sanitario saturado de enfermos.

El Gobierno, ante la escasez de alternativas, quiere imponer una moratoria fiscal como una de las tablas de salvación que necesita para flotar. ¿Se lanza esa moratoria sin antes proponer un cambio profundo en el esquema tributario nacional que azota a ciudadanos y a empresas de todo tipo? Mientras no llegue ese cambio seguirá una economía en negro igual o superior a la economía en blanco.

Martín Guzmán
Martín Guzmán

Condicionado por las idas y vueltas de la negociación de la deuda externa, Martín Guzmán ha cedido funciones de ministro de Economía a su par de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. En un encuentro de AmCham que representa a las empresas de capital norteamericano y al comercio con Estados Unidos, Kulfas confirmó que disminuirán los controles cambiarios y de precios, y rechazó el rumor de los límites a las importaciones. Precisamente en un momento en que las que las compañías privadas se quejan de la paralización de la Aduana en entregar insumos indispensables para la producción.

Kulfas, un ministro que se ha destacado por su sobriedad, prometió también todo el respaldo al “compre nacional”. El interrogante es cómo prometer algo de lo que se sabe poco.

Hace años que se desconoce cuál es la matriz productiva de la Argentina, una materia que debería cumplimentar el gobierno. Hay muchas empresas que han desaparecido en los últimos años, o que bajaron sus persianas o emigraron a otros países. Nadie puede decir con certeza si el país se puede arreglar con lo que aquí se logra en materia de insumos. El ”compre nacional” fue una vieja propuesta del fallecido economista Aldo Ferrer, de la cual muchos se aferran todavía. Este industrialista confiaba hace décadas que los argentinos podíamos arreglarnos con lo que teníamos y hacíamos. Una esperanza frustrada por los cambios bruscos en las políticas económicas y en la geopolítica.

El gobierno nacional sigue sin tener Presupuesto, tema de debate en el Congreso Nacional. Gobierna con Decretos de Necesidad y Urgencia que buscan reemplazar a las leyes imprescindibles

La pandemia agudizó problemas preexistentes: ahora hay mucho menos interés en comprar compañías argentinas. Los inversores instalados procuran irse del país o clausuran líneas de producción. La consultora KPMG advirtió en un informe que la venta de empresas cayó un 25 por ciento. Sólo hubo 23 operaciones contra las 83 logradas el año pasado.

Hay sectores productivos con serios problemas: las industrias de alimentos y bebidas se debaten en una crisis que no conocían. Cayeron las ventas de la leche y derivados, el 40 por ciento del agua mineral y otra cifra importante en gaseosas.

El gobierno nacional sigue sin tener Presupuesto, tema de debate en el Congreso Nacional. Gobierna con Decretos de Necesidad y Urgencia que buscan reemplazar a las leyes imprescindibles. Desde comienzos de este año, el Tesoro Nacional ha utilizado casi 845.000 millones de pesos, o sea mucho más de 11.000 millones de dólares. Y no hay información confiable de los destinos de esos fondos.

En medio de la peste que paraliza al país, hay datos para asegurar que los ciudadanos evitan endeudarse más de lo que estaban y usaron casi un 25 por ciento menos las tarjetas de crédito. Sólo crecieron un poco las de débito. En los días del Hot Sale se compraron más electrodomésticos y celulares que otras mercaderías.

Como en las guerras o en los grandes desastres, hay quienes se aprovechan mientras la mayoría de los ciudadanos pierde. Pero eso ya es tema antropológico, para discutir las idas y vueltas de la naturaleza humana.