Inversiones productivas: la clave para volver a crecer

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La Comisión Económica para América Latina (Cepal) nos informa que las inversiones extranjeras directas en la región fueron 161 mil millones de dólares en el año 2017, pero es importante destacar que el mapa de las inversiones extranjeras muestra significativas diferencias entre las naciones latinoamericanas.

Si prestamos atención únicamente a los países con mayor PBI, tenemos que la inversión extranjera anual en dólares por habitante fue la siguiente en el período 2016-2017: Chile, 522; Brasil, 352; Colombia, 289; México, 261; Perú, 213. El país con menor inversión externa por habitante es Argentina, con 168 dólares, es decir, la tercera parte de la inversión externa en Chile.

Las inversiones externas orientadas a los sectores productivos son favorables al crecimiento económico de un país, pero su rol en la gran mayoría de los casos es complementario, nunca sustituto del esfuerzo inversor del propio país. La clave es siempre el ritmo de acumulación del ahorro nacional que se orienta, no hacia la fuga al exterior, sino a la mayor producción de bienes y servicios en su propio territorio. Claro que si el clima de inversiones es favorable y así se atrae a más inversores externas, mejor aún.

Debemos señalar que hace ya muchos años en los que las inversiones productivas (nacionales y extranjeras) son escasas en nuestro país, por esta razón nuestra economía viene perdiendo posiciones en América Latina. Este retroceso se evidencia en el pobre crecimiento de los bienes y los servicios producidos por habitante.

A título de ejemplo veamos a dos países vecinos, Chile y Uruguay. En 1980, el PBI por habitante en nuestro país era casi el doble que el chileno, ahora el PBI por habitante en Chile es 19% mayor al nuestro. Lo mismo ha ocurrido con el Uruguay, ya que en 1980 nuestro PBI por habitante era un 50% mayor al uruguayo, pero ahora el PBI por habitante en Uruguay es un 10% mayor al nuestro.

No se puede crecer simplemente estimulando el consumo, sin que se expanda al mismo tiempo la inversión productiva. Es hora de que las fuerzas políticas que aspiran a gobernar nuestro país asuman la realidad, dejen de lado el discurso demagógico y superficial y acuerden políticas concretas que promuevan la expansión económica orientada a la eliminación de la creciente pobreza. Se requieren más inversiones para generar más empleo productivo fuera del empleo público. Hay que volver a crecer.