Nota escrita en coautoría con Pablo Wahren
El fenómeno Bolsonaro conmueve desde los cimientos la vida política y social de la región. El principal socio comercial de la Argentina amenaza con dar la estocada final al período histórico de gobiernos populares en Latinoamérica.
Intentaremos construir una brújula para comprender las causas de este resultado y navegar el futuro inmediato de la región.
El fin de lo políticamente correcto y la crisis de la clase dirigente
Donald Trump hizo campaña burlándose de lo políticamente correcto, el Brexit se aprobó contra todo pronóstico de corrección y sentido político. Las ultraderechas crecen en Europa negando todo lo que reivindicamos como característico de las sociedades europeas. Lo políticamente correcto representado en los derechos de minorías raciales, diversidad sexual y las reivindicaciones a nivel mundial de las mujeres encuentra una resistencia silenciosa. Los actos racistas de Trump incrementaron su imagen en la previa electoral así como el "Ele não", lejos de limar la imagen de Bolsonaro, brindó un impulso a su candidatura.
Este nuevo escenario arrasa con los manuales políticos y también se carga una forma de hacer política y una clase dirigente.
La crisis de los partidos políticos se traduce en un proceso de oposición casi automática a cualquier injerencia en la vida pública y privada de una gran parte del electorado. Los resultados se observan en una democracia de baja intensidad con poca participación y un voto revulsivo que, a su vez, genera una sensación de poder en el elector. Votar aquello que implica una disrupción en la vida política o un enfrentamiento con quienes se inmiscuyen en la vida pública otorga placer y reafirma el ego del votante.
La economía, el nacionalismo y la figura paternal
La economía no fue el eje central de campaña que permitió captar votos a Bolsonaro. De hecho, a diferencia de otros líderes nacionalistas de extrema derecha, este candidato pregona una ideología liberal, a favor de las privatizaciones y la apertura económica. Sin embargo, la crisis del neoliberalismo, así como fue la crisis del liberalismo en la década del 20 y el 30, es el caldo de cultivo ideal para movimientos extremos. El descontento social generado por una mala situación económica promueve alternativas que en otros contextos se encuentran por fuera del sistema. En el caso de Brasil, es de destacar que desde 2014 el PBI acumula una caída del 6,0% y el desempleo prácticamente se duplicó pasando de 6,9 a 12,8 por ciento.
En los escenarios que analizamos siempre existe de fondo la reivindicación de lo nacional, por un lado, y lo tradicional, por el otro. Lo que se conoce como la "ideología del lamento", una preocupación extendida de que algo se ha perdido en la sociedad moderna y se requiere un retorno a la comunidad.
Tanto Trump como Bolsonaro y los emergentes ultrancionalistas de la crisis europea reúnen estas características, un discurso nacionalista y xenófobo con reminiscencias a un pasado de grandeza y una figura paternalista fuerte dispuesta a acabar con las minorías y todos aquellos que supuestamente amenacen y perviertan a la comunidad.
¿Auge de las derechas latinoamericanas y nuevas reglas de juego en el continente?
En principio, las alternativas emergentes de este proceso fueron proyectos políticos vinculados a la derecha. No obstante, el fenómeno AMLO en México podría representar un corrimiento de esa lógica. Andrés Manuel López Obrador reúne muchas de las características mencionadas, sin embargo, presenta una tendencia política diametralmente opuesta. Su presidencia constituye una incógnita de cara al futuro inmediato de la región.
En este marco de incertidumbre, las reglas de juego parecen haber cambiado en América Latina. La elección de Brasil no fue "normal". Hace 2 años destituyeron a su presidenta y el candidato con mayor intención de voto fue a prisión en el medio del proceso electoral sin condena firme y escasas pruebas en su contra. Por si esto fuera poco, el electorado votó masivamente a un candidato que defiende abiertamente a la última dictadura militar brasileña.
Sin embargo, Brasil no es el único país donde en los últimos años se vio (y se sigue viendo) alterado el orden democrático. ¿Podrán estas alternaciones volverse la norma en lugar de la excepción? ¿Las sociedades están dispuestas a aceptar este cambio? ¿Hasta qué punto y bajo qué condiciones es tolerable por la sociedad?
Latinoamérica comenzó una nueva era repleta de incertidumbres. La resistencia oculta al discurso políticamente correcto en conjunción con el hastío del statu quo, la necesidad del electorado de sentirse importante junto a la aceptación de casi cualquier cosa con tal de que no gane tal o cual dirigente político, entre otras combinaciones, son algunos de los factores que explican este fenómeno. Al igual que en la década del 30 estos fenómenos ocultan una carga de peligro e imprevisibilidad que los transforman en la principal coordenada de esta elección y una brújula para pensar el futuro de la región.
Rodrigo Karasik es abogado y docente de la UBA. Pablo Wahren es economista, OCEPP.