El discurso de Macri en Tucumán muestra un cambio de rumbo en su comunicación

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El presidente de la Nación, Mauricio Macri (NA)
El presidente de la Nación, Mauricio Macri (NA)

Este 9 de julio, el presidente Mauricio Macri enmendó un error evidente y varios otros que no se notan a simple vista en su discurso institucional, que en estos momentos es inevitablemente parte de la campaña electoral. Vale la pena revisarlos, porque el discurso del Día de la Independencia en Tucumán podría estar señalando un cambio en la comunicación del oficialismo que podría impactar de lleno en la campaña electoral.

Primero el error evidente: el Día de la Bandera, hace tres semanas, a Macri lo hicieron cometer la gaffe de confundir una alocución patria e histórica que debía sostener en una escuela de la provincia de Santa Fe con un discurso político de barricada destinado más al "círculo rojo" que a los alumnos de primaria que tenía enfrente: la emprendió contra el líder sindical camionero Hugo Moyano por generarle costos excesivos a la economía argentina con métodos mafiosos.

Aunque no se pueda disentir con el contenido de la alocución de Macri, los asesores de discurso del Presidente confundieron el ámbito, la audiencia y la jornada de conmemoración histórica y lograron el efecto contrario al que seguramente buscaron.

Si bien los ghost writers presidenciales habrán apuntado a ese "sound bite" (fragmentito de audio) que sirviera para posicionar en los noticieros a un presidente combativo, valiente y dispuesto a enfrentar al líder sindical de peor imagen del país, lo único que consiguieron es que los medios criticaran el discurso por desubicado e inoportuno. Incluso obligaron al Presidente a tener que soportar el paralelismo de ese error con los tan criticados intentos de la agrupación kirchnerista La Cámpora de adoctrinar a alumnos en escuelas públicas.

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Pero el discurso de este martes en Tucumán no solo superó al del Día de la Bandera. En el Bicentenario de la Independencia, en 2016, -el primer 9 de julio de Macri- el Presidente había dejado pasar la oportunidad de plantear un discurso épico de cambio y reformas.

Hubiese sido un buen momento para recuperar el tiempo perdido desde el 10 de diciembre de 2015 en no mostrar cabalmente la herencia y no proponer un "pacto de la Moncloa" para salir de la crisis.

Por el contrario, había elegido un mix histórico y político, sin una convocatoria a un acuerdo para lograr las reformas estructurales que, al fin y al cabo, quedan pendientes para un eventual segundo mandato.

Esta vez Macri hizo más hincapié en la comparación histórica y en destacar la necesidad de unir a líderes políticos con grandes desacuerdos con un fin de grandeza, como en julio de 1816 en Tucumán. Mostró así indirectamente que ahora sí entiende que deberá convocar -si logra su reelección- a la mayor cantidad de dirigentes posibles a un acuerdo de reformas estructurales.

Y si bien repitió el infaltable "¡Sí, se puede!", reemplazó un término clave por otro: el "este es el camino" por la palabra "rumbo".

Parece un tema menor, como un entomólogo contando las patas de un insecto. Pero no lo es: desde que el peronista Miguel Angel Pichetto se incorporó al binomio presidencial, cinco semanas atrás, el desafortunado slogan "este es el camino" desapareció del léxico amarillo.

"Este es el camino" era a todas luces una "frase-fuerza" totalmente equivocada a la luz de las promesas económicas incumplidas. Desde pobreza 0, pasando por inflación de un dígito hasta la creación de puestos de trabajo y la lluvia de inversiones: en todas las promesas, el gobierno del presidente Macri deja demasiadas deudas como para que éste sea el camino.

El jefe de Estado encabezó el acto en Tucumán durante el 9 de Julio (NA)
El jefe de Estado encabezó el acto en Tucumán durante el 9 de Julio (NA)

No sonaba inteligente repetir que éste sea el camino ante una porción importante de su propio electorado, con dificultades para llegar a fin de mes.

Lo mostraban las encuestas. Ricardo Rouvier lo viene preguntando desde hace tiempo en sus sondeos: el 69 por ciento lo rechazaba, y solo el 18 por ciento lo aprobaba: quiere decir que la mitad del electorado propio estaba en desacuerdo con la idea de que este sea "el camino".

Pero el término "rumbo", más impreciso, que indica una dirección global pero no la ruta concreta elegida, abre la puerta a poder ofrecer en campaña un nuevo camino y reconocer que se tomó un desvío por el ripio. También abre la puerta a admitir errores más allá del oficial "fuimos demasiado optimistas en las metas de inflación".

Si llegara a aprovechar esa puerta y traspasara el umbral, Macri tendría mucho para ganar en credibilidad y votos.

"Admitir errores es una excelente estrategia que los políticos no siempre aplican porque tienen miedo de mostrar su fragilidad, pero que ha demostrado en todo el mundo que, comunicacionalmente, es el momento en el que la gente más le cree al político, porque habla mal de sí mismo", sostiene el consultor político, encuestador y psicólogo Orlando D'Adamo.

El profesor de la UBA, la Complutense de Madrid y Salamanca afirma rotundamente con un "sí" cuando se le pregunta si le recomendaría a Macri tomar la vía discursiva de admitir que no tomó el mejor camino en su primer mandato.

El nuevo registro comunicacional de Macri, hablando de "rumbo" y no "camino", y convocando a acuerdos amplios podría también funcionar como una suerte de "vacuna" para los debates, que en esta campaña electoral serán instancias clave.

Macri, en los dos debates a los que ahora obliga la ley electoral antes de la primera vuelta más un tercero previo a un eventual balotaje, ya no tendrá sentada enfrente a Cristina Kirchner.

Con todas sus contradicciones y archivos delatores, a Alberto Fernández no se le pueden achacar los desvaríos económicos del cristinismo porque no estaba en ese gobierno desde 2008. Y, por el contrario, el candidato presidencial kirchnerista ungido por la candidata a vicepresidenta atacará a Macri con sus culpas y pecados en el terreno de la economía.

Lo de "vacuna" o"inoculación" es un viejo truco del arsenal de campaña electoral: mejor lo digo yo, antes que mi rival, y así lo dejo sin argumentos.

Quizás el cambio de discurso en Tucumán implique que reemplazar "camino" por "rumbo" inicie también el cambio de rumbo comunicacional que precisa Juntos por el Cambio para asegurar la reelección de Macri.

* El autor es editor de la revista Imagen y conductor de La Hora de Maquiavelo