Siniestros viales: una epidemia evitable

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Cada año fallecen en el mundo cerca de un millón y medio de personas a causa de siniestros viales, entre veinte y cincuenta millones sufren traumatismos y, gran parte de ellas, queda con graves secuelas, incluidas discapacidades permanentes.

Los accidentes de tránsito constituyen una epidemia mundial para la Organización Mundial de la Salud y Argentina no está al margen de esta realidad, ocurren en nuestro país 800 mil siniestros viales anuales.

¿Qué nos pasa como sociedad para que no tomemos conciencia? ¿Por qué nos seguimos matando entre nosotros por impericia y negligencia?

La población más vulnerable son los jóvenes, dado que la siniestralidad vial es la primera causa de muerte entre los cinco y veintinueve años. Reitero el dato por su gravedad: ¡primera causa de muerte entre los menores!

E, incluso, son los propios menores de treinta y cinco años quienes reconocen mayoritariamente haber conducido bajo el efecto del alcohol, y que lo hacen sabiendo los riesgos que conlleva. ¿Quién o por qué se instaló la cultura del alcohol como un ritual de las salidas nocturnas desde la adolescencia? ¿Cómo contribuimos los padres, los maestros, e incluso los adultos que lucran con este fenómeno, para evitarlo? ¿Evaluamos los adultos que, por acción u omisión, convalidamos las “previas”, que estamos promoviendo la primera causa de muerte de los jóvenes?

También el Estado, en todos sus niveles, debe prevenir, concientizar y reducir la siniestralidad vial, resultando esenciales los controles y la aplicación de sanciones. Controles que, para ser eficaces y disuasivos, deben ser estratégicamente planificados, visibles y no esporádicos.

Las leyes existen. La ley de tránsito regula los límites de alcohol en sangre permitidos para los conductores e incluso, algunas jurisdicciones locales, incrementaron dichos valores al punto de imponer la “Tolerancia Cero Alcohol”. En 2016, se creó el Plan Federal de Seguridad Vial. En 2008, se creó la Agencia Nacional de Seguridad Vial, organismo encargado de reducir la tasa de siniestralidad vial en el territorio nacional, mediante la promoción, control y seguimiento de las políticas concretas en la materia. En 2017, se modificó el Código Penal y se agravaron las penas de prisión en los casos de delitos de homicidios y lesiones culposas con automotores. En particular, se dispuso el agravamiento de las penas de quienes cometan un homicidio imprudente y se dieran a la fuga, no intentaren socorrer a la víctima, se encontraren bajo los efectos de estupefacientes o del alcohol, o participen de una “picada”. Incluso, en fecha reciente, el Presidente de la Nación presentó un proyecto de ley que, en caso de ser aprobado, avanzará en la tipificación de delitos de peligro abstracto que permitiría sancionar la conducta peligrosa al conducir, independientemente de su resultado.

El Gobierno no desconoce la problemática y, por ello, la abordó, pero: ¿sus acciones alcanzaron? Basta ver los informes brindados por el Ministerio de Transporte de la Nación para saber que no fueron suficientes: 5682 se cobró el 2016; 5611, el 2017 y 5472, el 2018. Según la Asociación Civil Luchemos por la Vida, la mortalidad por esta causa se extendió a 7274 en el año 2018, si limitamos el relevamiento a solo aquellos que fallecen dentro de los 30 días del siniestro. Equivale a casi un muerto por hora.

Todos debemos contribuir a reducir los siniestros viales y sus dramáticas consecuencias.

Alentar el compromiso y la participación ciudadana es esencial. Prueba de ello es que la alerta brindada por Viviam Perrone, creadora de la Asociación Madres del Dolor, permitió desarticular la semana pasada en Vicente López un encuentro de “picadas” de automotor.

Los funcionarios no podemos quedar al margen de la responsabilidad. Como concejal impulsé el incremento de los controles de tránsito y alcoholemia, convencida de su necesidad, proyecto aún en tratamiento en el Concejo Deliberante de Vicente López.

En el mismo sentido, aprovecho el Día de la Educación Vialidad para visibilizar esta problemática y que, como sociedad, tomemos conciencia de este flagelo que nos involucra. Prediquemos con el ejemplo y entre todos hagamos lo que hay que hacer.

Concejal Coalición Cívica ARI Vicente López