¿Llegó la hora de decirles a los argentinos que la Tierra es redonda?

Compartir
Compartir articulo
infobae

"No vamos a privatizar ni Aerolíneas, ni YPF", decía Mauricio Macri ante una militancia entre sorprendida y entusiasmada: "Pero las vamos a administrar bien". El candidato a presidente hablaba el 19 de julio de 2015, la noche del ajustado triunfo del ballotage porteño de Horacio Rodríguez Larreta sobre Martín Lousteau. Ese domingo empezaban las vacaciones de invierno, y Aerolíneas había dejado a 20 mil turistas varados en todo el mundo por uno de sus habituales paros salvajes. En semejantes circunstancias, la militancia más tradicional del PRO estaba un tanto sorprendida por esa declaración de fe estatista de su candidato. Pero para muchos analistas esa conversión al estatismo fue una de las claves para el triunfo que, cuatro meses más tarde, llevaría a Macri a la Presidencia.

Jaime Durán Barba, el gurú de estrategia electoral de Macri, mide finamente la opinión pública y, con los profundos focus groups de su socio, Roberto Zapata, capta como nadie el verdadero sentimiento del votante. Va mucho más allá de las básicas encuestas.

Claudio "Polito" Polosecki es colega y rival de Durán Barba desde su consultora y encuestadora GOP. Recientemente me impactó con una metáfora brillante con motivo del insólito congreso de terraplanistas en la ciudad de Colón (gran ironía). "Que la gente entienda que la Tierra es redonda es un triunfo de la cultura, de la educación y de la comunicación, porque aunque no tenemos forma de comprobarlo, el aparato cultural nos tiene convencidos de que la Tierra es redonda", explicaba Polosecki y hacía el paralelismo con la falta de comunicación del Gobierno sobre la economía: "Si nos atenemos a la experiencia diaria, vamos a creer que la Tierra es plana, pero si nos explican cómo funciona la economía, por qué salen mal las cosas y hacia dónde vamos, la gente va a terminar entendiendo que la Tierra es redonda".

Pero es difícil decirle en una campaña electoral en la cara a la gente que cree que la Tierra es plana, que estuvo equivocada toda la vida. Por eso es que en una campaña electoral hay que investigar qué cree la gente, y ofrecerle soluciones y respuestas que no afecten su sistema de creencias.

No hay tiempo en la campaña de cambiar la mentalidad y la cultura para desterrar viejos mitos y creencias y que se entienda que los países prosperan con base en un sector privado fuerte; que el trabajo lo tienen que dar los privados y no el Estado; y que los privados no invierten si los impuestos son demasiado elevados, las reglamentaciones del mercado laboral, excesivamente duras, y si la inflación anula cualquier planificación. De hecho, por ahora los candidatos opositores del peronismo están ofreciendo más intervención estatal y más gasto público para resolver la crisis económica actual. Nadie se anima a decir —el Presidente y candidato a la reelección tampoco— que esta crisis es producto de no haber bajado a tiempo y de manera planificada el gasto público.

Para los argentinos, simbólicamente, la Tierra es plana, y cambiar esa visión implicaba un fuerte trabajo de cambio cultural que estaba disponible solo en el arranque de la gestión Cambiemos. Requería mostrar mucho mejor la herencia que recibió este Gobierno y explicar que Argentina solo podía llegar a ser un país normal (hoy excepto Venezuela, Argentina y un par de países en guerra civil, todos crecen libres de inflación) haciendo lo que hicieron esos países normales con su gasto, su déficit fiscal y su mercado laboral.

Desde los bunkers estratégicos del oficialismo aseguran que eso era imposible, porque el peronismo hubiese barrido al Gobierno en pocos meses. "Si dices eso, te tumban antes de que hagas nada. A nadie le interesan los conceptos. A nadie le puedes demostrar que es bueno quitarle sus cosas", me decía Durán Barba en 2017 ante la pregunta de si no hubiese sido mejor explicar más la herencia para conseguir el consenso para un programa de reformas económicas más profundas. Dicho sea de paso: esas reformas hubiesen evitado la crisis de confianza sobre la economía que sufre hoy Argentina. O sea: "Mejor démosle la razón a la gente, como en la campaña. La Tierra es plana".

Para Durán Barba, solo a un "círculo rojo" de ultrainformados le interesan las explicaciones económicas, y esos no serían más que el 4% de la población. ¿No será una subestimación de la inteligencia del argentino medio? ¿Si para llegar a Asia precisamos dar la vuelta al mundo por Occidente para evitar el asedio de los moros en las costas africanas, no debiéramos explicarle a la gente que la Tierra es redonda?

Hace 85 años, en Estados Unidos, un flamante presidente, Franklin Delano Roosevelt, inauguraba la comunicación moderna de gestión política. Asumía en 1933, en la peor depresión económica y en medio de una crisis financiera. Había decretado un extenso feriado bancario y se dirigió a su país por el único medio moderno para llegar a todos los rincones: la radio. Inauguró lo que bautizó "charlas frente a la chimenea". Con palabras simples, didácticamente les explicó a los estadounidenses cómo funciona un sistema bancario y por qué los bancos habían debido cerrar sus puertas ante la estampida de ahorristas buscando retirar sus depósitos, que no estaban disponibles.

Luego entendió que su país requería reformas profundas. En ese momento el Estado era prácticamente inexistente —lo opuesto al sobredimensionado Estado argentino de hoy—, y decidió aplicar los preceptos del economista John Maynard Keynes para salir de la crisis con más obra y asistencia pública: pergeñó el New Deal, que implicaba decirles a los estadounidenses que la Tierra era redonda.

Además de explicar con mucha paciencia, mandó a organizar concursos fotográficos para mostrarles a las clases medias urbanas el estado desesperante de miseria que estaba viviendo el interior profundo de los Estados Unidos. Ahí nacieron enormes fotógrafas como Dorothea Lange y Marion Wolcott, entre una docena de artistas que revolucionaron el arte de la fotografía y la comunicación política: ellos mostraron "la herencia recibida" por Roosevelt y fueron fundamentales para obtener el consenso para el New Deal. Obviamente ellos ayudaron a construir otro relato. Sin relato (mala palabra en el vocabulario de Cambiemos) no hay entusiasmo ni consensos.

También el relato de que Cristóbal Colón descubrió que la Tierra era redonda es un relato simplificador. Los ilustrados de aquel entonces sabían perfectamente que la Tierra era redonda. Solo que tenían una estimación bastante acertada de las verdaderas dimensiones del planeta. Colón fue a los Reyes Católicos con un cálculo totalmente erróneo de la circunferencia del mundo. Creía que era un tercio de su tamaño real, y que con las naves disponibles en aquel entonces llegaría al Lejano Oriente. Tuvo la suerte de descubrir América. O mejor dicho, de toparse con un continente que creyó que era la India: es más fácil transmitir duras realidades cuando se enhebra un relato que explique y simplifique. Colón ni descubrió América ni que la Tierra era redonda.

Sería bueno que el Presidente desarrolle ahora mismo un nuevo relato para explicar desde ahora por qué habría que reelegirlo en estas elecciones, a pesar de que el resultado económico de su primer mandato no fue bueno. Quizás deba empezar a explicar por qué la Tierra es redonda y presentar ese plan económico que podría convertir a la Argentina en un país normal, en el que la Tierra es redonda.

El autor es editor de la revista "Imagen" y conductor de "La Hora de Maquiavelo".