El zoom y la teoría de los acercamientos sucesivos: ministros técnicos y un sindicalismo responsable, un primer paso necesario

En esta pandemia apareció un nuevo término en boca de todos, el Zoom.

Pero mas allá del Zoom visto como sistema de videoconferencia, la palabra zoom quiere decir enfoque, una palabra de raíces latinas que significa “acción de dirigir la atención a un asunto“.

Al respecto, y en sucesivos artículos, iremos utilizando el término zoom, y su teoría de los acercamientos sucesivos, para procurar encontrar soluciones de fondo en el país en aquellas áreas que consideramos vitales para crecer.

Desde el año 1974 que veo y leo prácticamente las mismas noticias sobre la Argentina, antes en TV blanco y negro y en papel, hoy en colores, en HD, en internet, etcétera.

¿Cuáles son básicamente esas noticias? Sin dudas el ranking lo lidera el eslogan “tenemos que hacer un gran acuerdo nacional”.

Al mismo momento, los que vienen proponiendo hacer ese acuerdo nacional son básicamente siempre los mismos políticos y sindicalistas, es decir, que ellos mismos han venido diciendo, hace más de 45 años, lo que hay que hacer, pero al parecer nunca lo hicieron.

Ahora bien, ¿qué es o qué sería un acuerdo nacional?

Al respecto les propongo hacer un zoom (acercamiento con lupa y no el sistema de videoconferencia de auge hoy) en el tan mencionado eslogan “tenemos que hacer un acuerdo nacional“.

Se supone que un acuerdo nacional conllevaría el hecho de que el país comenzara a funcionar, ergo, les propongo hacer otro zoom en la oración “el país debe comenzar a funcionar“.

Para ello haré una analogía con las empresas, sin mencionar ni por asomo la sigla CEO, ya que probablemente no les traería buenos recuerdos a algunos de los lectores.

Para que una empresa funcione debe tener técnicos especializados en las áreas que lideran, si no, ¿de qué manera podrían liderar?

Entonces, en un país, ¿no deberíamos tener ministros y sindicalistas que sean técnicos en sus áreas, y puedan liderar debates técnicos en dichas áreas, sin tener que resolver todo a los gritos o “patoteramente” o, lo que es aun peor, sin resolver nada de nada?

Si ahora hacemos otro zoom en el concepto de ministros y sindicalistas, nos resultaría difícil recordar algún ministro que haya generado realmente industria, o algún ministro de Educación que haya realmente producido alguna innovación, ni hablar de un sindicalista que haya defendido honestamente a sus trabajadores.

¿Cuál es el problema que entonces enfrenta nuestro país? Básicamente que es un país donde los cargos públicos, en su gran mayoría, pasan a ser un negocio: el negocio de vivir del Estado de por vida.

Pasemos ahora a otra etapa de nuestra cadena en la teoría de los sucesivos zooms: ¿qué pasaría entonces si de repente tuviésemos como ministro de Industria a un líder industrial y no a un político o a un lobista? ¿Donde tuviésemos como ministro de Educación a un educador con reconocida trayectoria? ¿Y a un grupo reducido de sindicalistas que defendieran a rajatablas los derechos de los trabajadores y que simplemente hicieran solo eso?

Si tan solo pudiésemos ocupar esos dos ministerios con líderes de verdad, que hagan mucho, que hablen poco, tendríamos prácticamente los dos pilares más importantes del país resueltos, industria y educación, sumados a una interfaz de un sindicalismo honesto que dejara trabajar e invertir en paz.

Si ahora, en nuestra sucesión de zooms, pidiéramos que esos dos ministros escribieran (sí, escribir y no hablar) una agenda concreta de actividades, y siguieran día a día la concreción de esas tareas con su equipo, Argentina habría dado un paso vital a su transformación definitiva.

Argentina debería dejar de ser el país de las excepciones, de un solo Favarolo, de un solo Fangio, de un solo Mercado Libre, de un solo papa Francisco, para pasar a ser el país de los promedios, donde esos promedios a la excelencia se elevarían automáticamente si tan solo pudiésemos comenzar a llevar a cabo mi humilde teoría de los sucesivos zooms, que básicamente se trata de colocar técnicos que sepan lo que lideran, y que bajo su liderazgo hagan, simplemente hagan, y hablen menos, hablen menos, por favor.

Los jóvenes deben saber y estar convencidos de que la única salida no es Ezeiza. Diría que ni siquiera es un salida, sino todo lo contrario: casi que sería una condena a los que no pudimos llevar adelante, cada uno con nuestro granito de arena, la simple teoría del zoom.

En septiembre del año 2000 fui convocado a disertar en el Luna Park, en un acto cuyo lema era: “La única salida no es Ezeiza”. Recuerdo que compartí el estrado con el entonces presidente de Boca Juniors, el ingeniero Mauricio Macri.

Mi disertación se basó en una historia de remeros que me gustaría volver a compartir con ustedes:

“Hace muchos años se celebró una competencia de remo entre dos equipos, uno compuesto por trabajadores de una empresa argentina y otro por sus colegas de una empresa japonesa.

Apenas fue dada la orden de partida, los remeros japoneses comenzaron a destacarse. Llegaron rápidamente a la meta. El equipo argentino llegó una hora después.

De regreso a Argentina, la Dirección de la empresa se reunió para analizar las causas del desconcertante e imprevisto resultado. Se llegó a esta conclusión: en el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros, mientras que en el argentino había un remero y diez jefes de equipo. Se decidió entonces adoptar las medidas pertinentes para el año siguiente.

En la siguiente competencia y desde la primera remada el equipo japonés volvió a adelantarse. El equipo argentino esta vez llegó dos horas después.

La Dirección volvió a reunirse luego del nuevo revés, y tras estudiar lo acontecido comprobó que en el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros, mientras que, el argentino, luego del intenso estudio realizado el año anterior, estaba compuesto por un jefe de equipo, dos asesores de gerencia, siete jefes de sección y un remero.

Tras un minucioso análisis se llegó a una conclusión unánime: el remero es un incompetente.

Al otro año el equipo japonés escapó desde la salida. La tripulación argentina, cuya composición había sido encomendada al Departamento de Nuevas Tecnologías, esta vez llegó tres horas más tarde.

Para ganar se llevó a cabo una reunión en el salón VIP del piso 28, esta vez con todo el staff con presencia obligatoria y se concluyó que, posiblemente para desconcertar, esta vez el equipo japonés optó por la formación original de un jefe de equipo y diez remeros.

El equipo argentino, según el informe final de una afamada consultora con casa central en Nueva York, prefirió una formación vanguardista integrada por un jefe de equipo, dos auditores de la afamada consultora, un asesor de downsizing, un asesor de calidad total, un experto en ISO 9001 y tres controllers administrativos, que no quitaban el ojo al único remero a quien ya habían amonestado y castigado privándolo de todos los premios e incentivos por el fracaso del año anterior.

Luego de varios días de reuniones realizadas en un famoso “resort”, se concluyó que debía recurrirse a la contratación de un nuevo remero, pero a través de un contrato de outsourcing para no tener que lidiar con el sindicato y no estar atados a convenios laborales que esclerosan la eficiencia y degradan la productividad”.

Lejos de criticar a las empresas argentinas y alabar a las empresas japonesas, sino que más bien todo lo contrario, lo que deseé destacar en aquella disertación hace 20 años era que nunca fue cierto que la única salida es Ezeiza, pero sí es cierto que si seguimos echando culpa a los demás, si seguimos llevando a cabo la teoría anti zoom sucesivos (no liderar con técnicos y no seguir cada tema diariamente) estaremos destinados a una burbuja burocrática sin fin, sin líderes, ni posibilidades de incorporar nuevas personas jóvenes en la arena política que realmente hagan y hablen menos para cambiar el país.

Industria y educación, con líderes técnicos en el Gobierno, que interactúen con lideres sindicalistas, y con cámaras que defiendan el mercado y no intereses individuales: este es el sencillo resultado inicial de mi teoría del zoom y sus sucesivos acercamientos.