Ante el gran interrogante

Es aquí y ahora donde el presidente Alberto Fernández debe definir su rol en el gobierno y fijar posiciones y limites

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El presidente Alberto Fernández (REUTERS/Agustín Marcarián)
El presidente Alberto Fernández (REUTERS/Agustín Marcarián)

A poco más de un mes de gobierno de Alberto Fernández las señales que está enviando en su conjunto son positivas, sin embargo en algunas áreas son confusas o contradictorias, este accionar dentro de un marco de extrema vulnerabilidad como el que encontró es sumamente peligroso, ponen en riesgo la incipiente estabilidad de los mercados y alientan ambiciones latentes de retornos no deseados.

Desde el 10 de diciembre algunos nombramientos y acciones están alimentando la presunción que este seria un gobierno bicéfalo, el Presidente al que conocemos como una persona inteligente, dialoguista, y bien intencionada, por el otro lado a la vicepresidenta junto a La Cámpora que no necesitan ser presentados, su desgobierno de ocho años nos llevó a los brazos de Mauricio Macri, a quien se lo creía medianamente preparado, pero su incapacidad se pudo advertir a los pocos meses de gobierno, como era lógico de prever su impericia para gobernar facilito e impulso la vuelta de Cristina Fernández, pero ella como hábil política que es, bien sabia que tenia mucha resistencia de gran parte del electorado y esto le impedía alcanzar los votos necesarios para ganar la elección, la solución fue poner al frente de la fórmula a Alberto Fernández y así alcanzo su objetivo, “volver”.

Que encontró el Presidente Fernández, tierra arrasada por décadas de desgobiernos, un país dividido, endeudado, con una inflación galopante, con índices de pobreza inadmisibles para la Argentina, con niveles inigualables de empresas quebradas o concursadas, con economías regionales agonizantes al igual que las Pymes, con una grieta política irreconciliable, con una corrupción endémica en todos los estamentos del poder y de la sociedad, en síntesis un estado que en todas sus estructuras es una Torre de Babel.

Alberto Fernández y Cristina Kirchner (Gustavo Gavotti)
Alberto Fernández y Cristina Kirchner (Gustavo Gavotti)

Ante una situación tan grave, complicada y confusa, lo que se espera del Presidente es serenidad, equilibrio, decisión, firmeza y por sobre todas las cosas sentido común y coherencia. Sin embargo los primeros pasos si bien es lógico que resulten vacilantes, pero necesariamente deben dejar vislumbrar un rumbo para así sumar voluntades y adherentes.

Para ser más gráfico, y a modo de ejemplo, tomemos los pasos que se están dando con nuestras relaciones exteriores y en particular con EEUU. nuestro principal acreedor, y con el presidente Donald Trump. Esto indubitablemente nos indica que debemos ser muy cautos y claros en nuestra política exterior, no debemos dejar dudas en cual es nuestra posición.

Hoy la política mundial como siempre lo fue y continúa siendo es complicada y confusa dado a que responde a múltiples intereses, tenemos las potencias políticas, económicas y militares hegemónicas concentradas en tres países EE.UU., Rusia y China, a ellas debemos sumar la Unión Europea y en menor grado a diferentes asociaciones económicas desparramadas en el mundo.

Ante una situación tan grave, complicada y confusa, lo que se espera del Presidente es serenidad, equilibrio, decisión, firmeza y por sobre todas las cosas sentido común y coherencia

La tercera posición que siempre fue bandera del peronismo y que hoy aparentemente el Presidente estaría nuevamente tratando de levantar, es una utopía, que nació en la primera presidencia de Perón cuando pretendió ser arbitro y buscar un equilibrio equidistante entre la Unión Soviética junto a países de tercer mundo y el compacto grupo integrado por los EEUU, la comunidad económica de Europa y países del mundo occidental. En su segundo mandato esta pretensión se le diluyo de entre las manos a Perón cuando agoto las reservas de oro acumuladas durante años por gobiernos de diferentes signos políticos y luego durante la segunda guerra mundial.

En conclusión, luego de mal invertir y malgastar esas reservas debió mansa y sumisamente acudir a los EEUU, y después de extensas conversaciones mantenidas con el embajador norteamericano Albert Nufer y otros funcionarios americanos, finalmente recibió a Milton Eisenhower, hermano del residente estadounidense´. y a su secretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Henry Holland, para entregarles en bandeja de plata un área de concesión petrolífera de 49.800 kilómetros cuadrados en la Provincia de Santa Cruz con derecho único y exclusivo para explorar, perforar y catear, tratar, extraer y explotar el petróleo por 40 años a la Compañía California Argentina de Petróleo SA –del estado de Delaware y subsidiaria de la Standard Oil Company de California–, acuerdo firmado y luego ratificado por el decreto 6.688 del 6 de mayo de 1955 por Perón, Juan Ignacio San Martín (Asuntos Técnicos) y Jerónimo Remorino (Relaciones Exteriores y Culto).

Los primeros pasos si bien es lógico que resulten vacilantes, pero necesariamente deben dejar vislumbrar un rumbo para así sumar voluntades y adherentes

Esto nos indica que nuestra debilidad intrínseca limita nuestra autonomía dificultando nuestra participación en la tan difícil disputa de poderes mundiales. Este equilibrio sí bien lo comprendieron los presidentes Menem y Macri, por el contrario, Cristina Fernández con su concepción autocrática nunca lo entendió ni entiende.

Es aquí y ahora donde el Presidente debe definir su rol en el gobierno y fijar posiciones y limites. Si me permiten, haciendo una analogía literaria, recordemos a Shakespeare cuando el príncipe Hamlet recita el famoso pasaje “Ser o no ser, esa es la cuestión”. Hoy el presidente, ante el dilema de gobernabilidad que enfrenta, debe hacerse la misma pregunta y dar con la respuesta correcta porque en ella va su suerte y la de todos los argentinos.

El autor es presidente del Instituto Argentino Para el Desarrollo de las Economias Regionales (IADER)