Mohammed Bin Salman y la nueva Arabia Saudita

Bryan Acuña

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Las reformas que está impulsando el Gobierno de Arabia Saudita a través del príncipe heredero, Mohammed Bin Salman, se van dando a pasos agigantados. Desde la autorización para que las mujeres puedan conducir hasta el hecho de que en abril se pudiera llevar a cabo una actividad de lucha libre de la empresa norteamericana World Wrestling Entertainment en la ciudad de Yeda con la presencia de hombres y mujeres entre el público, y con posibilidades de que en noviembre se pueda repetir otro show incorporando luchas femeninas. Todo señala que realmente la intención del Gobierno saudita es dejar un poco de lado las características "represivas" que los ha caracterizado desde hace cuatro décadas, y pretenden transformar el país en un sitio más atractivo para el exterior.

El proyecto nacional denominado "Visión 2030" está enfocado en que el reino petrolero pueda captar más inversión extranjera directa, ante lo cual los cambios a nivel social son obligatorios para tener la atención de países que estén interesados en colocar sus recursos en este territorio. El diario local Okaz informó el viernes 4 de mayo que se están realizando las gestiones pertinentes para modificar las leyes de segregación de géneros y la obligación para las tiendas de cerrar al menos 30 minutos durante los horarios establecidos para los rezos establecidos en el islam sunita (cinco durante el día).

El príncipe ya ha hecho la advertencia previamente de que no pretende que el país mantenga la misma línea que los ha puesto en la crítica internacional durante todos estos años, sino que la profundidad de los cambios que promueve tiene como finalidad que Arabia Saudita entre en el juego económico global. Al punto que han diversificado su economía dependiente de la venta de hidrocarburos hacia otros mercados, incluyendo el uso de energía solar, la privatización de empresas estatales y el impulso de políticas comerciales e infraestructura procurando colocarlos como eventual hub de transportes multimodales.

Las razones por las que ocurren estas reformas tienen dos respuestas inmediatas, muy complejas. La primera es la circunstancia de que el petróleo y la dependencia a este podría tener sus días contados, por lo tanto es imperativo buscar alternativas. El segundo aspecto es más estratégico y se trata de poder ganar la mayor cantidad de aliados en su lucha de poder contra la República Islámica de Irán en la región, lo cual no es para nada un tema fácil de solventar. Ante ambas competencias los cambios seguirán incrementándose y las reformas que se puedan plantear finalmente seguirán sorprendiendo a propios y extraños, al punto que no sería raro que causen cierta convulsión interna entre aquellos que por años han ostentado el poder con la fuerte vara de la religión.

El autor es licenciado en Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de las Américas, especializado en la temática de Oriente Medio.