La segunda transición en México

Santiago Leiras

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Muchos y variados han sido los análisis sobre el proceso electoral vivido en México el domingo 1º de julio, pero una noticia no se ha comunicado aún a la opinión pública nacional e internacional, y es que a partir de ese domingo ha comenzado la segunda transición política en la segunda economía de América Latina.

Cabe destacar que la primera transición, de un régimen autoritario a un régimen democrático, transcurrió entre los años 1988 y 2000, sobre la base de dos hitos fundamentales en ese proceso. En primer lugar, un proceso de reforma económica iniciado durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari y que tuvo su más elocuente expresión a través de la firma del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (Nafta), que impulsó el proceso de integración de la economía mexicana, vía el mercado estadounidense, al mercado mundial. Una vez más, México lejos de Dios y cerca de Estados Unidos.

La otra cara de ese proceso de transición tuvo lugar a través de la creación de instituciones estatales de prestigio e independencia política como el Instituto Nacional Electoral, la pérdida del control de la mayoría del Congreso por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante las elecciones legislativas de 1997 y la derrota del PRI en las elecciones presidenciales del año 2000, a manos del histórico partido de oposición, el Partido de Acción Nacional (PAN). Las elecciones dejaban de ser ese juego de 11 contra 11 donde siempre ganaba el PRI.

Tal como anticipamos en el título de la nota, los últimos comicios presidenciales abrieron la puerta a una nueva transición, que podría ser definida a partir de tres características principales:

Cambio de un formato de gobierno dividido a uno de gobierno unificado, a partir del hecho de que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) pasa a controlar el Poder Ejecutivo Nacional, en forma conjunta con la Ciudad de México y las Cámaras de Diputados y de Senadores.

Crisis del sistema competitivo de partidos que, sustituyendo a aquel de partido hegemónico vigente entre 1929 y 2000, había cobrado fuerza a partir del 2000 con eje en tres actores: PRI, PAN (PRIAN decían algunos analistas) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

La novedad de un gobierno "de izquierda" catch all que deberá enfrentar dos grandes desafíos en conflicto: por una parte, satisfacer la promesa de reparación social y moral y, por otra parte y al mismo tiempo, preservar en sus lineamientos esenciales los principios del modelo de modernización económica e integración al mercado internacional (o estadounidense en un sentido más estricto).

Nos recuerda la vieja literatura transitológica que todo proceso de cambio trae aparejado un relativo grado de certeza en las reglas procesales y la incertidumbre en los resultados o las consecuencias de la puesta en ejecución de las nuevas reglas procedimentales. Teniendo en consideración ese carácter incierto que define a esta nueva etapa política, me permito formular algunos interrogantes:

¿Representa el triunfo de Morena el reinicio de un ciclo de "giro a la izquierda" en la región o este forma parte, y así debería ser leído en principio, de un escenario más plural y heterogéneo en América Latina?

¿Cuál será la evolución política del régimen democrático en México: la consolidación democrática, la regresión hacia una suerte de "dictadura perfecta" al decir de Mario Vargas Llosa, o una variante iliberal factible en un contexto internacional hostil hacia la democracia representativa y amigable con alternativas competitivas de la democracia liberal?

¿Será Morena el nuevo PRI del siglo XXI? Esta pregunta viene a cuento de la centralidad del PRI en el siglo XX mexicano, en la medida en que se trataba de un partido representativo del Estado, la nación y la sociedad mexicana.

Es un escenario complejo, diría el politólogo.

El autor es  licenciado en Ciencia Política (UBA), doctor en América Latina Contemporánea, Instituto Ortega y Gasset de Madrid. Docencia y áreas de interés en Sistemas Políticos Comparados y Política Latinoamericana Comparada.