Quién es quién en la economía, y su contribución a la generación de riqueza

La recesión que muestra la actividad agregada tiene varias excepciones, y diferentes dinámicas

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La industria contribuye con 16,8% al PBI total, y explica algo menos del 12% del empleo total asalariado registrado
La industria contribuye con 16,8% al PBI total, y explica algo menos del 12% del empleo total asalariado registrado

El Gobierno nacional no logra generar confianza en los inversores vinculados con la actividad productiva tradicional, y a partir de ahí se disparan expectativas negativas sobre el curso de los negocios, el empleo y consecuentemente de las tremendamente debilitadas finanzas públicas, porque los esfuerzos que se hacen para reducir el déficit primario se diluyen con el crecimiento del pago de intereses de la deuda pública.

En gran parte eso ocurre por la creciente tendencia de los funcionarios a subestimar el peso de los impuestos sobre la actividad agregada, y recurrentemente se apela a incrementar la presión tributaria sobre la denominada "economía real", como se define a los productores de bienes tangibles, como si los servicios públicos y privados no fueran claramente visibles e influyentes.

El resultado de esa práctica que se reflejó recientemente en la decisión por decretos firmados por el ministro de Hacienda de reducir a la tercera parte los reintegros de impuestos a los exportadores, principalmente de bienes; la suspensión transitoria de la rebaja de las retenciones a los derivados de la soja, e incluso la eliminación del fondo sojero; que se suma al Impuesto a la Renta Financiera, y a la voracidad impositiva de provincias y municipios que elevan las alícuotas de Ingresos Brutos, no es otro que el desaliento de la generación de riqueza.

El mensaje es claro: pese a que el gasto público saltó de un 23% a 25% del PBI a más del 40% en menos de 20 años, y con ello la presión tributaria sobre el sector privado, la preocupación de los funcionarios de Hacienda parece concentrarse más en cómo generar impuestos, o transferir gasto público al sector privado, como es el caso de los subsidios, que en concentrarse en acciones que conduzcan a aliviar las finanzas en el conjunto de la economía. Naturalmente, siempre está la excepción que confirma la regla.

La preocupación de los funcionarios de Hacienda parece concentrarse más en cómo generar impuestos, o transferir gasto público al sector privado, como es el caso de los subsidios, que en concentrarse en acciones que conduzcan a aliviar las finanzas en el conjunto de la economía

A partir de ahí, junto con los cambios que se observan en las tendencias en el resto del mundo, se suele perder el foco sobre cuáles son los sectores con mayor potencial para crecer o, visto del otro lado, los que más contribuyen a caer en una etapa recesiva; mientras que se tiende a exagerar las "ganancias" de la industria financiera, como si fuera una actor descollante en el PBI.

En el primer grupo, el caso más emblemático es el del conjunto de la actividad manufacturera, porque se la mira como el gran motor del PBI, pero año tras año va perdiendo peso; apenas genera 1 de cada 6 pesos que producen el total de los sectores: 16,8%, casi dos puntos porcentuales menos que una década atrás, y en términos de empleo explica menos de 12% del total asalariado registrado.

Sin embargo, se lo suele utilizar como el "termómetro" de la economía, despreciando el rol amortiguador de otros sectores que se han vuelto cada vez más dinámicos, como el de las industrias culturales, comunicaciones y logística que en conjunto representan casi la mitad que el total de la industria manufacturera; y en menor medida los servicios de enseñanza y salud.

En muchos de esos casos el nivel de desarrollo evoluciona a un ritmo tan vertiginoso que comienza a ser relevante como fuente generadora de divisas, al punto que en los primeros 7 meses del corriente año ascendió a USD 2.500 millones en términos brutos y más de USD 660 millones en valores netos, luego de deducir las importaciones de ese tipo de servicios.

Mientras que en estos tiempos donde nadie sabe a ciencia cierta cuál será el impacto de los cuadernos sobre la construcción y el empleo, se tiende a sobreexagerar su efecto sobre la rama de la construcción, pese a que representa el 3% del PBI total y el 4,7% del empleo asalariado formal, y aproximadamente la mitad es explicada directa e indirectamente por la obra pública.

Claramente, la mejor receta para superar las crisis recurrentes es que los gobernantes y los dirigentes de las principales fuerzas políticas consensúen que ya no hay margen para atajos y subir impuestos, y que se requiere con urgencia definir políticas inmediatas de sostenibilidad en el largo plazo, que incentiven la producción de bienes y servicios privados, y atraigan los enormes capitales ociosos de los argentinos en el exterior, y también en el país, pero fuera del sistema bancario.