Escuela A.M.E.N.: ¿caso piloto para avanzar contra las escuelas privadas confesionales?

Sergio Ibáñez

Compartir
Compartir articulo

La reciente apertura de un sumario al Colegio Bautista A.M.E.N. en la ciudad de Neuquén por un supuesto incumplimiento de los planes de estudios y del programa de educación sexual integral (debido a los incidentes que tuvieron lugar durante una charla sobre legalización del aborto) no hace menos que generar alarma y preocupación.

La decisión fue tomada por unanimidad por el Consejo Provincial de Educación y, si la investigación del organismo de esa provincia confirmara las acusaciones, las sanciones podrían ir desde una multa hasta la quita de subsidios o la pérdida del número de inscripción como escuela reconocida por el Estado.

Esta grave situación enfrenta, por un lado, las acusaciones estatales contra el derecho y, por el otro, el ideario que cada institución educativa privada comparte con los padres que optan por una determinada formación para sus hijos.

La amenaza de las sanciones económicas o la eventual intervención del establecimiento constituyen un claro avasallamiento al derecho de educar según las convicciones de la institución, y el caso A.M.E.N. puede ser visto como un caso piloto para luego avanzar contra las escuelas privadas confesionales de todo el país.

En este caso, las autoridades neuquinas, además de querer intervenir en la implementación del Programa de Educación Sexual Integral (ley 26150), buscan imponer la enseñanza de la ideología de género, lo que implica no respetar la decisión de los padres que eligieron este establecimiento privado confesional por su ideario.

La educación sexual integral sin duda es una necesidad y su inclusión en la currícula escolar es correcta. Sin embargo, no debe perderse de vista que la responsabilidad en esa materia es primordialmente de las familias y de los padres.

Las escuelas confesionales deben tener garantizado el derecho de impartir educación sexual de conformidad con sus propios principios morales y religiosos, tal como ya lo prevé la ley 26150.

La ideología de género considera que el sexo no es una realidad biológica, es una construcción sociocultural que busca destruir el fundamento antropológico de la familia, y además se la pretende imponer a través de la educación de los niños y los jóvenes.

En tiempos de democracia, no poder manifestar consideraciones personales, religiosas o axiológicas constituye una inaudita e inaceptable restricción no solamente a la libertad religiosa y de conciencia, sino también a la libertad de expresión, absolutamente reñida con la Constitución Nacional y los tratados internacionales de derechos humanos.

No se debe aceptar la descalificación que a menudo se hace de opiniones o posiciones por el solo hecho de ser expuestas por personas o instituciones que reconocen o exhiben una identidad religiosa definida.

Las iglesias, comunidades e instituciones religiosas, y sus miembros son parte importante y valiosa de la sociedad y tienen pleno derecho a hacer oír su voz.

El autor es presidente de la Asociación Bautista Argentina (ABA).