¿Hay un nuevo Macri después de la crisis cambiaria?

Hay dos datos nuevos en el medio de la corrida cambiaria.

Uno es que, al final, después de mucha prueba y demasiado error, el Banco Central parece haber elegido la estrategia correcta para empezar a contenerla: fijar un precio de referencia del dólar alrededor de 25 pesos y comunicarle al mercado que gastará todo lo que sea necesario para que no se dispare.

El otro dato es que el presidente Mauricio Macri, después de innumerables idas y vueltas, decidió volver a integrar a la mesa de decisiones políticas a Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, incorporar a Alfredo Cornejo y Gerardo Morales, e invitar cada vez que se la convoque a Elisa Carrió o uno de sus representantes, como Fernando Sánchez.

En ningún caso se trata de una revolución. Solo de la evidencia de que el jefe de Estado está comprendiendo la gravedad del momento que se vive.

Tampoco hay que interpretar esto como una derrota prematura del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, o del jefe de Gabinete, Marcos Peña.

Macri es Macri. Y no le gusta cambiar un ministro todos los días. Ni consultar a medio mundo, antes de tomar decisiones. Menos le gusta que sus iniciativas deban pasar por el filtro de los dirigentes de la Unión Cívica Radical, porque considera que la mayoría de ellos forma parte de la "vieja política", la que habla mucho y hace poco.

Sin embargo, uno de los dirigentes que se habían ido y ahora vuelven, me dijo ayer que el verdadero cambio se dará si, antes de tomar una decisión, en vez de solo comunicarla, la consultan en la mesa, para enriquecer el debate o disentir, si es necesario.

Sobre qué pasará con el equipo económico después de la tormenta hay dos hipótesis contradictorias.

Una es que Macri sostendrá a todos los ministros. Otra es que reemplazará a uno o dos, para oxigenar la gestión y relanzar el Gobierno de cara a las elecciones de 2019.

Ahora mismo el Presidente no habla de su reelección pero dentro del Gobierno se consuelan con el hecho de que ningún dirigente de la oposición está capitalizando la caída de imagen de la mayoría de las figuras de Cambiemos.

Para las elecciones de octubre falta un mundo, y todavía nadie hizo el cálculo de cuánto afectará a la economía real semejante devaluación.

El peronismo denominado "racional" se frota las manos. Pero Cristina Kirchner también, escondida detrás de su silencio, que le aporta más votos que su habitual verborragia.

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