¿Son deseables las sociedades anónimas deportivas en Argentina?

Orlando Salvestrini

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Cada vez que se habla de sociedades anónimas en el fútbol se encienden las pasiones en un sentido y en otro. Los a favor se basan en la racionalidad representada por espectáculos organizados en todo su esplendor con estadios y campos de juego acordes.

Además, parece ser que una institución estructurada socialmente como sociedad anónima sería viable económicamente y, por último, muchos de los problemas de cada domingo serían eliminados (barras, reventa de entradas, estacionamientos truchos, etcétera).

Otros dentro de esta corriente sostienen que de esta forma se elimina la corrupción en el fútbol dado que un dueño no la aceptaría como parte de la gestión. Los escándalos de corrupción en FIFA se dieron mayormente en países donde el fútbol no se maneja con sociedades anónimas.

En la otra vereda están quienes no pueden dejar de considerar el fútbol una pasión popular y rechazan de plano que un club de fútbol sea de una persona o un grupo. No hay correlación directa, dicen, entre viabilidad económica y sociedades anónimas, dado que cada día en el mundo hay bancarrotas de sociedades anónimas.

Otro punto es la acción social y deportiva que desarrollan los clubes funcionando como asociaciones civiles que de otra forma desaparecerían por su carácter de actividades subsidiadas.

En un análisis enfocado a los clubes en argentina, podemos dividirlos en aquellos que podrían ser viables y aquellos que no. ¿De qué depende? Usando una regla de negocios, del tamaño de su mercado, simpatizantes, hinchas. No es necesario señalar cuáles están de un lado y cuáles no, todos los conocemos.

Paradójicamente, aquellos clubes no viables son los que necesitarían una estructura de sociedad anónima que les permita tener un dueño dispuesto a bancarlo, como un hobby. Es decir, utilizar una estructura con base racional pero basada exclusivamente en una decisión pasional. Ejemplo, "me crié en este barrio, este club me vio crecer, no puedo dejarlo desaparecer, me hago cargo". Mientras que aquellos clubes viables, por el hecho de serlos, seguramente seguirían estructurados como asociaciones civiles. Seguramente modernizando sus estatutos societarios.

La discusión seguirá estos días, con razones a favor y en contra de las SAD, solo debe tenerse en cuenta que quienes vayan a votar a la AFA lo hagan con el aval de los socios que les toca representar. Hoy por hoy los socios son los dueños de los clubes y deben participar en esta trascendental decisión.

El autor es contador público UBA, Stanford University (Finanzas), Palo Alto, New York University (Management). IMD (PED) Suiza. Miembro CD Boca Juniors y de Conmebol.