Queremos al país verde

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La media sanción en Diputados a favor de la legalización del aborto fue un gran paso en esta larga marcha que desde hace décadas emprendimos las mujeres para conquistar nuestros derechos. La lucha por la interrupción voluntaria y legal del embarazo demostró que unidas en nuestras diferencias somos aún más fuertes.

Los diputados nacionales de Evolución avanzaron firmes a favor del proyecto, pero aún estamos a mitad de camino. El 8 de agosto el Senado de la Nación tiene la responsabilidad de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos reproductivos y sexuales en Argentina. Es una misión histórica que llegó a la Cámara Alta desde las calles. Señores/as senadores: millones de Argentinas contamos con ustedes.

Una de las principales herramientas para garantizar los derechos sexuales y reproductivos es la Educación Sexual e Integral (ESI). Existe la ley N° 2.110, que rige hace 12 años en la Ciudad, y que todavía tiene dificultades para aplicarse. Apenas me incorporé a la Auditoría General de la Ciudad, uno de los primeros puntos que pedí auditar es el funcionamiento de esa ley y estamos trabajando en eso, con algunas primeras señales para tener en cuenta. En las escuelas todavía no hay garantías de que la ley llegue a todas las aulas: faltan proyectos generales que incluyan Educación Sexual, coordinación de contenidos y espacios curriculares específicos. La aplicación es dispar y termina dependiendo de cada institución.

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se expresa públicamente a favor del tratamiento de estos temas, pero en términos institucionales sus acciones no son suficientes. En la Ciudad, durante 2016 se realizaron 563 abortos en efectores públicos. Esta cifra era menor a 150 en el año 2015, 100 en 2014 y 76 en 2013. Se puede ver que la evolución es fuertemente creciente, pero no podemos hacer un diagnóstico correcto de las causas, ya que la Ciudad no cuenta con estadísticas propias.

El intenso debate público dejó en claro que la interrupción del embarazo es una práctica habitual que se practica, aunque en espacios clandestinos, de manera segura a mujeres que pueden pagarlo. Pero también existe otra realidad: la de miles de mujeres sin recursos, las que forman parte de esa cruel y vergonzosa cifra de al menos 50 mil que al año son hospitalizadas por complicaciones tras abortos inseguros. Por eso no se trata de aborto sí o aborto no, sino de aborto legal o clandestino.

Lo que estamos discutiendo es si el Estado puede o no obligarnos a algo tan trascendental para nuestras vidas, para nuestra salud y para nuestros cuerpos como el hecho de ser madres. La irrefrenable "ola verde" que inundó las calles de nuestro país está respondiendo a esta disyuntiva con un contundente NO. Nadie puede decidir por nuestro cuerpo. No estamos dispuestas a seguir renunciando a nuestros derechos.

Señores/as senadores, confío en que estarán a la altura de la historia.