Expectativa y renovación en el escenario político uruguayo

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La aparición de Batllistas en el escenario político uruguayo ha generado ya una importante expectativa. ¿Es una nueva agrupación, en el sentido usual del término? No, porque reúne a varias agrupaciones, algunas más montevideanas, otras de algunos departamentos del interior de Uruguay y otras nacionales. Se trata de un "movimiento", es decir, de un conjunto de grupos y personalidades individuales que hemos resuelto desde ya batallar para una importante presencia parlamentaria del pensamiento batllista, para más adelante apoyar —como marca la ley— un candidato presidencial que en la elección interna se postule para ser el abanderado único del Partido en el comicio nacional.

No se trata del viejo Foro Batllista, ni de la clásica Lista 15, ni de Vamos Uruguay, sino de una confluencia que se nuclea simplemente en torno al concepto que nos identifica ideológica y políticamente.

¿Está ya ese candidato presidencial? No. Podrá salir de quienes estamos en este movimiento o de algún otro ámbito, pero habrá un candidato.

En lo personal, como ya lo he hecho una y mil veces desde hace 18 años, no me postulo a la Presidencia. Dije entonces —y lo reitero hoy, una vez más— que quería llegar a viejo sin que se me reprochara que no había dejado espacio a que aparecieran otras figuras, como efectivamente lo hice. También quería dedicarme, como lo he hecho, a batallar por las ideas de la democracia liberal y enfrentar en la historia reciente las antojadizas versiones que, tergiversando los hechos, ubican como enemigos de la dictadura a quienes les alfombraron el camino para que llegara. De esa lucha está el testimonio de varios libros, cientos de artículos y otros tantos discursos y conferencias. Por último, deseaba abrir una etapa internacional, de seminarios académicos y conferencias, que efectivamente he mantenido, con provecho intelectual y aun económico.

Dicho esto, no descarto que pueda encabezar alguna lista parlamentaria, en apoyo de nuestras ideas y de la candidatura partidaria que nos ofrezca más garantías. Por cierto, a esta altura de mi vida no es mi prioridad volver al Parlamento; simplemente lo haría si no hay otro camino, pero a la vista está que se puede ser activo en política sin cargo alguno. Basta ver el revuelo de estos días porque, a título estrictamente personal, sin representar a nadie, fui a visitar a los líderes blancos y hace dos semanas que no se habla de otra cosa.

En cualquier caso, esta presencia de Batllistas le ofrecerá a la ciudadanía un grupo de gente que, honradamente, cree en lo que significan las ideas coloradas y batllistas y que, en este momento difícil que hemos pasado partidariamente, se lanza a la lucha para reanimar el ánimo cívico. Felizmente, lo estamos logrando.

El acto en el Barrio Sur, la concentración multitudinaria de Las Piedras, nos dieron la pauta de que estábamos llenando un vacío partidario, que gente de diversos orígenes pero idéntico pensamiento estaba dispuesta a hacerse presente. Se nos han aproximado viejos correligionarios, que estaban en sus casas, y, ante nuestra sorpresa, ciudadanos de otros orígenes políticos. Este domingo seguiremos en los barrios montevideanos y el lunes en la Casa del Partido.

Luego de la incorporación de Batllistas, lo ha hecho otro movimiento bajo el título de Ciudadanos, con el secretario general del Partido, Adrián Peña, y el diputado Ope Pasquet como voceros principales. Lo integran fundamentalmente dirigentes de Vamos Uruguay y su presencia incorpora otro foco importante de actividad. Ya adelantan su apoyo a la eventual candidatura de Ernesto Talvi, que probablemente se presente el mes que viene y cuyo posicionamiento se definirá entonces. Por su parte, el senador Amorín ha redoblado su presencia estos días y lo vemos también con simpatía.

El impacto que buscábamos de devolverle voz y presencia al Partido ya está logrado. Ahora se trata de mantenerlo y desarrollarlo, de seguir haciendo oposición clara y fuerte al desastroso Gobierno frentista, pero mirando ya, como es la tradición colorada, hacia un futuro gobierno.

Confiamos en el espíritu superior de todos los correligionarios. No hay espacio para mezquindades, particularismos excluyentes, camarillas o internismos sectarios. Tenemos que llegar también a quienes no han votado al Partido últimamente y para ello hay que hacerlos razonar. No habrá éxito con pequeñeces, reproches o intemperancias. Sí lo puede haber en la medida en que la ciudadanía perciba la garantía que ofrecemos al país: garantía de gente experiente y capacitada, garantía de honrados políticos que han atravesado este tiempo de intemperie con espíritu de sacrificio, garantía de que ya hemos incorporado a la lucha cívica los contingentes de jóvenes que se expresaron en la última elección interna y que ya están representados en el Comité Ejecutivo Nacional.

Estamos entusiasmados y no lo ocultamos. Ojalá se pueda entusiasmar a muchos.