Diferencias y similitudes entre el Lava Jato y el GloriaGate

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Desde hace décadas desde el mundo empresarial, ONG, academia y periodismo, una de las conclusiones recurrentes ha sido el rol fundamental que tiene la lucha contra la corrupción y el impacto benéfico que ello acarrearía a nivel de eficiencia, gasto público mejor invertido así como previsibilidad para los inversores extranjeros que están sometidos al escrutinio de accionista y agencias de control en sus Estados de origen. Seguramente miles de artículos y entrevistas sobre esta necesidad se han escrito en las últimas décadas, así como centenares de seminarios, jornadas y conferencias.

A lo largo de todo ese tiempo, aparecían casos puntuales más o menos impactantes pero que distaban de tener un efecto disciplinador y marcar un antes y un después. Como decía el general Perón: El hombre es bueno, pero si se lo vigila es mejor. Los sistemas de rendir cuentas y controles cruzados en nuestra democracia nacida en 1983 nunca gozaron de muy buena salud. Ese clima llevó a la difusión en nuestra cultura popular de frases como "Roban pero hacen" y luego "roban para poder enfrentar a los poderes concentrados, enemigos de lo nacional y popular".

Desde comienzos de agosto asistimos a un efecto avalancha iniciado por copias de cuadernos con detalladas anotaciones, así como videos de lo que parece ser un sistemático y rudimentario mecanismo de recaudación ilegal por parte de ex funcionarios públicos. La sucesión de confesiones de empresarios de primer nivel ha dejado ya como material secundario a los escritos, haciendo que la avalancha siga arrancando todo a su camino. Por esas vueltas gatafloristas de nuestro círculo rojo, en los últimos días se pasó de la añeja retórica de la importancia de la calidad institucional y la transparencia a advertir sobre los efectos negativos que estos procesos provocan y provocarán en la economía de la gente de carne y hueso. El mensaje traducido sería algo así como: "Cuidado que la búsqueda de la verdad y la justicia no perjudique el bolsillo y la vida cotidiana". El ejemplo al que se recurre para esta alerta o advertencia es cómo el Lava Jato en Brasil tuvo y aún tiene un fuerte impacto en el crecimiento económico y el clima de negocios en ese país.

Llegado a este punto, cabría aclarar algunas diferencias entre lo ocurrido en nuestro vecino y acá. Primero y principal, el cúmulo de cargos y condenas en el Lava Jato cayó en hombres y mujeres que eran parte del partido gobernante desde el 2002, o sea, el PT y sus aliados. Incluyendo al ex presidente Lula da Silva y varios de sus principales ministros. Si bien participaron diversas empresas, una de ellas por lejos fue la más activa y protagonista de esos pagos ilegales. Una compañía que por su tamaño como mínimo triplicó en poder económico a las empresas más grandes en Argentina. En nuestro país, las pruebas apuntan a funcionarios del gobierno anterior y que representan en la actualidad el sector político más abiertamente enfrentado a la administración de Cambiemos. Empezando por la negativa a darle en mano la banda y el bastón el 10 de diciembre del 2015. Por esas vueltas de la historia, el 10 de diciembre de 1983 el último presidente militar sí lo hizo con Alfonsín. Aun sabiendo que líder radical prometió y cumplió en impulsar el juicio a los ex comandantes y otros mandos militares superiores por temas de derechos humanos. En momentos en que las Fuerzas Armadas conservaban poder operativo y político, no como las ya decaídas pos 2003.

Otra diferencia no menor entre lo ocurrido en Brasil en Argentina es que en este último caso no hay una mega empresa casi hegemónica que haya sido líder y articulador de la estructura de pagos ilegales así como aliada firme del oficialismo de turno. En todo caso hay una multiplicidad de compañías chicas, medianas y grandes, con diferentes niveles de confianza e interacción política con el pasado gobierno. En otras palabras, si nuestro círculo rojo y los brokers en Wall Street se toman unos minutos para analizar ambos casos y se alejan de clichés, respuestas espasmódicas y lugares comunes, podrán notar las diferencias. En muchos casos son los mismos que veían imposible una derrota del kirchnerismo en el 2015 a nivel nacional y ni que decir en la provincia de Buenos Aires. Así como los mismos que descartaban de plano hace pocos meses que Argentina pudiese recibir un monto de 50 mil millones de dólares desde el FMI. Pero, como sabemos, cuesta salir de la zona de comodidad. Mas cuando, en algunos casos, el miedo por alguna travesura del pasado está de por medio.