El Estado y la publicidad oficial

Marcelo Guouman

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El panorama actual del sistema de medios de comunicación en Argentina presenta una multiplicidad de complejidades: crisis del modelo de negocios tradicional, influencia de las nuevas tecnologías, concentración, reposicionamiento de medios locales, modalidad de distribución de la pauta para realizar publicidad oficial, etcétera.

Desde hace tiempo algunos medios masivos de comunicación que se encuentran en manos privadas implementan una metodología de funcionamiento que supone que una gran parte del financiamiento del medio está cubierto con dinero que reciben para realizar publicidad oficial. Que este tipo de financiamiento sea el dominante en la economía de los medios pone en riesgo la consolidación de medios privados sustentables financieramente, independientes y plurales que contribuyan a la gobernabilidad y al desarrollo democrático. Las históricas Radio El Mundo y Radio Del Plata y el diario Tiempo Argentino, entre otros medios, son ejemplos recientes de que el actual modelo de gestión de los medios privados tiene serias dificultades.

Un asunto que debe ser puesto en perspectiva es la relación que se establece entre el desarrollo del mercado y la ampliación de la torta publicitaria. Existiría una menor incidencia de la pauta pública para la sustentabilidad de los medios privados en países con economías más desarrolladas y sólidas. Mientras que en Argentina muchos medios se sostuvieron exclusivamente con dinero del presupuesto público destinado a publicidad oficial y planificaron mal o directamente no planificaron, y perjudicaron a sus trabajadores.

Esta afirmación dispara al menos dos preguntas: ¿Tenemos que esperar a convertirnos en una economía fuerte y competitiva para evitar despidos masivos y para lograr la presencia de pluralidad de voces en los medios?  ¿Una economía fuerte y competitiva resuelve el problema de los recursos necesarios para el funcionamiento del sistema de medios? Las respuestas son, en principio: no y no.

Los medios públicos del Estado nacional, de los estados provinciales y locales han sido y son (por su ubicación en el organigrama) susceptibles de las decisiones de sus gestores, que están mediadas generalmente por intereses de los Ejecutivos de turno, dejando a un costado el valor real de la comunicación de gobierno. Intereses que son, por cierto, de defensa del proyecto político propio (Si a más de 30 años de democracia no acordamos en esto, no hay debate posible). Prueba de ello son las reiteradas situaciones de despidos de trabajadores de prensa en el marco del paso de un gobierno a otro.

Recientemente conocimos el despido de 354 trabajadores en Télam. Nos solidarizamos con los profesionales que, ejerciendo su tarea con responsabilidad, vocación y pasión hoy se ven fuertemente afectados. En esta misma línea son conocidos los problemas en la Televisión Pública, Radio Nacional y en medios públicos de todo el país.

Resultado. Tanto en el conglomerado de medios públicos como en el sistema privado el problema está, en definitiva, y no desde ahora sino desde siempre, en la relación de dependencia directa y subordinada de los medios a los Ejecutivos de turno. Al mismo tiempo que, al ser los gobiernos quienes reparten la pauta oficial, provocan/provocaron la subordinación, la asfixia económica y la quiebra de algunos y la emergencia de otros.

Algunas propuestas. Resulta fundamental y urgente que el Estado en todos sus niveles (nacional, provincial y local) tenga por fin una ley de publicidad oficial para que contemos con mecanismos claros, estables, regulares, solidarios, previsibles y de largo plazo para todos.

Que el Estado cuente con organismos adecuados para la gestión de los medios públicos. Inspirémonos en el espíritu del artículo 47 de la Constitución porteña, que sostiene que los medios públicos de comunicación social deben estar gestionados por un ente de medios autárquico, plural y con participación del Parlamento. Se trata de un órgano idóneo ubicado por afuera de las lógicas existentes en los Ejecutivos, integrado por ciudadanos elegidos a partir de un principio de pluralidad, formación académica, conocimiento del campo de la comunicación. Con un gobierno colegiado que piense los medios públicos a largo plazo y garantice los principios de independencia y pluralidad de voces, para que los periodistas trabajen haciendo periodismo.

Mientras construimos este modelo más sostenible y equitativo, sigamos impulsando políticas públicas y marcos regulatorios que ordenen estos mercados y generen oportunidades para que se ejerza un periodismo de calidad. Es nuestra oportunidad de mejorar el sistema de medios y así contribuir al fortalecimiento de la democracia.

El autor es licenciado en Comunicación Social. Legislador porteño. Presidente de la Comisión de Comunicación Social.