El Día Internacional contra el Maltrato hacia Niñas, Niños y Adolescentes nos encuentra en una situación muy particular: un aislamiento físico sin precedentes a nivel mundial.
Y en este contexto las chicas y chicos permanecen en sus casas y los adolescentes, aunque se relacionan con sus pares a través de las tecnologías, tienen un contacto mínimo con la comunidad.
Podríamos pensar que los peligros disminuyen cuando las chicas y chicos están seguros en sus casas, pero quienes trabajamos para defender sus derechos sabemos que el 80% de las situaciones de abuso y violencia contra niñas, niños y adolescentes son cometidas en sus hogares, intramuros, por familiares o personas conocidas de ellos.
Esta estadística explica el diseño en red y refuerza la necesidad de contar con un sistema de protección integral de derechos de la infancia. El mismo está constituido por los lugares donde los chicos y chicas desarrollan actividades, como la escuela, los clubes, los centros comunitarios, centros de salud, entre otros. Estos dispositivos y las personas que allí trabajan son clave a la hora de detectar situaciones de riesgo y, en este contexto sabemos que el acceso está restringido.
Uno de los grandes retos para los organismos de protección es lograr que sean las mismas niñas y niños quienes denuncien las violencias de las que son víctimas, pero sabemos que tienen temor o no pueden hablar de este grave delito ejercido hacia ellos.
Muchas veces las víctimas de maltrato mantienen el silencio sobre la situación de violencia que padecen porque quienes las infligen son los propios responsables de su cuidado, por lo que también les resulta difícil comprender que se trata de un delito.
Es por esto que siempre destacamos la importancia de la Educación Sexual Integral (ESI), porque ahí es donde muchas niñas y niños advierten que eso que les está sucediendo o les sucedió está mal. Es tan importante la ESI que en la Sala de Entrevistas del Ministerio Público Tutelar entre un 70 y un 80% de las víctimas de abuso manifestaron que pudieron comprender que fueron abusados luego de recibir clases de educación sexual. Los chicos entendieron que sufrieron conductas abusivas a partir de resignificar situaciones que vivieron con los conocimientos adquiridos acorde a su edad y el espacio de confianza que se generó durante la clase.
Hoy más que nunca este día nos convoca a reflexionar sobre los roles fundamentales que tienen los organismos de protección de derechos y todas las personas que están en contacto con niñas, niños y adolescentes y pueden visibilizar esas violencias. Todos son eslabones fundamentales para dar cuenta de este flagelo.
Como sociedad tenemos un deber insoslayable frente al maltrato y la violencia de los más vulnerables, que son las niñas, niños y adolescentes. Podemos ser la voz que ellos muchas veces tienen acalladas por temor, por miedo a las consecuencias.
Entonces, si creés que una niña, niño o adolescente puede estar siendo víctima de violencia, no dudes, comunicate con los organismos de protección de la infancia. Tu llamado, que puede ser anónimo, puede también transformar positivamente la vida de los chicos.
La autora es asesora general tutelar de la CABA