¿Qué esperar tras la debilidad de la Bolsa de Brasil y del real?

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A solo cuatro meses de las elecciones presidenciales en Brasil, según se observa en las encuestas, poco se sabe quién podrá ser el próximo presidente del país. Esta incertidumbre política, sumada a un contexto conflictivo social, principalmente a la huelga de transportistas sufrida semanas atrás, que ha producido desabastecimiento de algunos productos y principalmente de combustible, ha motivado la salida de capitales externos del mercado brasileño en los últimos meses, con principal acentuación en las últimas semanas. Ello generó una fuerte baja en el precio de las acciones y marcada depreciación del tipo de cambio, que la semana pasada llegó a testear niveles muy cercanos a los cuatro reales.

En efecto, si tomamos como referencia los máximos alcanzados a comienzos de año por la Bolsa de valores en términos de dólares, podemos observar que la caída de este mercado ya supera el 30% a los mínimos de la semana pasada, con un tipo de cambio que en el mismo período ha llegado a perder un 27% en el año y que, por acción del Banco Central de Brasil hacia finales de la semana pasada, esa depreciación ahora se ubica en torno al 18-20 por ciento. El real ha pasado de niveles de 3,11 reales a máximos de 3,96 reales, para ubicarse ahora en torno a 3,7 reales.

Básicamente la pregunta que surge de este contexto tan confuso e incierto para este mercado es si la baja en desarrollo para la Bolsa de Brasil, al igual que la depreciación del real frente al dólar, se trata de un movimiento temporal y limitado a instancias alcanzadas los últimos días o si bien debemos pensar que estamos en puerta de un nuevo escenario de crisis para este mercado.

En este sentido, como ya hemos mencionado en otra oportunidad desde esta misma columna, creemos que el piso alcanzado por este mercado hacia comienzos del año 2016 ha sido definitivo al bear market desarrollado desde el año 2010-2011. En este sentido, creemos que la baja en curso la Bolsa de Brasil se trata de un movimiento correctivo parcial a todo el proceso de recuperación que había desarrollado este mercado justamente entre los mínimos del 2016 y los máximos alcanzados a comienzos del presente año.

Vale recordar que el avance desarrollado por este mercado en dicha oportunidad ha sido del 300% en términos de dólares, con lo cual la baja en desarrollo, que como comentamos antes ya alcanza cerca del 30% en dólares, bien resulta posible que sea considerada como un movimiento de carácter correctivo, impulsado por la incertidumbre política y social que se vive en Brasil. Es de esperar que, una vez finalizada esta corrección, la fuerza compradora en este mercado pueda tomar nuevamente protagonismo.

En situaciones como la actual de este mercado, resulta fundamental que el inversor sepa diferenciar lo que es un baja correctiva de una baja tendencial. Básicamente debido a que la primera debe entenderse como un movimiento temporal, donde los operadores venden para efectivizar las ganancias acumuladas hasta entonces, buscando luego la oportunidad de volver a posicionarse en precios más atractivos para buscar el retorno de la tendencia principal alcista. Mientras que, en una baja tendencial, la intención de los operadores es la de vender posiciones para no retornar por un tiempo y por ello la debilidad de los activos se torna más evidente.

Si bien es verdad que la baja del mercado bursátil brasileño desde comienzos del presente año ha sido importante, principalmente por la magnitud y el poco tiempo en que se materializó, como advertimos antes, creemos que aún se muestra con características correctivas y por ello, a diferencia de otros analistas que observan el contexto de Brasil como un escenario de riesgo, desde nuestra lectura creemos que la caída debe interpretarse como una oportunidad.

Si centramos la atención en el EWZ, que es el ETF de Brasil (Exchange Traded Fund), que replica el comportamiento en dólares de los principales activos de Brasil que operan en Nueva York, podemos determinar que la baja en curso presenta su principal contención de corto plazo en la zona alcanzada de 32-29 dólares. Creemos que, en la medida en que los precios puedan sostenerse por encima de esta zona, bien podrían desde aquí los precios buscar una recuperación parcial a la baja de los últimos meses, que al menos regrese los precios hacia la zona de 40-42 dólares. Más tarde, un quiebre alcista de esa zona será necesario para que pueda liberarse un camino de subida mayor, ya sea de regreso hacia los máximos de comienzos de año en 47,85 dólares o bien hacia instancias superiores.

Solamente en caso de que esta debilidad de los últimos meses para el mercado se acentúe y con ello se origine un quiebre de la zona de contención mencionada en los 32-29 dólares deberemos asumir una posición más cautelosa, ya que el EWZ quedará vulnerable de buscar instancias de contención más deprimidas en 26,5-25 dólares, aunque ello sería un riesgo de que incluso esa zona también termine siendo vulnerable, avizorando un contexto mucho más complejo para Brasil.

En tanto, respecto a la depreciación del real, tras la corrida que llevó la moneda hacia niveles de 3,96 reales frente al dólar la semana pasada, el Banco Central de Brasil tuvo que salir una vez más a intervenir dicho mercado para poner un freno a la depreciación de su moneda. Si repasamos el accionar del Banco Central de Brasil en los últimos años, justamente en momentos donde el avance del dólar o la depreciación del real parecían haber perdido el control, veremos que este ha sabido contener el embate de los compradores de dólar y ha marcado techos importantes para la divisa.

Dado el accionar de finales de la semana pasada, donde el dólar pasa de niveles de 3,96 reales a niveles actuales de 3,7 reales, podemos suponer que esa zona de máximo alcanzada en torno a 3,95-4,0 reales pasa a ser el principal escollo a tener en cuenta para las próximas semanas. En efecto, en la medida en que el dólar no pueda superar esa zona, entonces podremos pensar que el mercado se mantendrá expectante pero controlado y, por consecuencia, la Bolsa tendrá posibilidades de comenzar el proceso de recuperación arriba mencionado.

Ahora, claramente, si en las próximas jornadas observamos que el dólar retoma nuevamente presión compradora y con ello los precios terminan superando la zona de máximos de la última semana, en 3,95-4,0 reales, esto no solo será una señal de alerta para los operadores, sino que podría provocar mayor presión compradora de la divisa, quizás buscando regresar hacia máximos del pasado año 2015-2016. Comportamiento que terminaría impactando de manera muy negativa en el mercado bursátil y comprometería seriamente nuestro optimismo actual.