Sin resultados concretos, la política nacional insiste en las grandes promesas

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En Argentina la política está confundiendo, por ignorancia o por expresa decisión, continente con contenido. Desde aquel gran título del 2016, "mesa del diálogo", encuentro tripartito que terminó con la frustración de los dirigentes sindicales por el bono de fin de año no pagado por los empresarios y no exigido por el Gobierno; pasando por el "acuerdo fiscal" y llegando a este último que aún está gestándose y que tendría el nombre de "acuerdo nacional para el desarrollo productivo". Hasta ahora mucho continente para poco contenido.

El objetivo del Gobierno es cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), estabilizar el valor del dólar en un punto de equilibrio y recuperar la confianza de los ciudadanos. Sobre el primer punto puede darse también un acuerdo donde haya un gran título pero el contenido sea más restrictivo que lo anunciado. Un error es haber mencionado un monto de préstamo, 30 mil millones de dólares, previo al acuerdo. Algunos economistas entendidos en este tipo de negociaciones mencionan una base posible cercana a los 20 mil millones dólares, pero dejan abierta la posibilidad de aumentar esta cifra por el apoyo explícito de Christine Lagarde. También se menciona como posible que el acuerdo, a la hora de la exigencia, cierre al estilo 2003. No obstante, en un ejercicio de relaciones públicas, fue muy precisa la presidente del FMI, Lagarde, con respecto a este tema en un comunicado conocido el viernes último, cuando dijo: "Se trata del programa económico de Argentina integralmente concebido por el presidente Macri y su Gobierno". De esta manera deslinda toda responsabilidad del FMI sobre el programa económico que el Gobierno de Macri implemente.

Este fin de semana se conoció que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, fue designado como ministro coordinador de los seis restantes ministerios relacionados con el área económica. Es sabido, los hechos así lo demuestran, que ministros y funcionarios con alto perfil no han perdurado en el Gobierno del presidente Macri, tales como Alfonso Prat-Gay, Carlos Melconian; se habla del alejamiento de Javier González Fraga del Banco Nación, lo cual podría ser un obstáculo a la hora de la propia negociación y el posterior acuerdo con el FMI. Se sabe que el negociador ante este organismo va con mandato y no tiene tiempo para consultas, salvo algún ítem que requiera extrema consideración. Es decir, el negociador se responsabiliza, dado que se supone que tiene todo el aval político, del cumplimiento de lo acordado.

Algunos sostienen que el presidente Macri oyó el reclamo-sugerencia del propio Fondo de que haya un solo referente en economía. También puede ser que, de fracasar la responsabilidad conferida, Dujovne sería el fusible con menor costo para el Presidente. Dos observaciones. Cuando las cosas se realizan por imperio de la necesidad y no por convicción, los resultados nunca son los mismos. Tanto tener un ministro de Economía como realizar un acuerdo político y social se vienen solicitando desde el inicio del Gobierno del presidente Macri. Y puede terminar resultando como con la Justicia, que, cuando llega tarde, es menos Justicia.

También es de lamentar que funcionarios con experiencia no sean convocados, al menos consultados. Integrarían esta lista Roberto Lavagna, Guillermo Nielsen, Ricardo López Murphy, Jesús Rodríguez.

El problema hasta aquí es que nuestro Gobierno concentra su esfuerzo en el tema fiscal. Pero el gran problema es productivo.

Se habla que los argentinos gastan lo que no tienen. En realidad, son los Gobiernos con billetera ajena los que gastan más que lo que recaudan. El famoso gasto social que preocupa y con justa razón al Gobierno por su magnitud, más del 50%, solo se reducirá genuinamente si hay crecimiento. Esto es imposible de lograr si no hay un plan económico que ponga en marcha nuestras economías regionales. Al asumir, el presidente Macri no solo cometió el error de no informar sobre el estado real en que recibía el país. Creyó, equivocadamente, que con su solo apellido las inversiones internacionales llegarían al país a granel.

Otro error fue el mal asesoramiento de sus colaboradores en política internacional: cuando el mundo iba hacia el proteccionismo, nosotros abrimos nuestros mercados. Un dato: el volumen de exportaciones por persona está casi un 20% por debajo del de 2007. Para reducir el gasto, especialmente el social, es necesario aumentar el volumen de nuestras exportaciones con valor agregado, para generar trabajo y contrarrestar la especulación financiera.

Estamos transitando la Semana de Mayo sin que aquellos ideales hoy nos conmuevan. Como sí parecen al menos interesar los 23 convocados por Jorge Sampaoli que finalmente van al Mundial.