De cómo Nueva Zelanda conquistó los corazones de los musulmanes

Marwan Gill

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(AP)
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Hace casi un mes, el viernes 15 de marzo, Nueva Zelanda, un país que figura entre los más seguros del mundo, se vio ensombrecido por nubes oscuras y sufrió el ataque terrorista más mortífero de su historia. El bárbaro asesinato de 50 devotos fue otro recordatorio de que el terrorismo no tiene religión ni límites.

El ataque terrorista no se limitó solo a los fieles de ambas mezquitas, sino contra 1,3 billones de personas intentando crear muros de odio en todo el mundo. La pérdida de 50 vidas inocentes fue una gran tragedia que nos conmueve profundamente y, a su vez, nos alarma por el hecho de que su ejecutor es miembro de una ideología ampliamente difundida. El tirador no tuvo problemas de salud mental ni fue una reacción espontánea, sino la expresión más violenta de un odio que está aumentando en muchos países occidentales: la islamofobia.

Eligió una mezquita para crear más odio y división en las sociedades. Grabó su ataque bárbaro y dejó un manifiesto escrito para ganar fama. Pero el resultado fue diferente: se lo mantuvo sin nombre y el ataque terrorista hizo que tanto los musulmanes como los no musulmanes en Nueva Zelanda estuvieran más unidos que antes. Al declararlo terrorista y no solo un tirador, el gobierno tomó una posición clara de que no hacen ninguna diferencia entre un tirador árabe musulmán y un tirador blanco cristiano. Al poner un velo sobre la cabeza, las mujeres neozelandesas envían un mensaje claro de que las musulmanas son parte de Nueva Zelanda. La recitación del Sagrado Corán en el Parlamento, la cita del Santo profeta en el discurso del Primer Ministro de Nueva Zelanda, la llamada islámica de Azan que se transmitió por los medios de comunicación, son todas expresiones de condolencia y simpatía hacia los musulmanes. A través de gestos pequeños pero muy poderosos y claros, Nueva Zelanda conquistó los corazones de los musulmanes.

Su Santidad, Mirza Masroor Ahmad, el jalifa espiritual de la comunidad musulmana Ahmadia, elogió a Nueva Zelanda con las siguientes palabras: "El ejemplo de moralidad y excelencia que el gobierno de Nueva Zelanda ha mostrado, y en particular la manera en que su Primera Ministra ha respondido a este ataque ha sido ejemplar y es loable. Ha sido una reacción sumamente positiva y rezo para que las naciones musulmanas aprendan de este modelo de moralidad y cada una desempeñe su propio papel para erradicar todas las formas de odio religioso. Los ciudadanos (en Nueva Zelanda) también han ofrecido su apoyo total".

La comunidad musulmana Ahmadia, que cree en Su Santidad Mirza Ghulam Ahmad como el Mesías Prometido y Reformador de nuestra era, desde su fundación en 1889 está muy decidida a unir a la humanidad. Por un lado, está resuelta a reformar a los musulmanes equivocados, condenando al violento Yihad y todas las formas de odio, violencia y terrorismo. Por otro lado, la comunidad está sirviendo a la humanidad con el lema "Amor para todos, odio para nadie" en más de 200 países —independientemente de la religión y etnicidad. Así como Nueva Zelanda conquistó los corazones de los musulmanes, la comunidad musulmana Ahmadia quiere conquistar los corazones de toda la humanidad predicando y practicando las verdaderas enseñanzas del islam.

El autor es imán.