Todos somos iguales ante la ley... excepto Carlos Menem y Cristina Kirchner

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Es probable que al presidente Mauricio Macri le convenga que Cristina siga en libertad, herida, desfilando durante todo el año que viene por los tribunales orales, para enfrentarla como candidata y así alcanzar la reelección.

Es posible que las infelices declaraciones del ministro Germán Garavano, al opinar que "nunca es bueno" que un expresidente sea detenido hasta que no pese sobre él una condena firme, apunten en esa dirección. Lo que sí no le conviene a la Argentina es violar el principio de igualdad ante la ley y continuar sosteniendo los fueros y los privilegios de dirigentes como CFK y el expresidente Carlos Menem, quien será declarado absuelto en la causa del contrabando de armas a Ecuador y Croacia después de 23 años de impunidad.

Aunque las declaraciones de Garavano hayan sido "en abstracto" y a título personal, el ministro no puede desconocer el peso que tienen sus palabras a partir de la función que ocupa. La diputada Elisa Carrió no es precisamente una persona moderada. Sin embargo, en este caso, más allá de la amenaza de juicio político que nunca sucederá, parece tener razón. ¿Por qué Cristina Fernández, Carlos Menem o cualquier otro expresidente, diputado o senador deberían ser tratados de manera distinta a más del 60% de los procesados que hoy están en prisión, esperando la sentencia definitiva, en cárceles comunes, después de haber cometido delitos que ameritan la decisión?

Garavano, un técnico generalmente prudente, esta vez fue todavía más allá al estimar que para él Cristina Fernández no debería ser detenida porque ha demostrado que no quiere fugarse ni entorpecer la labor de los jueces en ninguna de las investigaciones que la tienen como principal sospechosa. ¿En qué se basa el ministro para asegurar que la exjefa de Estado no ha interferido en el accionar de los fiscales y los magistrados?

Para mencionar hechos concretos, solo hay que recordar que Cristina Fernández intentó burlar el embargo de sus cuentas y la prohibición de disponer de sus bienes tanto en el expediente Hotesur como en el de Los Sauces, al enviar casi 6 millones de dólares a la caja de seguridad de su hija, Florencia Kirchner, quien en ese momento todavía no había sido alcanzada por la medida.

Miremos el asunto desde una perspectiva más actual y menos retrógrada. ¿Cuánto hubiese tardado cualquiera de nosotros en ser juzgados, condenados y detenidos después de haber cometido los mismos delitos que se les imputan a Carlos Menem y Cristina Fernández?

En la Argentina de la impunidad, todos somos iguales ante la ley, a menos que tengamos el poder político, el dinero, y un buen enchufe con los jueces de turno para evitar ir a la cárcel.