El coronavirus, Francisco y un Dios cercano

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El Papa Francisco habla durante su audiencia general mientras se transmite por video a través de internet desde una biblioteca dentro del Vaticano. 18 de marzo de 2020. Vatican Media/Handout vía REUTERS.
El Papa Francisco habla durante su audiencia general mientras se transmite por video a través de internet desde una biblioteca dentro del Vaticano. 18 de marzo de 2020. Vatican Media/Handout vía REUTERS.

UN DIOS QUE NOS DA LA LEY (homilía en Santa Marta, 18/3/2020)

Comienza el Papa rezando por las víctimas del virus y por los trabajadores de la salud para pasar luego a comentar las lecturas bíblicas del día, de lo cual queremos destacar los aspectos más sobresalientes.

“El tema de ambas lecturas (bíblicas) de hoy -dijo el Papa -es la Ley (Dt 4,1ss y Mt 5,17-19)”.

“… Dios da a su pueblo la Ley y llama la atención -dice Francisco- el modo en que Dios da la Ley, a propósito dice Moisés a su pueblo: "¿Qué gran nación tiene a sus dioses tan cerca de ella, como el Señor, nuestro Dios, está cerca de nosotros cada vez que lo invocamos?”.

“El Dios cercano, ese del que recibo la ley y le pido, nos habla de humildad”, dice más adelante el Papa. Claro que se refiere a la ley en sentido religioso. La ley como mandamiento, prescripción (idea), pero no separada de lo real sino metido en la realidad del hombre y en la cultura del pueblo. Francisco, tras recordar los textos del Antiguo Testamento y a Dios -protector de los judíos- nos aclara que no se trata del gran Dios alejado de la gente y dice “no es como un gobernante o un dictador… es el Dios cercano, humilde, hecho hombre que no vino a abolir la ley sino a cumplirla”.

UN DIOS QUE ACOMPAÑA

“Es la cercanía, es una cercanía paterna, de padre que acompaña a su pueblo... Dios camina con nosotros. Esa imagen en el desierto, en el Éxodo, la nube, la columna de fuego para proteger al pueblo: camina con su pueblo. No es un Dios que deja las prescripciones escritas (y dice) ‘aquí está la ley, ahora sigue tú’". Dios aparece, acompaña, comparte su pan y a propósito el Papa recuerda el pasaje bíblico de los discípulos angustiados de Emaús que tras la crucifixión huyen afligidos, destruidos y Jesús -sin dejarse ver- se acerca, camina con ellos, conversa y les pregunta qué les pasa y ellos le relatan (al extraño) la situación y comparten la mesa. Él parte el pan, lo distribuye, se va y cuando se va caen en la cuenta de que han estado con el Dios resucitado y entonces emprenden el regreso a Jerusalén para anunciarlo (San Lucas, 24-13-33).

UN DIOS QUE ES UN PADRE

El padre acompaña a su hijo o hija en su desarrollo y mientras tanto trasmite valores, principios, la ley, lo asiste, lo abraza y educa y lo hace con amor. Como un padre que se aniña para estar con su hijo o hija, Dios se abaja, para decirlo con una palabra bergogliana, “para estar con nosotros, para caminar con nosotros, para ayudarnos”.

UN DIOS QUE DA LIBERTAD

Pero al mismo tiempo -refiere Bergoglio en su homilía- Dios da libertad al hombre y a la mujer y -de hecho- la primera respuesta del hombre y de la mujer en su relación con Dios -en las primeras páginas del Antiguo Testamento- son dos actitudes de alejamiento: la de Adán y Eva por vergüenza y la del asesinato de Abel por Caín (Génesis 4, 8 y 9). La respuesta frecuente del hombre pues es alejarse de Dios. Él se hace cercano y nosotros nos alejamos (y podemos alejarnos porque somos libres de hacerlo) y lo hacemos a causa del pecado.

UN DIOS QUE SE HACE DÉBIL

“Cuando Dios se encarna en Jesús -dice el Papa- se hace débil y lleva la debilidad hasta sufrir la humillación, la condena, el sadismo y la alevosía del demonio y la muerte más cruel… La cercanía humilla a Dios. Él se humilla”. Jesucristo fue humillado, ofendido y asesinado como muchos hombres. Y cuántos más que siguieron su ejemplo.

LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS: CERCANÍA Y CUIDADO

Francisco inició sus palabras implorando a Dios por las víctimas del coronavirus. Y dice: “Tal vez no podemos acercarnos físicamente (los unos a los otros en tiempos del coronavirus) por miedo al contagio, pero sí (podemos) despertar en nosotros una actitud de cercanía con la oración, con la ayuda, hay muchos modos de cercanía. ¿Y por qué debemos ser cercanos el uno al otro? Porque nuestro Dios es cercano, quiere acompañarnos en la vida. Es el Dios de la proximidad. Por eso, no somos personas aisladas: somos próximos, porque la herencia que hemos recibido del Señor es la proximidad, es decir, el gesto de la cercanía”.

EL ENCUENTRO CON DIOS

A esta altura, este cronista se pregunta: cuando gracias a la palabra del Santo Padre sentimos tan cerca a Dios ¿no es posible encontrarnos con Él? Claro que la respuesta a tal pregunta requiere mayor sabiduría, reflexión y espacio pero intuyo que este encuentro es posible. Cuando siento que soy para el otro que me necesita, entonces es posible sentir que soy en Dios, de la mano de Dios y que estoy haciendo lo que Dios quiere.

Sólo le pido que nos libre y nos guarde del flagelo del coronavirus comenzando por nuestros próximos.