Ciudades abiertas para enfrentar la pandemia

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Una pareja se pone alcohol en gel en una plaza de la Ciudad de Buenos Aires (Reuters)
Una pareja se pone alcohol en gel en una plaza de la Ciudad de Buenos Aires (Reuters)

¿Qué tienen en común hoy las portadas de prácticamente la totalidad de periódicos digitales de todo el mundo? Un tablero con datos en tiempo real de contagiados, fallecidos y recuperados de coronavirus. Esta información basada en datos precisos permite comparar la situación de países, regiones o provincias, hacer predicciones y hasta derivar de ello el mayor o menor éxito de las políticas públicas implementadas por cada una de estas administraciones.

Los datos se han convertido en un activo importante para el desarrollo de las sociedades en el mundo actual, al punto que son considerados el nuevo “petróleo del siglo XXI”. En los últimos años, los gobiernos han comprendido el valor fundamental que tienen los datos en el abordaje de los desafíos públicos y han implementado políticas para brindar soluciones a las problemáticas de la mano de la innovación.

Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró como una pandemia el brote de coronavirus (Covid-19), muchas administraciones gubernamentales y organizaciones pusieron en marcha estrategias para generar datos y herramientas que ayudaran al seguimiento del virus para evitar su propagación. Los datos abiertos se convirtieron así en un aliado para poder tomar mejores decisiones basadas en evidencia y tener una mejor capacidad de respuesta. Un gobierno abierto es aquel que rinde cuentas, que involucra al ciudadano y lo hace partícipe de la gestión. Ante un nuevo escenario de pandemia mundial se han multiplicado los esfuerzos y la colaboración por parte de los gobiernos y organizaciones de la sociedad civil en el tratamiento de la información para poner a disposición datos en formato abierto de forma que puedan ser reutilizados por periodistas, la academia, investigadores y el sector privado.

Según Naciones Unidas, las ciudades están bajo una creciente presión para recolectar y supervisar los datos en relación con la gobernanza, la infraestructura, la planeación urbana, los servicios, la economía, la salud, la educación, la seguridad y el medio ambiente. La recolección de datos permite a las ciudades evaluar y comparar su desempeño.

Dos buenos ejemplos de ciudades inteligentes son Buenos Aires y Mendoza. En el caso de la primera, para aumentar la capacidad de respuesta y evitar la propagación del virus, la Ciudad de Buenos Aires incorporó a “Boti”, su canal de atención vía WhatsApp, distintas funcionalidades que permiten a los usuarios realizar consultas para discernir los casos sospechosos de Covid-19. En los primeros meses de la pandemia, “Boti” recibió más de 60.000 consultas, funciona las 24 horas del día y puede contestar hasta 50 mensajes por segundo.

La Ciudad de Mendoza, por su parte, lanzó a principios de marzo el programa “Ojos en Alerta”, una nueva herramienta para potenciar la prevención y la seguridad que funciona mediante la colaboración conjunta entre vecinos y el Centro de Visualización, a través de Whatsapp. Este programa permite que los vecinos mediante su celular colaboren en la lucha contra el delito o denuncien una situación de peligro, logrando una mejor planificación de los operativos públicos de control para la prevención y el posicionamiento inteligente y geolocalizado de las patrullas policiales.

Los portales de datos son otra herramienta que permite brindar mayor transparencia a la gestión a la vez que empodera a la ciudadanía al facilitar información pública en formatos abiertos, accesibles, reutilizables y continuamente actualizados. BA Data reúne 349 conjuntos de datos que son consultados a diario por vecinos, periodistas, desarrolladores, científicos de datos y miembros del sector privado que conforman la comunidad de reutilizadores. El portal abrió recientemente datasets con información sobre los pasajeros repatriados alojados en centros extra-hospitalarios en la Ciudad; servicios de asistencia a víctimas de violencia de género o las Unidades Febriles de Urgencia que atienden a pacientes sospechosos de Covid-19.

Por otro lado, es muy importante el rol de la sociedad ante los nuevos desafíos que trae la pandemia. Es ahí donde el Gobierno Abierto establece y pone en marcha un principio de gobernanza colaborativa donde las decisiones sean efectivas, eficientes, acertadas y logradas con base en evidencia científica. En toda la región distintas organizaciones de la sociedad civil trabajan activamente con los gobiernos en abrir espacios de colaboración para pensar y co-crear posibles soluciones a las diversas problemáticas que están atravesando. Un ejemplo de esto son los hackatones o ideatones, donde científicos de datos, programadores y ciudadanos desarrollan prototipos funcionales que ayudan a la gestión de la crisis.

Producto de estos espacios han surgido distintos desarrollos colaborativos como mapas con centros de salud cercanos, visualizaciones con zonas de infección, aplicaciones que integran un sistema de alarmas con necesidades a cubrir o sistemas de gestión de turnos que ayuden a los comercios a optimizar sus servicios, entre muchos desarrollos de análisis de datos en el contexto actual para atender, entender y mitigar la pandemia y a su vez, asumir una nueva normalidad.

Los gobiernos están ante la imperante necesidad de continuar por el camino de la apertura de datos y la promoción de mecanismos de cocreación en momentos de crisis.

Los autores: Juan Martín Vila, docente de la Universidad Austral y Director de Gobierno Abierto de la Ciudad de Buenos Aires, y Federico Morandini, director de Gobierno Abierto de la Ciudad de Mendoza