El problema de la amnesia política

Martín Cantera

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La amnesia, sin mayor profundidad en la definición, es la pérdida parcial o total de la memoria. Si le agregáramos la palabra "política" a continuación, con seguridad, tendríamos mayor cantidad de afectados por esta enfermedad en nuestro país. Podemos leer, escuchar y ver que se repite innumerable cantidad de veces que el problema de Argentina es que no hay estabilidad ni previsibilidad por falta de políticas públicas a largo plazo, sin embargo, juzgamos y definimos a un gobierno por lo que hizo en los últimos meses.

Muchos dicen que Mauricio Macri cometió el error de no blanquear el desastre que se encontró al asumir, pero no cuesta tanto acordarse cómo estábamos. Seguro tenemos en la memoria cómo nos mentían con las cifras de inflación del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) mientras íbamos al supermercado y todo aumentaba. Esto último sin contar la cantidad de índices que se dejaron de medir, como la pobreza, porque les daba vergüenza blanquear que en el gobierno "nacional y popular" uno de cada tres argentinos era pobre. El robo en la obra pública, que todos veíamos, pero recién nos volvimos a acordar cuando salieron a la luz los cuadernos. El apriete y escrache por las cadenas nacionales de una Presidenta que no contestaba preguntas, denigraba la libertad de expresión y aborrecía la división de poderes. El uso partidario de los recursos del Estado, en programas que vendían una realidad ficticia o propagandas al mejor estilo goebbeliano en el Fútbol para Todos.

Algunos gobernadores también nos podrían contar, aunque ahora sufran de amnesia, cómo usaban la coparticipación para extorsionarlos. En fin, la lista es interminable, pero estoy seguro que lo recordamos.

De todo lo anterior vino a hacerse cargo el Presidente, gracias a la mayoría de los argentinos que confiaron en él para sacarnos de esa situación insostenible que, aunque ya suene trillado, solo nos llevaba a un destino: Venezuela. Pero hay un problema, la amnesia política que vivimos le exige que en tan solo 3 años arregle el desgobierno de 12 y solucione los problemas estructurales que se arrastran hace más de 70. Ojo, con esto no estoy negando la realidad, hemos tenido un par de olas que nos revolcaron fuerte cuando pensábamos que las íbamos a barrenar sin ningún problema. Pero de lo que sí estoy seguro es que por primera vez en muchos años tenemos un presidente y un equipo decidido a dar fin a la inflación, el déficit, la pobreza, la inseguridad, el narcotráfico, la política de punteros y apriete para finalmente dar lugar a la república, el diálogo, la equidad y la igualdad de oportunidades para todos los argentinos.

A Mauricio le tocó asumir la Ciudad de Buenos Aires en 2007 con una ley que declaraba la emergencia edilicia en los colegios públicos y se fue poniendo inglés desde primer grado. Le tocó asumir una ciudad que se inundaba cuando caían dos gotas y se fue habiendo realizado el entubamiento del arroyo Maldonado, una obra de infraestructura histórica para la Ciudad. Gracias a no haber tomado atajos y sentar bases sólidas de crecimiento, Horacio Rodríguez Larreta hoy puede estar haciendo 974 obras en simultáneo y va a estar inaugurando este año, entre las más destacadas, los viaductos del tren Mitre y San Martín, el Paseo del Bajo, la urbanización del Barrio 31 y 20.

Hoy nuestro país está en esa primera etapa, la de generar cimientos sólidos y fuertes para poder crecer. El problema de los cimientos es que cuesta verlos porque están bajo tierra, pero confiemos y estemos seguros de que estamos en el camino correcto. No dejemos que la amnesia nos ataque, porque de algo estoy convencido: nadie quiere volver al pasado.

El autor es politólogo, licenciado en Relaciones Internacionales y presidente de Jóvenes PRO Capital.