Incertidumbres y certezas de la Argentina electoral

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Roberto Lavagna junto al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti
Roberto Lavagna junto al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti

En la carrera electoral de iniciativas políticas, desde el jueves 9 de mayo hasta el sábado 18, lideró la pole positions la ex presidente Kirchner, con un breve interludio donde el lugar se lo ganó en buena ley, por menos de 24 horas, el gobernador cordobés Juan Schiaretti.

Cuando el 9 de mayo, en la Feria del Libro, la flamante escritora Cristina Fernández agradeció enfáticamente a quien luego de fundar el kirchnerismo con su marido Néstor un día le renunció y se convirtió en uno de sus más acérrimos cuestionadores de su pasado gobierno, esta cronista intuyó que Alberto Fernández tendría un rol central. Y si además de los halagos prodigados se lee lo gestual, estaba ubicado en la centralidad de la platea. El 29 de enero de este año le consulté al ahora candidato presidencial si pensaba ser candidato a presidente en caso de no serlo Cristina, me contestó: "Estoy ocupado en cómo ganarle a Mauricio Macri. Si no es con CFK, será con Agustín Rossi, con Felipe Solá o con Alberto Fernández, pero no lo estoy pensando. Sé que tenemos que construir una alternativa superadora a Mauricio Macri y a la anterior nuestra, que fue descalificada tres veces por la ciudadanía. Yo critiqué durante ocho años a Cristina. Le cuestioné el cepo, el déficit fiscal, la inflación y su ocultamiento, y lo sostengo; si Cristina fuese esa, les diría y me diría: 'No perdamos el tiempo'".

A menos de 24 horas de conocida la candidatura, le pregunté qué quedaba del Alberto Fernández crítico de lo expuesto más arriba: "Soy el mismo y Cristina lo tiene muy claro. Lo que me resulta extraño es con qué facilidad pasé en menos de una semana de ser el titiritero influyente de la ex Presidente a ser, según algunos medios, su títere". Lo cierto es que el duelo de escuderías ya no será Macri versus CFK. También es cierto que, en menos de 24 horas de conocida la fórmula presidencial, solo los gobernadores del peronismo Juan Manuel Urtubey y Schiaretti se mantuvieron sin alinearse a este esquema.

Dudas existen y muchas. ¿Será esta una faceta menos radicalizada con Alberto Fernández? ¿Alberto Fernández metamorfoseará hacia el cristinismo o él se radicalizará? Respecto al porqué del anuncio un mes antes de la fecha límite de cierre electoral, la pregunta tiene su respuesta en el alineamiento que logró el propio sábado de todos los gobernadores peronistas y candidatos a punto de serlo, quienes hasta ese momento dudaban o se sentían proclives a integrar el espacio Alternativa Federal. Queda claro que este sector primerió en la sorpresa, en la iniciativa, y la ganó. Y más allá de las especulaciones, ya definió su fórmula. Ahora es el turno de los otros dos espacios que debieran recuperar la impronta, porque corre el tiempo.

Roberto Lavagna, cuando se amigó con la candidatura presidencial, despertó un gran interés inicial que luego se estancó mientras atendía ingratitudes lógicas de la política. Ayer, ante el cimbronazo producido por al anuncio de la fórmula Fernández-Fernández, previo a la reunión convocada por el gobernador Schiaretti, afirmó que asistirá en carácter de candidato a presidente. Schiaretti descansó en su victoria rotunda y perdió un tiempo que supo aprovechar Cristina Fernández. Este miércoles Alternativa Federal se reunirá con la presencia de Roberto Lavagna. El ex ministro está interesado en dilucidar si en ese sector político siguen estando todos los que eran. Mañana es un día clave para este espacio. Los resultados de este encuentro —que tal vez no se repita— condicionan el futuro de lo que aparece como la opción anti grieta. Allegados al doctor Lavagna enfatizan: "No hay fundamentos políticos para dirimir los intereses de sus integrantes en una PASO".

Entre tantos otros enigmas a dilucidar, la mirada está puesta en Sergio Massa, quien ha declarado que uno de los bordes de la grieta desapareció. ¿Massa se queda en este espacio o se va? Sí es cierto que recuperó un centrismo, al igual que Lousteau. Claro que esa centralidad tiene una enorme dosis de desconfianza sobre sus acciones. La pregunta se itera: ¿Con quién y dónde está?

El convocante a la reunión de mañana, Juan Schiaretti, quien ha declarado que Alternativa Federal tendrá su propia fórmula presidencial, dialoga con fluidez con su par mendocino, presidente del radicalismo, Alfredo Cornejo. Pregunta: ¿Habrá allí una estrategia para el sector federal del peronismo o para Cambiemos?

El domingo La Pampa sumó la novena derrota electoral para Cambiemos con el triunfo del peronismo a nivel provincial y, al igual que la ciudad de Córdoba, desplazó al radicalismo de la intendencia de Santa Rosa.

El radicalismo, luego del resultado obtenido el pasado sábado en la provincia de Buenos Aires, ratificando casi por unanimidad la pertenencia a Cambiemos, respira aliviado, la Convención Nacional de este partido no hará zozobrar la pertenencia a este espacio. Un alto dirigente de la UCR me dijo: "La política hoy está volátil, dinámica y sin certezas. La ratificación está, pero con qué condimentos no. ¡Todo es incierto! Se habla de ampliar Cambiemos, el tema es con quién, ¿y ese quién, quiere?".

Por su parte, un hombre del Gobierno, indiscutiblemente PRO, me decía: "Podemos extender nuestro límite en un acuerdo de gobernabilidad, pero no veo posibilidad de acuerdo político, por ejemplo, con algún sector del peronismo, sería arriesgar nuestra identidad. Además le aclaro, PASO ya tuvimos en el 2015 y si quieren los radicales integrar la fórmula, lo que están haciendo no es la mejor manera. ¡Ah!, y lo de la fórmula Fernández-Kirchner no nos afecta".

Consultado, el politólogo Hugo Quiroga analizó que la fórmula presidencial conocida el sábado interpela a todo el peronismo, en especial al federal, que si quiere ser competitivo, no puede retrasar su definición. En cuanto a Cambiemos, el radicalismo se acercará más a Mauricio Macri por temor a seguir perdiendo y pedirán la vicepresidencia en la fórmula. Martín Lousteau puede ser una opción.

Mientras la política se entretiene en sí misma, el país se desnuda para quien lo quiera atender. Estos números muestran su falencia: en 1974 había 800 mil personas bajo la línea de pobreza. Hoy hay 13 millones, hubo un crecimiento acumulativo anual de 7% de pobreza. Mientras que el PBI per cápita creció a un 0,6% anual en el mismo período. En los 70 el gasto público era el 20% del PBI y el sector industrial representaba el 23% del PBI: entraba más de lo que salía. Hoy el gasto público es del 40% del PBI y la industria representa el 17% del PBI.

Como dijo Borges: "Es todo tan raro y tan posible".