Si se considera la situación salarial de los docentes argentinos y se la compara con otros países, podemos observar que los salarios de nuestros maestros son bajos. Por ejemplo, el salario de los docentes primarios después de 10 años de experiencia es apenas la mitad del promedio de las naciones agrupadas en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Si esta comparación se realiza con países latinoamericanos, tenemos que los salarios en Colombia son un 65% mayores a los nuestros, lo mismo ocurre con Costa Rica (52%), Chile (25%) y México (15%).
En el 2017 el promedio nacional del salario mensual de un docente argentino con 10 años de antigüedad era inferior al costo para una familia de la canasta básica total del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Durante el 2017 el salario docente promedio en todo el país registró un aumento inferior al incremento del costo de vida, pero hubo grandes diferencias entre las provincias. Mientras en San Luis los salarios docentes aumentaron 33,1%, en Chaco apenas crecieron 13,8 por ciento.
Es importante tener presente que el gasto en educación ha aumentado significativamente en los últimos 13 años, ya que la ley de financiamiento educativo (2004) fijó una meta para este gasto del 6% del PBI, meta respetada. Pero entonces, ¿cómo es posible tener uno de los gastos en educación más altos en América Latina y al mismo tiempo tener salarios docentes tan bajos? Para contestar este interrogante hay que prestar atención a la relación entre cantidad de alumnos y cargos docentes. Según el Ministerio de Educación, hay apenas 11,6 alumnos por cargo docente en las escuelas primarias estatales, esta relación asciende a 21 en Chile, 24 en Colombia, 25 en Brasil y 27 en México, países con mejor nivel educativo que nosotros en la escuela primaria.
Tengamos presente que entre 2003 y el 2015 la matrícula primaria estatal se redujo un 12% por el éxodo de alumnos de la escuela primaria estatal, mientras que, al mismo tiempo, el plantel presupuestario de cargos docentes aumentaba un 19 por ciento. Es decir, cada año había menos niños en las escuelas primarias estatales y más en las escuelas privadas, pero al mismo tiempo cada año había más cargos presupuestarios docentes en las escuelas estatales. Por esta razón, mientras en el 2003 había un cargo docente cada 15,6 alumnos, esta relación disminuía a 11,6 en el 2015. En el 2015 había 433 mil niños menos en las escuelas primarias estatales y, al mismo tiempo, 45 mil cargos docentes más.
Como la política presupuestaria se dedicó a aumentar la cantidad de cargos y no los salarios de los maestros, ahora enfrentamos la realidad que nos indica que los maestros ganan poco. La sensatez nos indica otro sendero a seguir: dedicar más recursos a mejorar los salarios docentes en el aula y no como hemos estado haciendo hasta ahora, aumentando el plantel presupuestario de cargos.