¿Cuándo entenderemos los argentinos que no somos el ombligo del mundo? Creer en que lo que dijo recientemente Pablo Moyano y pensar que el papa Francisco es el impulsor de actos políticos o religiosos en Argentina es desconocer la misión mundial que tiene entre manos como pastor e incluso menospreciarla. Es interpretar a un líder religioso con el lenguaje de la política barata a la que suelen estar acostumbrados muchos dirigentes de esta nación; es desconocer la estructura de la Iglesia y su funcionamiento; es ningunear a los obispos argentinos y su autonomía en las decisiones en cada diócesis particular.
Cuando todo se enreda adrede y con objetivos espurios que intentan mejorar la imagen de corruptos o debilitar a la Iglesia por conveniencias políticas huele a una dirigencia que no se conecta con su pueblo y sus creencias, y entonces necesitan mostrarse abrazados a quienes sí lo logran. Me duele tanto la Argentina que miente para sembrar odio como me duele la Argentina que lo cree. Ojalá solo escuchemos las palabras y los gestos de Francisco y no lo que dicen que él dijo o piensa. Ojalá lo escuchemos y lo miremos como líder religioso y no como un especulador político.
Él nos recibe a todos y más aún a quienes trabajan o representan a los excluidos de las sociedades. Nos recibe porque como Papa busca abrazarnos a todos y no por estar de acuerdo con nosotros. No nos recibe por perfectos sino por ser pecadores, por eso algunos buscamos, desde nuestra fe, su aliento y su guía para seguir trabajando en el camino de eliminar los volquetes existenciales a los que nos llevan el odio, la desunión y la mentira.
Como política y como cristiana quisiera que nadie intente ensuciar a la Iglesia para conseguir objetivos, quisiera que nos diéramos cuenta qué hay detrás, quisiera que los dirigentes fueran valientes y hablaran desde la verdad, quisiera que el pueblo argentino no se confundiera y sobre todo que entendamos que construir la paz es el único camino que debemos perseguir todos para tomar decisiones con claridad y objetividad. Que se nos revuelvan las entrañas ante la mentira. ¡Reconstruyamos nuestra nación en la verdad!
La autora es directora nacional de Responsabilidad Social para el Desarrollo Sostenible, Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación