Sobre la pobreza, ¿qué significa?

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En lógica el término "pobreza" es una relación. En lógica a los tipos o categorías de objetos se las designa "cosas", "propiedades" o "relaciones". Del mismo modo como lo son términos tales como alto (en relación a bajo), padre (en relación a hijo) o adiestrador canino (en relación con los perros). No se puede hablar de padre en general si no en relación al término hijo y si decimos "baja potencia" relacionamos esa expresión con "alta potencia" y así.

De igual modo se es pobre en relación con quien no lo es, a quien llamamos rico. Se dice que alguien es pobre o rico de acuerdo a lo que tiene (bienes, saberes, amor, etc). Es decir que siempre se relaciona con el "tener" y no únicamente con tener dinero sino también con tener otros medios o posibilidades. Conocimientos, bienes materiales, vida espiritual, condiciones deportivas, etc. En el ámbito del saber yo soy paleontólogo si he adquirido conocimientos y experiencia en la disciplina que estudia los fósiles con el fin de investigar las antiguas formas de vida y su medio ambiente.

Dicho de otro modo, en tanto "tenga" saberes superiores que acrediten mi experiencia y dedicación puedo decir que "soy" paleontólogo (más allá del título que lo certifica) y en ese ámbito soy "rico" aunque sea pobre en el ámbito económico ya que en nuestro país hay muy poco trabajo para esta clase de expertos y se les paga muy mal. En cambio si se es ignorante en ese campo se dirá que en materia de paleontología se es muy "pobre" aunque económicamente sea "rico" porque el sujeto en cuestión haya heredado una fortuna de sus ancestros. Según una media aceptada en el ámbito económico soy rico si "tengo" posibilidades para adquirir más de lo necesario para mi subsistencia y la de mi familia y cuando no las "tengo" soy pobre.

Y así Santa Teresa de Calcuta tuvo una inmensa riqueza espiritual aunque fuera carente en el plano económico como San Francisco de Asís, que renuncio a los bienes materiales y consagró su vida a ayudar a los otros.

Claro que quien es rico espiritualmente también puede serlo en el campo económico. Podemos imaginar que el Buen Samaritano fuera un próspero comerciante -en rigor de verdad no lo sabemos -y no estaríamos introduciendo ninguna contradicción en la parábola (Lucas 10: 25-37 ). O sea que la pobreza siempre es relativa a un portador, un sujeto y un ámbito.

El portador es siempre un ser humano. Sujeto es la sociedad y para no complicar el tema preferimos descomponer el sujeto colectivo en "los otros" que forman parte de la sociedad en tanto personas individuales, es decir seres conscientes que son quienes ven, oyen y deciden acompañar al pobre, evitarlo o explotarlo. Los ámbitos son diversos y cuando nos referimos a la pobreza en el ámbito económico, aún más hoy en el contexto de las sociedades capitalistas en las que vivimos, la pobreza o la riqueza está medida por los medios necesarios para adquirir los bienes, es decir el dinero. Por eso decimos que el hombre rico tiene más posibilidades que el hombre pobre.

Estas posibilidades del ser -desde la ontología -es un asunto que parece estar vinculado con el tema de la potencia. Posibilidad que es el poder hacer a partir de lo que uno es, es decir, desde lo que el hombre posee en su naturaleza (o le toca) y despliega, considerando también y al mismo tiempo la situación concreta de la que el hombre viene, y donde el hombre se encuentra tal como veremos más adelante con algunos ejemplos tomados de la realidad. Pero volvamos al drama socio-económico actual de la pobreza y la alarma mundial que está generando.

La pobreza como preocupación central de la economía mundial

No es nuestro propósito transcribir las conclusiones de las obras que en las últimas décadas son dedicadas en especial por los economistas al tema de la pobreza y la desigualdad. Haremos en cambio una brevísima síntesis sin distinción de ideologías de esa bibliografía en el orden internacional: Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI, Joseph E. Stiglitz (Premio Nobel de Economía 2001), El precio de la desigualdad; La Gran Brecha, Paul Krugman, Fundamentos de la economía, Terminemos con esta crisis, Branko Milanovic, Los que tienen y los que no tienen, Angus Deaton (Premio Nobel de Economía 2015),El Gran Escape. Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad, James Kenneth Galbraith, Desigualdad. Desde una perspectiva teológica siguiendo con la Doctrina Social de la Iglesia católica, el papa Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium y Encíclica Laudato sí. En el plano local el ensayo sociológico de Daniel Arroyo Las cuatro argentinas.

(Del tiempo de la Revolución Francesa) «Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.» ( de la novela Historia de dos ciudades, de Charles Dickens).

«Los ministros de la Santa Guillotina estaban vestidos y dispuestos. Se oyó un chasquido y en el acto una mano empuñó una cabeza que mostró al público; las tejedoras de calcetas apenas levantaron los ojos y se limitaron a exclamar a coro: «¡Una!». (op. cit. autor citado)

Todos los ensayos consignan los porcentajes de pobres y ricos. Todos señalan que la distancia abismal que separa a unos y otros es escandalosa, inhumana, que pone en riesgo la supervivencia de gran parte de la población mundial, que es un mal peor que el de las guerras y algunos advierten que las actuales circunstancias que marcan una tendencia a una mayor acumulación en pocas manos puede conducir a un colapso de la economía y a un conflicto de incalculables consecuencias. Con cierto humor negro aunque no desprovisto de realismo Stiglitz recuerda como una amenaza la "guillotina" en la obra citada. Aunque sea obvio decirlo esa brecha y el agravamiento de esos conflictos también atañe a los países latinoamericanos y a la República Argentina. También en nuestro país unas pocas familias acumulan más bienes y rentas que el 80 por ciento restante de la población y las estadísticas de las últimas décadas (ver los datos oficiales y del Observatorio de la deuda social de la UCA).

Muchos de los ricos más ricos del mundo: Warren Buffet, Bill Gates, Carlos Slim Helú y Amancio Ortega por citar cuatro de las ocho personas que poseen la misma cantidad de lo que poseen 3.750 millones de personas en el planeta, en forma coincidente con los economistas más prestigiosos del globo han advertido que los gobiernos tienen que tomar medidas para corregir esta terrible distorsión de la economía. El propio Warren Buffet suele decir que vive en un país indecente como es EEUU donde él paga menos impuestos que sus empleados, al margen, desde luego, de las donaciones que hace destinando gran parte de su fortuna a obras de bien común.

Porqué la desigualdad?

Sin pretender en una nota agotar un tema tan complejo adelantamos algunos puntos que creemos fundamentales para investigar el fenómeno.

1.- Todos somos desiguales por naturaleza. No digo que este bien o mal que seamos desiguales. Es una realidad.
2.- Cada uno de nosotros es parte de una "lotería genética" y de una "lotería social". Lo que yo tengo no deriva de mis propios méritos sino en una ínfima proporción. Como lo demuestra Branko Milanovic en "Los que tienen y los que no tienen" más del setenta y cinco por ciento con lo que cada uno de nosotros cuenta se debe a dos factores: la pura casualidad o lo que nosotros denominamos la lotería social: ser descendiente de españoles o de guaraníes, haber nacido en una familia de campesinos en Alto Tolima, Colombia, o en la ciudad de Florencia o en Shangai, haber heredado buena, regular o mala salud; nacido en una familia acomodada que reside en Barrio Parque y tiene diez mil hectáreas en Arrecifes o en una villa miseria de Isidro Casanova con un padre alcohólico; mis padres se han educado en la Universidad de Buenos Aires, en la Complutense de Madrid o no completaron la enseñanza primaria. El setenta y cinco por ciento está determinado por esas circunstancias. El otro veinte o veinticinco por ciento depende de mi esfuerzo e inteligencia, de mi vocación y de mis propios méritos.
3.- Todos somos relativamente libres (y no igualmente) pues elegimos dentro de lo que somos y dentro de lo que tenemos o sea que en el mundo unos somos menos o más libres que otros.
4.- Somos egoístas y el afán de posesión y de acumulación de riquezas se ha impuesto por sobre los mandatos de una vida sobria, honrada, solidaria y religiosa.

Qué hacer?

Lo primero es para nosotros los cristianos hacer una reconversión al cristianismo. "Una larga tradición los ha llevado -dice Ratzinger -a considerar su Cristianismo como un asunto privado, mientras que como miembros de la comunidad de negocios se rigen por las leyes de la economía (capitalista)" y recordar todos, cristianos o no que hay un principio ético que es el de ayudar al otro necesitado.

Asimismo es preciso aceptar que no es posible construir un mundo fraterno y sin violencia sobre la desigualdad. Es un imperativo religioso y ético. Luego, es fundamental que los dirigentes políticos, sociales de las organizaciones libres del pueblo o entidades intermedias hagan acuerdos de Estado sobre cuatro pasos:

1.- En materia de la distribución primaria de la renta, es decir, el reparto de la torta entre la renta del trabajo y las rentas del capital, y tanto con los gremios como con los trabajadores autónomos económicamente dependientes establecer un régimen de salarios atado a precios y niveles de inflación.
2.- En materia de redistribución monetaria que incluya la política tributaria donde se desgraven las ganancias provenientes del trabajo y se incrementen los impuestos sobre la tierra, sobre el capital financiero y a la transmisión gratuita de bienes. La intangibilidad de las jubilaciones y pensiones.
3.- Establecer un régimen de subvenciones de los servicios públicos para el segmento del pueblo pobre trabajador; la subvención del servicio público, en todo el mundo desarrollado funciona como un ingreso indirecto que a veces opera en forma total, a veces parcialmente.
4.- La solidaridad social impone que atenta la tremenda brecha entre ricos y pobres se fije una política que incentive, ayude y premie a las organizaciones intermedias que realizan esa función social.

En el acápite Economía y distribución del ingreso No. 202 de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium dice el Papa Francisco, "La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no sólo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que sólo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales." (pag. 173).