En la búsqueda de una síntesis superadora

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(Foto: NA)
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Siempre digo que solo respeto a quienes me respetan tanto como me siento con derecho a despreciar a los que me incluyen en sus devaluaciones. Con Cristina surgió el grupo "Carta abierta" que para mi gusto expresaba los restos de una izquierda cercana a veces al peronismo pero siempre creída de ser una vanguardia esclarecida, una instancia superior a los humildes y a ese peronismo forjado entre "cabecitas negras y descamisados". Y luego con Macri se fortaleció El club político, un espacio más democrático en sus convicciones pero poco o nada dispuesto a debatir la distribución de la riqueza y el crecimiento permanente de la miseria y sus causas. Dos grupos de intelectuales que le confieren consistencia a la supuesta "grieta" mientras al igual que los candidatos y sus partidos parecían estar más proclives a parasitar los odios que a intentar superarlos.

En nuestra atroz caída tenemos la obligación de interrogarnos qué valor tiene la misma democracia y la festejada libertad cuando la distancia entre ricos y pobres es el único índice que no detiene su crecimiento. Después del golpe el gobierno de Alfonsín necesito implementar la "caja pan", menos de un millón de necesitados, un paliativo a la miseria engendrada por el golpe en una clara política de concentración económica que luego el gobierno supuestamente peronista de Menem se ocupó de multiplicar. Hoy los subsidios alcanzan a un tercio de la población y ambos sectores acusan "corrupción" como si no existiera una explicación estructural a semejante incentivación de la miseria.

Trump, Bolsonaro y Netanyahu aparecen como aliados a imitar, ellos expresando el más férreo nacionalismo y nosotros enamorados de una libertad de mercado en la que nadie cree. Ellos en su fortaleza defienden lo que nosotros entregamos en nuestra debilidad. Ridículo como tantas otras expresiones de una dirigencia que dice despreciar a la política a la vez que intenta ejercerla, que hasta llegó en su delirios pasados a creer que era "la reserva de occidente". Gobernar sin patriotismo es carecer de rumbo y del sentido de la vida.

Cristina eligió apartarse por las razones que sean, impulsó un candidato crítico que le permite intentar ampliar sus votantes. Macri actúa en paralelo, sale del anti peronismo convocando a Pichetto. Fernandez debe demostrar que los duros de La Cámpora no impedirán su política, Pichetto que Durán Barba y Marcos Peña dejarán de perseguir y expulsar a cuanto funcionario haga política y logre prestigio. Cristina cede el poder, fue mucho más lejos; Macri sede el "gorilismo", que para ellos forma parte esencial de su misma naturaleza. Asumamos que la grieta no tuvo actores que la eviten pero al menos ambos se obligaron a aliviarla en las elecciones.

Puede ganar cualquiera, somos casi dos mitades parecidas, se necesita generar una síntesis superadora, aquel candidato que pueda convocar con mayor grandeza ganará la elección. La pequeñez apabulla, nos falta la voluntad de una superación en la comprensión del otro, un asumir que solo unidos somos nación. Es un gran momento, que incita a la grandeza para imponer un candidato. Y eso debiera convocarnos a ejercerla. Los que no practicamos el fanatismo ocupamos el espacio de la síntesis posible, más allá que hasta ahora no hayamos encontrado una conducción que la exprese.

Necesitamos reconstruir un movimiento popular y uno más conservador que se respeten para compartir un proyecto de nación y consolidar la democracia. No falta mucho pero nos cuesta demasiado.