G20: cooperación o confrontación

Felipe Frydman

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La presidencia argentina enfrenta la complicada tarea de consensuar una declaración que satisfaga los intereses de todos los miembros en momentos en que resulta cada vez más difícil encontrar afinidades para profundizar la cooperación. La última reunión de Hamburgo realizada en julio del año pasado reiteró la predisposición de trabajar conjuntamente pero mostró las discrepancias sobre el acuerdo climático, el comercio internacional, la aplicación de medidas proteccionistas, inmigración y ayuda para el desarrollo.

La reunión de Hamburgo fue la presentación de Donald Trump en el escenario mundial y las expectativas fueron confirmadas. La reunión marcó el inicio de una política confrontativa con el resto de los líderes que incluso fue recogida en el texto de la declaración. Las divergencias se han ido agravando con el paso del tiempo manifestándose en el fracaso de la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la aplicación de aranceles argumentando razones de seguridad nacional, el retiro del acuerdo sobre derechos de los inmigrantes y la descalificación del programa de China para el desarrollo de infraestructura. Estados Unidos también anunció la denuncia del tratado de misiles de medio y corto alcance firmado con Rusia.

La agenda del G20 durante el transcurso del año convocó a ministros de diferentes áreas y grupos de trabajo; se realizaron más de cincuenta reuniones. Las áreas de cooperación cubrieron agricultura, desarrollo, salud, comercio e inversiones, trabajo, sustentabilidad climática, mujeres líderes, finanzas, anticorrupción y energía. Estas reuniones llamadas preparatorias replican a las organizaciones multilaterales OIT, OMS, ONU Mujeres, FAO, FMI, OMC, BM y OCDE, entre otras, cuyos funcionarios siempre están dispuestos a trasladarse para compartir sus experiencias, acumular millas y viáticos. El B20 fue una micro muestra del Foro de Davos.

El documento de los ministros de Finanzas contiene un pronóstico positivo sobre la economía mundial al decir: "El crecimiento económico global continúa siendo robusto y los niveles de desempleo son los más bajos en una década". El documento avanza sobre los mecanismos para atraer inversión privada al sector de infraestructura y la plataforma de coordinación de los organismos financieros multilaterales. El punto 11 contiene compromisos para combatir la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios, la ratificación del Convenio sobre Asistencia Mutua en Asuntos Fiscales, el intercambio automático de información financiera con fines tributarios y la identificación de jurisdicciones que no hayan implementado los estándares de transparencia fiscal. La OCDE provee los documentos de esta reunión.

La financiación de proyectos de infraestructura representa un importante objetivo para movilizar recursos y mejorar la inclusión de los países en desarrollo en la economía global, pero requiere de una vasta coordinación. La movilización de fondos de los organismos financieros internacionales en conjunto con aportes privados deberá comprobar los fundamentos y la rentabilidad para asegurar que los recursos contribuyan a disminuir la brecha y mejorar las posibilidades de desarrollo.

La captación de fondos para  infraestructura representa un desafío importante. China avanza con su programa Ruta de la Seda, sumado al Banco Asiático de Desarrollo; los Estados Unidos aprobaron la ley BUILD creando la Agencia Internacional con 60 mil millones. El presidente Emmanuel Macron en su discurso en Naciones Unidas anunció un aumento de mil millones en asistencia oficial para el desarrollo. Las disparidades sobre los objetivos dificultan la tarea para asegurar la coherencia y una asignación eficiente de los fondos para evitar que terminen beneficiando a empresas de los países donantes.

El presidente Trump está acostumbrado a dominar los escenarios y aventar su desprecio por el multilateralismo. Ese fue su comportamiento en el G20 de Hamburgo, en el G7, donde la pelea con el primer ministro Trudeau opacó la declaración, en la reunión de la NATO en Bruselas y en el reciente altercado con Macron durante la visita para conmemorar los cien años de la firma del armisticio de la Primera Guerra Mundial. La presidencia argentina tendrá que mostrar una diplomacia flexible para lograr mantener algo del espíritu de cooperación para el cual fue creado el G20 y evitar el paroxismo de la confrontación.

El autor es diplomático.