Debemos buscar una salida de los extremos de la migración forzada y los muros

Alvaro Fontana

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(Reuters)
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El gobierno federal de los Estado Unidos se ha cerrado porque los miembros del Partido Republicano no pueden ponerse de acuerdo sobre el financiamiento de la promesa principal de la campaña del presidente Donald Trump de construir un muro en la frontera sur con México, mientras que los demócratas insisten en que no votarán por fondos del muro.

Esta especial paralización administrativa de Washington es superable porque Trump puede construir el muro por su cuenta. No obstante, ya se generó una oposición al muro dentro de la propia administración que ha impedido el progreso y avance en este tema, siendo esta muy notoria entre la base conservadora del Partido Republicano. Reaccionando, el mandatario se mostró flexible después de hablar con las tropas estadounidenses desplegadas en todo el mundo en Navidad. Dijo que estaría abierto a reunirse con líderes del Congreso, pero que no sabía cuándo se reabriría el gobierno.

En el mismo sentido, también se quejó de que los demócratas votaron a favor de la seguridad fronteriza en el pasado, pero que ahora están en contra, haciendo y comparándolo con sus críticas al ex director del FBI, James Comey, antes de relevarlo de su cargo. Como se conoció, el Presidente forzó el cierre parcial del gobierno sobre el muro, algo que prometió a los electores, señalado reiteradamente en la campaña, al declarar que no firmaría un proyecto de ley de gasto a menos que incluyera dinero para el muro.

Así, dadas las cosas podrían volverse aún más difíciles para el avance del proyecto, considerando que los demócratas recuperaron el control de la Cámara de Representantes en las elecciones intermedias de 2018. Aun de esta forma, esta semana se jactó de la barrera fronteriza entre México y Estados Unidos que está construyendo su administración: "Puede ser el caso de un campeón olímpico que puede superar el muro" dijo Trump a los periodistas. "Pero en su mayor parte, no puedes hacerlo".

Recordemos que el presidente norteamericano ha demandado durante mucho tiempo cinco mil millones de dólares estadounidenses para el muro fronterizo, una pieza central de su campaña de 2016, pero los demócratas solo estaban dispuestos a aprobar una financiación de 1,3 mil millones de dólares para mejorar la seguridad fronteriza, lo que vislumbra una pelea extrema.

Respecto de la política migratoria, la semana anterior, Estados Unidos y México acordaron pautas sobre los inmigrantes que buscan asilo. De esta manera, los migrantes que se dirigen a la frontera suroeste para buscar refugio tendrán que esperar en México hasta que sus requerimientos se procesen en virtud de un principio de acuerdo entre los dos países, lo que afecta a decenas de miles de personas cada mes.

En respuesta, el gobierno de México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México (SRE), respondió que cooperaría con el cambio de política de los Estados Unidos y anunció que retiraría a algunos migrantes no mexicanos, aunque agregó que se mantendría el derecho de rechazar o admitir la entrada de extranjeros. No está claro cuántos migrantes serían enviados de regreso a México, pero el jefe del Instituto Nacional de Inmigración (INM) dijo que su agencia no podría recibirlos en el corto plazo.

Todos estos hechos se ensombrecieron por el anuncio del Gobierno de Guatemala, que lamentó el fallecimiento de un menor guatemalteco de ocho años en la frontera de los Estados Unidos, a cuya familia ya apoya, y solicitó a las autoridades de ese país una "investigación clara". Las autoridades dijeron que están brindando apoyo a la familia de la víctima para la pronta repatriación del cuerpo. La gravedad de los acontecimientos no demoró la reacción de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, que ha ordenado que se realicen revisiones médicas a todos los niños que están bajo su resguardo, siendo el segundo caso de un niño migrante que muere este mes estando bajo custodia de la agencia. En un comunicado señaló también que la CBP estudiará con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) las opciones disponibles para transportar a los migrantes a los centros residenciales para familias y la liberación supervisada. La autoridad de inmigración estadounidense espera cooperar con otras organizaciones gubernamentales para proporcionar a los migrantes asistencia médica adicional.

En forma casi simultánea, en la convulsionada Honduras, en las últimas horas se conoció que una nueva caravana de 15 mil personas ya ha salido del país hacia Chiapas, según lo señaló Irma Garrido, miembro del grupo de defensa de migrantes Reactiva Tijuana Foundation. "Suponemos que esta caravana recogerá más personas en El Salvador y Guatemala. Pero su objetivo es llegar a Chiapas y solicitar trabajo allí", en el proyecto del Tren Maya y la reforestación anunciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El presidente mexicano ha prometido que los centroamericanos que quieran trabajar en México recibirán una visa de trabajo, mientras que los gobiernos de México y Estados Unidos acordaron la semana pasada trabajar juntos en un plan de desarrollo en el sur de México y Centroamérica para frenar la migración. Cientos de miles de centroamericanos han cruzado la frontera sur de México durante los últimos dos meses como parte de varias caravanas, y la mayoría continúa su viaje hacia la frontera México-Estados Unidos a pesar de las ofertas del gobierno anterior de refugio, atención médica, educación y empleos si se quedaban en Chiapas u Oaxaca.

Garrido dijo que las noticias de la "fuerte xenofobia" en Tijuana contra los migrantes llegaron a los que se dirigen a Chiapas, apuntando que fue un factor en su decisión de permanecer en el estado del sur.

Estamos en un proceso de migración forzada que tiene movilidad transfronteriza y no es nuevo, porque cuenta con una historia de décadas y referencias que se ubican en la década del 90, en un contexto posconflictos bélicos, de Guatemala y El Salvador respectivamente, que desde años tiene dimensiones masivas e comprende a decenas de miles de personas de toda la región. Los gobiernos de la región deben buscar una salida terminante al escenario que los desvíe de los extremos de la migración forzada y los muros.

El autor es miembro de SOS Discriminación.