Lilita no se rinde

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(Foto: Adrián Escandar)
(Foto: Adrián Escandar)

El elaborado outfit de Lilita no dejó margen a la interpretación. Fue producida para la guerra. Enfundada en un vestido de intenso color mostaza se plantó para la que se esperaba fuera la foto del día. Aguardó exultante al Presidente bajo un paraguas de flashes que hacían foco en su chemisier de dominante imprimé. "Kiss me" se leía sin esfuerzo en trazos azules sobre la humanidad de la legisladora. Un guiño entre pícaro y provocador. No da puntada sin hilo.

En los tiempos que corren, la política se saca selfies y esta pretendía ser una de ellas, pero el beso no alcanzó. Fue apenas un roce frío, casi sin mirada, helado. Pasó. Si lo que se esperaba era una reconciliación, no fue el caso. Esta vez Macri le aplicó frío.

Sobre el escenario de la presentación del programa Argentina Exporta, el despecho llegaría recargado: "Me voy a amigar cuando me lo saque a Garavano". En tono siempre autorreferencial Lilita reforzó su CV de Santa Patrona y Guardiana de la Ética y la Dignidad.

Los temas en carpeta: monopolios y cartelizaciones, a los que denunció como inadmisibles, con Dante Sica en primera fila. Es lo que se viene. Ella hace su tarea, al menos la que se propuso. Sube la vara, conmina y advierte pero no mide escenario, contexto ni vulnerabilidad alguna. Ella avanza.

Esta vez, lo suyo llegó lejos y apunta a un Macri debilitado en la consideración general. Un estornudo cerca puede devenir en neumonía cuando el sistema intenta recuperarse. Las defensas están bajas. Lilita lo sabe pero no parece importarle.

Del "operativo contención" al "pongamos un límite". Dos ministros fueron instruidos y salieron a marcar la cancha. Carolina Stanley bajó suavidad a la disputa: "Siempre vamos a buscar zanjar las diferencias" y Alejandro Finocchiaro administró rigor: "Nadie debe condicionar al Presidente".

Por la tarde Carrió sumó confusión. Desde la sensación de indemnidad que da siempre una cuenta de Twitter, Lilita aseguró que su emplazamiento a Macri fue solo una broma. Sin solución de continuidad dijo reservarse el derecho a pedir el juicio político de Germán Garavano, pero aclaró que por ahora pospone la presentación. El plazo hasta fin de año para que Macri acceda a sus requerimientos pareció quedar vigente. "Tiene dos meses" había dicho un par de días antes,  o elije o se cae". Si arrugó definitivamente o salió a recuperar fuerzas para una nueva embestida, está por verse. Todo parece indicar que no solo Lilita no capituló, sino que va por más.

Quienes las vienen viendo girar desde hace décadas solo esperan una nueva tempestad. Lilita construye y destruye con la misma denodada intensidad. Su disputa está asociada al poder pero es moralizadora, no está para especulaciones electorales ni componendas judiciales. No va por votos ni puestos. A ella la cosa le pasa por otro lado y ahora, a Cristina la quiere presa.

Esta mirada coincide con la lógica de su espacio. Para "lilitos y lilitas" Carrió obró con absoluta coherencia. Admiten que puede haberse ido de mambo pero en tal caso lo atribuyen a que en el escenario funciona en modo stand up, tratando de que su discurso resulte divertido y que esta vez pudo no haber tenido en claro el contexto, pero advierten que el pedido de juicio político está redactado y que será presentado en unos pocos días, tres o cuatro a lo sumo. Entienden que una cosa es que se respete la investidura presidencial y otra muy distinta es resignar los derechos que le caben como legisladora.

Para los legisladores de la Coalición Cívica, Germán Garavano incurre en la causal de "incumplimiento de los deberes de funcionario público". No les gusta cómo está manejando la Justicia y acumulan en el escrito argumentos para su remoción. También están trabajando en la identificación de los monopolios y la cartelización enfocados muy especialmente en la industria farmacéutica y del acero.

Lilita se siente líder parlamentaria y en el espacio Cambiemos entiende que es par de Mauricio Macri. Desde ese lugar funciona y se siente libre de expresar sus diferencias en el espacio público y los medios sin remilgos. Su condición de oficialista no la obliga a verticalismo alguno, dicen los muy suyos.

Arropada por los sus más fieles Carrió se retempla en medio de su duelo (hace unos pocos días perdió a un casi hijo muy querido) para enfrentar las batallas que se vienen. Se tensiona para acordar cosas, argumentan sus lugartenientes. "No vamos a acompañar la farsa de que todo va bien", sostienen. Los que denunciaron a Cristina en el 2004 no piensan ceder galones a los que se presentan ahora como "embajadores de la impunidad".

Éramos pocos y aparece en la línea de microblogging @CFKArgentina. Mientras todo estaba pasando la ex Presidente emite un tuit: "Después de que frenamos el tarifazo de las 24 cuotas del gas por la devaluación, responden pidiendo mi detención. Muy obvios. Se nota demasiado". Horas antes se conoció el pronunciamiento del fiscal de Cámara Moldes pidiendo desafuero e inmediata detención de Cristina Fernández en la causa de los cuadernos. Esto, claro, si llega el "doble conforme" mediante la confirmación de la Cámara al procesamiento dispuesto por Claudio Bonadío.

Hay que recordar que el "frenazo" a la tropelía del "Ahora 24" que se decidió aplicar a la tarifa del gas fue una tarea mancomunada de la oposición toda e incluso de algunos referentes del oficialismo. Hay mucha dirigencia en la Argentina que todavía aplica la sensatez.

Fue el mismísimo ministro Rogelio Frigerio el que terminó poniendo el cuerpo a la reculada presidencial proponiendo un prorrateo que terminaremos pagando todos pero mucho más allá del 2019. Una fuga hacia adelante que permitió recuperar la posibilidad de, en tiempo y forma, un clima que haga posible el debate del presupuesto.

Quien también vivió un muy mal jueves fue María Eugenia Vidal. Hebe de Bonafini celebró del Plaza de Mayo el escrache que un grupo de militantes de la Unidad Ciudadana, la Corriente Clasista y Combativa, referentes de la CTA y gremios docentes le prepararon en Chascomús. La titular de Madres no solo tardó minutos en manifestar su contento y alentó a los que estén dispuestos a salir a atacar: "Es lo que hay que hacer, que no puedan salir a la calle como lo hace Cristina… a estos les vamos a ganar la guerra". Lo suyo no es un aporte a la pacificación precisamente.

A la buena de Hebe no le pasa una bala. Amparada bajo la blanca sotana de Francisco aseguró: "Va a seguir puteando porque Dios me perdona". Los dichos papales en el sentido de que él "a las Madres de Plaza de Mayo les perdona todo" suenan en los oídos nonagenarios como una indulgencia plenaria de aquí a la eternidad. Que alguien le avise a Bergoglio. Aletea una mariposa en Santa Marta y se cae el cielo a pedazos sobre nuestra siempre endeble paz social.

A la maldición divina de la sequía, las crisis internacionales, la mala praxis del Gobierno, ministros que se cortan solos con medidas desatinadas y los jueces de la Corte que disputan sus diferencia en el espacio público, se suman ahora las arengas violentas de los que quieren volver y las apremiantes demandas de la socia más intensa.

Mucho barullo para un país que se hunde atrapado en una crisis económica de, al menos por ahora, insondable profundidad y al que diariamente todos y cada uno de nosotros lucha por sostener y sobrellevar.