Argentina se rinde ante los violentos

Compartir
Compartir articulo

La historia de la Selección Argentina de Fútbol en Israel es larga y bien conocida por los aficionados. En 1986, el seleccionador Carlos Bilardo decidió organizar un amistoso frente a la selección israelí en territorio de Israel, como previo al Mundial de México. Los encuentros preparatorios previos no hacían presagiar nada bueno para el torneo mundial, pero el partido contra Israel fue balsámico, y Bilardo consideró que resultó clave para lograr la Copa del Mundo. Se convirtió en toda una tradición para la escuadra argentina, que volvió a Israel antes del Mundial de Italia 90, en el que el equipo capitaneado por Maradona fue finalista. En 1994 y 1998 volvieron a repetir visita. Y ahora, 20 años después, todo estaba preparado para retomar una tradición, refrendada por el buen momento en las relaciones entre Israel y Argentina. Pero la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) ha sucumbido a las amenazas de los palestinos y de las organizaciones propalestinas que en Argentina y en otras partes del mundo promueven un boicot a Israel.

Es triste, porque los argentinos, todos unidos, van a seguir apoyando a la albiceleste hasta el final, y así debe ser. El hambre de Lionel Messi y sus compañeros por llevarse la Copa del Mundo es máxima, pero este capítulo ensombrece la ilusión. La verdad es que duele decirlo, pero la AFA y la selección se han comportado con cobardía en este incidente, pero no nos debemos dejar llevar por el enfado y perder de vista a los verdaderos responsables de este desaguisado: lo que amenazan con todo su odio.

La realidad es que las organizaciones que promueven el boicot se han alineado, como hacen siempre, con las posiciones terroristas de determinadas facciones palestinas, y han puesto todo su empeño en truncar la viabilidad de un partido amistoso que lleva décadas celebrándose en Israel sin ningún problema o incidente. Las amenazas, especialmente centradas en Messi, se han hecho más fuertes a medida que se acercaba la fecha. Hasta la Asociación Palestina de Fútbol amenazó con quemar camisetas y fotos de Messi y de la Selección Argentina. Para que no decayese el chantaje, un grupo de integrantes de movimientos de boicot a Israel en Cataluña acosó a los jugadores durante sus entrenamientos en Barcelona, antes de partir hacia Israel. El ambiente se estaba haciendo insoportable y los promotores del odio estaban consiguiendo su objetivo: amedrentar a los jugadores y ponerlos en una tesitura intolerable. Con esto del boicot a Israel, el movimiento conocido como BDS, se están empleando tácticas mafiosas para obligar a personas que nada tienen que ver con la política a hacer cosas que no quieren. Y sucede algo muy curioso, no hay ningún otro país en el mundo que sufra semejante campaña de boicot y desprestigio, lo que resulta cuanto menos sospechoso, teniendo en cuenta el nivel de atrocidades y la ínfima calidad democrática de muchos países en el mundo a años luz del nivel de desarrollo, convivencia, respeto y cooperación de Israel.

Ahora que Messi y sus compañeros no jugarán contra Israel, quizás tengan más tiempo para meditar sobre estas contradicciones. Seguramente se arrepientan de haber cedido al chantaje, y hasta puede que se les revuelva un poco el estómago cuando caigan en la cuenta de que entre los patrocinadores que les han pagado a algunos de ellos, como a Messi y Mascherano en el Barça durante años, está Qatar, un emirato considerado como patrocinador del terrorismo islamista y donde los derechos humanos están secuestrados. Por cierto, el Mundial de 2022 será en Qatar, ¿algún país decidirá suspender su participación en señal de protesta?