La política que generó violencia e intolerancia

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Aquel político que decide postularse para un cargo ejecutivo debe conocer sin interferencias todas las ideas que laten dentro de la sociedad que va a representar en caso de triunfar. No puede nunca justificar errores políticos que contribuyen a generar enfrentamientos entre ciudadanos, en el desconocimiento o la ignorancia, o en el error de uno de sus funcionarios.

Desde el viernes 26 de junio, a escasos seis días del festejo del día de la bandera y la conmemoración de la muerte del general Manuel Belgrano, en nuestra ciudad de Córdoba se generó una falsa antinomia entre nuestro símbolo patrio, que obviamente representa a todos los argentinos y el pedido respetuoso de la organización LGBTQI+ (lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y queer. El símbolo +se agrega para tener en cuenta algún otro grupo que no esté incluido en las siglas mencionadas) para enarbolar su bandera.

Nadie discute el derecho de que el símbolo de este colectivo figure en la ciudad el Día del Orgullo. Pero el ejecutivo municipal debe tener en cuenta a toda la sociedad cuando decide arriar la bandera argentina que nos representa a todos, incluidos los LGBTQI+, y subir exclusivamente la de este u otro grupo.

Se trata de uno de los mástiles más importantes de la ciudad y en donde siempre está presente la enseña, al decir de Borges “casi azul y blanca”. Justamente, nuestra República regida por la Constitución Nacional reformada en 1994 incluyen en nuestra nacionalidad a todos los ciudadanos sin discriminación de ningún tipo. Somos hermanos y argentinos.

¿Acaso el municipio no debería haber tenido más cuidado con un tema que, nos guste o no, es sensible a todos los cordobeses al involucrar a la enseña patria? ¿No hubiera dicho acto, haber sido parte de un diálogo previo con aquellos que desearan opinar sobre el tema? ¿Que impide que el Día del Orgullo LGBTQI+ la bandera de este colectivo flamee junto a la bandera nacional? Agreguemos que la redacción de la Secretaría de Gobierno de la Municipalidad de Córdoba sobre este tema es por lo menos confusa, o si fuéramos más duros, está mal redactada. En efecto, el ejecutivo municipal dijo al reponer este lunes la bandera nacional que se había malinterpretado la decisión ya que muchos creyeron que el reemplazo de la misma era permanente. Sin embargo, la resolución dice textualmente: “En el marco del Día del Orgullo LGBTIQ+ elevamos la bandera de la diversidad, que desde hoy flameará en el centro del Parque Sarmiento”. ¿Dónde se mencionan plazos? ¿Por qué no hubo una decisión consensuada que generara comprensión de todos y evitara enfrentamientos entre vecinos, destrozos y hasta lesiones, que hoy ya están en manos de la justicia? Incluso se menciona la palabra “permanentemente” por parte del intendente, en una de las redes sociales.

Existen otros grupos que utilizan una bandera como símbolo, tal el caso de los pueblos originarios. Teniendo en cuenta la política expresada desde el municipio, nada impediría que se establezca en una plaza mástiles en los que estas banderas tengan un lugar permanente. La que no puede faltar es la argentina que nos une a todos

Juan Bautista Alberdi, refiriéndose a la Constitución Nacional y en debate con Sarmiento, se refería a quienes debían estar contenidos en la misma: “Con caudillos, con unitarios, con federales, y con cuanto contiene y forma la desgraciada República, se debe proceder a su organización, sin excluir ni aún a los malos, porque también forman parte de la familia”.

Para evitar malos entendidos digamos que en la época en que el gran tucumano escribió esto, cuando menciona a “los malos” se refiere a quienes por una razón u otra se manejaban fuera de la ley. Hoy afortunadamente nuestra Argentina cobija no solo a distintos grupos políticos sino a la diversidad social sin discriminaciónes.

Si quienes se presentan a elecciones conocieran profundamente las particularidades sociales de la nación, deberían realizar ingentes esfuerzos para evitar las falsas antinomias, ya que estas al contrario de generar comprensión y amistad, bloquean “la cultura del encuentro”.

El autor es historiador, escritor y fue Director General de Planificación y Evaluación del Ministerio de Educación Córdoba 2008/15