Las exportaciones como modelo de crecimiento

El Gobierno nacional presentó el jueves 12 el programa Argentina Exporta con la presencia del presidente Mauricio Macri y la diputada Elisa Carrió. El acto permitió el debut de los ministros de Relaciones Exteriores, Jorge Faurie, y el ministro de Producción, Dante Sica. Solo faltó el secretario de Agroindustria, Luis Etchevehere. La diputada Carrió asumió el patronazgo de la ceremonia recalcando la importancia de la presencia de las pymes en el comercio exterior y abogando por una reducción de los precios del acero y el aluminio para disminuir los costos de la industria metalmecánica. Con su característico histrionismo le solicitó al ministro Sica trabajar para las pymes en vez de dedicarse a las grandes empresas.

El programa presentado por el ministro Sica de triplicar las exportaciones hasta el 2030 constituye un hecho auspicioso ante la necesidad de aumentar la disponibilidad de dólares con recursos genuinos. Las exportaciones han permanecido estancadas durante los últimos tres años, oscilando entre 56.787 y 58.384 millones después de haber alcanzado el récord de 82.981 millones en 2011, en condiciones externas favorables y con una participación importante de los rubros energéticos. La devaluación abre una nueva perspectiva para las exportaciones después de haber utilizado sin éxito la revaluación como único mecanismo para controlar la inflación. El sector agroindustrial podría reaccionar rápidamente a este nuevo incentivo, pero el sector industrial difícilmente pueda hacerlo ante la dura política monetaria reflejada en las altas tasas de interés que restringen el acceso al financiamiento. Las inversiones en la explotación del gas y petróleo durante los dos últimos años y la esperanza de una buena cosecha alientan la expectativa de que esos sectores recuperen el protagonismo en las exportaciones.

Las exportaciones como modelo de crecimiento constituyen una decisión política. La Argentina tuvo oscilaciones muy grandes. Durante la convertibilidad el coeficiente de apertura fue del 17%, desde el 2002-2008 alcanzó al 35% y en 2017 descendió al 20% por la contención del tipo de cambio. Después de la devaluación de este año, el coeficiente estaría nuevamente en 35% por la caída en dólares del PBI. Los Estados Unidos tienen un coeficiente del 25%; Brasil, 18%; Chile, 50%; China, 38% y Singapur, 322 por ciento. El coeficiente de apertura depende de la estructura productiva, del mercado interno y de los objetivos de la política económica reflejada en las variables macroeconómicas. El modelo exportador surgió en los países asiáticos de los 80 que fueron transformándose en exportadores industriales al ofrecer condiciones impositivas benévolas y mano de obra barata a las inversiones externas imposibles de emular en países como Argentina o Brasil.

En la Argentina, la recurrencia al financiamiento externo obliga a obtener un saldo favorable en la balanza comercial que solo puede lograrse mediante el aumento de las exportaciones. Sin embargo, no existe consenso sobre el modelo, a pesar de que las crisis recurrentes se originan siempre en la falta de divisas.

La designación de Dante Sica se inscribe en la nueva orientación de la política hacia el sector productivo y su presentación tendió a enfatizar la necesidad de ampliar mercados y lograr que un mayor número de empresas participe del comercio exterior. Los enunciados tienen el objetivo de facilitar los trámites para exportar eliminando las trabas burocráticas y reduciendo la intervención de los organismos de control. Estos esfuerzos coadyuvan a apuntalar a las empresas, pero no son suficientes para provocar un cambio en el rumbo económico. El presidente Macri se refirió también en su discurso de cierre a los progresos en la disminución de los costos internos.

El ministro Faurie fue quien recalcó la importancia de la estabilidad macroeconómica para mejorar la inserción en el mercado internacional y reseñó los trabajos para lograr acuerdos de libre comercio o preferenciales. Las posibilidades de aprovechar esta coyuntura requieren un gran esfuerzo interno para generar confianza en el rumbo político y atraer inversiones de riesgo y largo plazo que modifiquen el perfil productivo. El éxito de la promoción de las exportaciones dependerá de la oferta; muy difícilmente puedan lograrse resultados satisfactorios hasta tanto no haya un marco que haga posible mirar al mercado mundial como una alternativa creíble.

El autor es diplomático.