Hoy nos movilizamos para enfrentar el mayor desafío global de la actualidad: la crisis climática y ecológica.
Marchamos porque no hay tiempo que perder. Si no hacemos nada, la temperatura global aumentará entre 3º y 5º C para el 2100.
El calentamiento climático es una amenaza para todo el planeta: provocará el aumento del nivel de los mares, la extinción de especies animales y pondrá en peligro nuestra capacidad para producir alimentos, entre otras catástrofes.
La producción de las empresas y grandes corporaciones mundiales debe ser compatible con la sustentabilidad del planeta. Para eso hacen falta más regulaciones, más compromiso de los líderes globales y más conciencia ecológica de la ciudadanía.
El medioambiente no puede ser rehén de la lógica del mercado. Son los Estados y la política los que deben tomar medidas urgentes.
Hace unos meses conocí a les pibes de Jóvenes por el Clima que estaban en el Congreso impulsando una serie de leyes y declaraciones. Lo que estaban haciendo, en realidad, era advertirnos de lo que estaba pasando. Para el 2030, si no se reducen las emanaciones de gases de CO2 el calentamiento global puede entrar en una curva difícil de revertir. La responsabilidad es pública y privada: 100 empresas producen el 71% de los gases de efecto invernadero.
Yo vivo en San Martín, cerca del CEAMSE Relleno Sanitario Norte 3, donde se vuelcan 18.500 toneladas de basura por día, el 40% del total. Y también pude saber que cada uno de nosotros genera 1 kg de basura por día. Es tan grave lo que pasa que ingerimos el equivalente de un vaso de platico por semana entre nuestros alimentos y bebidas.
Desde Argentina, la cuestión puede parecer abstracta y lejana. Pero no lo es. Luchar por la justicia ecológica y medioambiental es también luchar por la justicia social, política y económica.
Es imprescindible aprobar la Ley de Cambio Climático en la Cámara de Diputados, que ya tiene media sanción del Senado. Y también es necesario darle una vuelta de tuerca al problema de la basura. En Argentina se generan 40.000 toneladas por día y sólo se recicla un mínimo porcentaje a través de cooperativas de recicladores urbanos y programas de municipios y provincias. Nuestro país genera cada vez más desechos y los sectores vulnerables son los que más sufren las consecuencias de este descontrol ambiental. Por eso, en estos tiempos, ser peronista es ser ecologista.
La lucha por el cuidado del medioambiente está en la agenda del Frente de Todos. Porque estos temas no son del futuro sino del presente. Porque ya no alcanza la actitud individual de cuidado, necesitamos regulaciones. Porque ya no se trata de reclamar a la dirigencia política y empresarial que haga algo. Es hora de exigirlo.
El presente del plantea está en peligro.
El autor es diputado nacional, jefe del bloque Movimiento Evita